Capítulo 34

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No sé cuánto tiempo duramos en esa posición. Ahí, de pie abrazados y susurrándonos cosas. "¿Estas bien, amore mio?" "Te extrañe" "Yo más" "Lo siento" "No debes disculparte" "Te quiero" "¿Me quieres?" "Como no tienes una idea".

Un sutil carraspeo llamo nuestra atención, pero yo tercamente no me quise separar del abrazo. Restregué mi rostro contra el pecho de Nathaniel, levantando mis lentes y secando unas furtivas lagrimas que se habían escapado. Nathaniel tampoco intento separarse, asique solo levanto su cabeza de mi oído y le hablo con tranquilidad a chica.

–Gracias por hoy, Beky. Nos vemos mañana. Dile a la señora Roberts que también vaya a casa

–Está bien. Hasta mañana Doctor. Señor Collins.

No la vi, pero la imagine como si hubiese hecho una pequeña inclinación antes de irse. Una puerta abierta y luego cerrada después, y ya estábamos solos.

Una mano de Nathaniel me acariciaba circularmente la espalda y dejo suaves y constantes besos en mi frente.

–¿Amore?

Levante mi cabeza a su llamado, lo primero que vi fue su corta barba alrededor de sus hermosamente formados labios. No me resistí más. Tomando su rostro entre mis manos lo incline hacia mí y yo me eleve en la puntas de mis pies, alcanzando su boca y haciendo lo que hace días me moría por hace.

El me recibió el beso con delicadeza, besándome con tranquilidad mientras tomaba mi cinturas con sus manos. Pero no era suficiente, yo quería más.

Deje caer la mochila desde mis hombros al piso y deslice mis manos por dentro de la camisa de su uniforme. La piel de su estómago estaba caliente y dura, pero seguía siendo suave. Él me seguía besando, dejándose tocar pero sin hacer otro movimiento.

Quería que el notara lo que quería. Deslice una de mis manos ahora hacia abajo, metiéndola fácilmente por la pretina elástica de sus pantalones y pasándola en su miembro sobre la ropa interior. Él mayor gruño levemente sobre mi boca y se alejó.

Mi corazón cayó al piso cuando se dirigió hacia la puerta. Todo tipo de cosas me pasaron por la cabeza en esos pocos segundos de angustia. "No me quiere" "Se va a ir" "Me está dejando". Pero en lugar de salir, le puso seguro a la puerta y se volvió hacia mí con paso seguro. Reclamo mis labios nuevamente y me tomo por mis caderas y me levanto. Enrollé mis piernas en sus caderas y lo sentí caminar hacia un sitio desconocido, hasta que sentí que mi trasero se sentaba sobre una superficie dura y un poco fría. Me aleje del beso y mire rápidamente a mí alrededor. El escritorio.

Sonreí un momento antes de enfocarme nuevamente en el hombre frente de mí. De un tirón le baje el pantalón quirúrgico y él, sonriéndome en complicidad, me saco mi suéter y la camisa. Me estremecí levemente cuando el frio de la habitación me golpeo la piel y mis pezones endurecieron. Él lo noto claramente y llevo sus labios hacia ellos. Lleve mi cabeza hacia atrás, enrede mis dedos en su cabello y me gemí suavemente al sentir su lengua revolotear circularmente por ese punto. Nathaniel era siempre tan insistente con ese lugar, que ahora se había vuelto un lugar muy sensible para mí y que me proporcionaba placer con tan solo unos toques.

Con una de sus manos abrió el botón de mi pantalón y me abrazo, besando mi cuello y levantándome un poco del escritorio para sacarme los pantalones. Su mano tomo mi trasero y apretó y luego acaricio con interés.

–¿Qué tienes aquí?

–¿Mm? –yo estaba demasiado pendiente en el hecho de querer sacarle la camisa que en otra cosa.

–Aquí –metió su mano dentro del bolsillo de mis pantalones y saco el paquetito rojo– Vaya, venias con claras intenciones de ganar.

Mire su mano para ver a lo que se refería cuando vi el condón en su mano. Olas de calor se acumularon en mi rostro y comencé a tartamudear.

La Sorpresa Dell'amoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora