Capítulo 71

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—¿Por qué diablos hiciste eso? —le reclamé a mi hermano mayor, realmente furioso.

—¿Qué más podía hacer, Thomas? Mira todo lo que ese infeliz ha ocasionado.

—¡Él no tiene la culpa de nada! Ya te lo había dicho antes.

—¡Ah! —gesticuló sacudiendo su mano, no queriendo escuchar más— Al parecer aun no te ha golpeado con suficiente fuerza la situación en la que estas o por lo que acabas de pasar.

Abrí mucho mis ojos y le miré indignado por lo que escuchaba. ¿Él realmente me sigue viendo como un niño que no es capaz de entender situaciones complicadas? Y sin poder evitarlo de mi boca comenzaron a salir ironías y palabras en tono poco contenido.

—Oh por supuesto Felix, muchas gracias —sonreí incrédulo— Realmente no he entendido del todo que fui putamente secuestrado. Gracias por tú iluminación ¿Me estas jodiendo?

—Esto no es una broma, Thomas.

Nadie parecía querer escucharme y estaba cansado de ello.

—¿Quién dice que estoy bromeando? ¡No te voy a permitir que culpes a Nathaniel por lo sucedido! —grité al fin. Jamás le había gritado de esta manera a nadie en mi vida, y en la cara de todos estaba la sorpresa de mi reacción— Si le vuelves a poner un dedo encima ¡Nunca te lo perdonaré!

—T-Thomas —susurró dubitativamente Hanna, acercándose lentamente y tomándome del brazo para calmarme y guiarme al sofá— Estas demasiado alterado por todo lo que ha pasado. Por favor cálmate.

—Thom...

—Felix, por ahora solo cállate —cortó inmediatamente Hanna.

Miré con recelo hacia Felix antes de que la presencia de las otras dos personas en la habitación volviera a llamar mi atención. Alessia y Alessandro estaban estáticos en la sala y con expresiones complicadas. Recordé nuevamente que ellos ya sabían la naturaleza de mi relación con su hermano, la que había intentado esconder tan tercamente, y no pude evitar que mis ojos se volvieran a llenar de lágrimas, rompiendo a llorar inmediatamente después.

Nunca hubiera podido adivinar si sus reacciones hubiesen digo buenas o de rechazo, algo que verdaderamente siempre me aterró, pero debía haber sido junto a mi amor, tomados de la mano y por nuestro propio pie.

—Esto no debió ser así —lloré— No tenía que ser de esta manera.

Y mi resentimiento hacia Simon volvió a tomar fuerzas.

***

—¿Ya estas mejor?

Mi cabeza se inclinó hacia la voz masculina que me hablaba. Aless estaba en el sillón individual a mi lado y tenía en su cara una expresión apacible.

—Ya puedo hablar sin ahogarme con el llanto. Si, podría decirse que sí estoy más calmado.

Después de más o menos una hora en la que Hanna me había obligado a sentarme y tomar de a sorbos un vaso de agua, el llanto había cesado y ahora me sentía algo tonto por llorar tan fuerte frente a otras personas. ¿Orgullo masculino? Supongo que tendría que curarme de ello.

—Eso es un paso —aseguró, golpeando amigablemente mi rodilla— Oye, realmente lamento todo lo que están pasando tú y Nathaniel. El problema es de ese desquiciado, no de ustedes.

—Si...

Miré fugazmente por la sala y estábamos solos, bueno, Hanna, Alessia y Felix estaban en la cocina llamando a nuestros padres para contarles lo sucedido y que vinieran hacia aquí. Por supuesto que todo lo que había pasado seria contado a mis padres, no era algo que Felix dejaría pasar como un secreto. Incluso había asegurado que pondríamos una denuncia.

La Sorpresa Dell'amoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora