Capítulo 41

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–Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a ti. Feliz cumpleaños queridos Thomas y Hanna, feliz cumpleaños a ti.

Aplausos y voces felices nos aclamaron mientras Hanna y yo soplábamos las velas de los pasteles en forma de numero. Primero abrace a mis padres y luego a los señores D'angelo, los cuales nos trataban como si fuéramos sus hijos. Otro abrazo de Sia, Felix y Alessandro. Por ultimo me abrazo Nathaniel, el cual me miro con complicidad y me sonrió con cariño antes de envolverme en un apretado abrazo, susurrándome que me amaba y apretando levemente mi cadera antes de alejarse y abrazar a mi gemela.

Estábamos en un restaurant donde habíamos ido a cenar para celebrar nuestro cumpleaños. Ya habíamos cenado y partimos el pastel, el plan era ir luego a casa de los D'angelo para la fiesta en la que ningún adulto iba a estar. Eran las seis y media y la fiesta comenzaba a las nueve, nos iríamos pronto para terminar los detalles.

–Feliz Cumpleaños, Tommy –me dijo Dante abrazándose a nivel de mi cadera y recostando su cabecita en mí estómago. Había pegado otro estirón, los dientes faltantes le estaban comenzando a salir y otro se le había caído– Te quiero mucho.

–Gracias Dan –le dije tiernamente devolviéndole el abrazo– Yo también.

–¿Puedo ir a tú fiesta de cumpleaños?

La estrategia.

–Lo siento enano, pero no será un lugar para ti –dijo Aless, levantando a su hermanito menor del suelo y plantándole un sonoro beso en la mejilla– Solo iremos a los grandes.

–Si mamá y papá van yo también debo ir –refunfuño con un tierno puchero– Yo quiero jugar en la fiesta y comer dulces.

–En esta fiesta no habrá dulces ni juegos que tú puedas jugar –y luego sonrió maquiavélicamente– No son aptos para niños. Ni siquiera papá y mamá ni Nate irán.

–Wow, wow. Tranquilo hijo –dijo el señor Raffaello sonriendo con diversión– Te dejamos hacer la fiesta en la casa sin nosotros solo por una condición.

–¿Qué? –Aless se veía descolocado.

–Nathaniel va a ser el supervisor de esa fiesta –dijo con dulce firmeza tía Andrea, acariciando con cariño el brazo de su esposo.

–Deben estar bromeando ¡Pensé que nos habían dado el permiso de hacer esta fiesta sin tener una niñera!

–Oh hijo –chasqueo la lengua su madre– Te conozco demasiado bien. Ni loca les hubiera dejado sola la casa para una fiesta sin supervisión. Pero no seremos nosotros, será Nathaniel. Carina estará también ahí.

Voltee a ver rápidamente a su dirección. El rubio estaba cortando el pastel de manera distraída como si no estuviera al pendiente de la conversación, pero su sonrisa me decía que si estaba escuchando. Eso me ponía contento, claro que yo lo quería ahí conmigo. Carina estaba ahí también por supuesto, hablaba animadamente con mi madre mientras hacia el lucir perfecta todo el tiempo un estilo de vida. Ella había sido invitada por cortesía a la cena.

–Pero mamááá... –gimoteo Aless haciendo el mismo puchero que había hecho Dante.

–¿No quieres que vaya a la fiesta? Me siento dolido –dijo Nathaniel repartiendo los trozos de pastes, recibí mi generosa porción y comencé a comer contento– Solo estaré por ahí cuidando que las cosas estén bajo control, ni siquiera me notaran.

–¡Hermano mayor! –Salto Dante en vista de una apertura– ¡Yo te ayudare a vigilarlos! ¡Seré como un policía/ninja silencioso! Per favore.

Starai con noi, bambino –dijo el señor Raffaello, tomando a su hijo menor en brazos– Tu, mamma e io ci divertiremo alla nostra festa ¿Ok?:

La Sorpresa Dell'amoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora