Capítulo 25

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Nathaniel debía de llegar dentro de nada. Listo y arreglado, baje las escaleras hasta la sala para poder salir de la casa y encaminarme hacia dos casas más abajo, en donde siempre me recogía el mayor. Al llegar al último escalón me encontré a mi madre en el sillón; leyendo un libro y con una taza de té en la mesita del centro; llevaba un vestido azul suelto y sus gafas de lectura, y pasaba suavemente de página. Al escucharme subió la cabeza y me lanzo una mirada interrogante.

–¿Te vuelves a ir? –pregunto con curiosidad.

–Eh... ¿Si? –respondí más como una pregunta que como una afirmación– Ya llame a un taxi.

Me miro pensativa un rato, y el nerviosismo comenzó a subir por mi cuerpo, ¿No me dejaría ir? ¿Se habría enfadado porque no llegue ayer a casa?

Pero todos estos miedos se dispersaron cuando una sonrisa maternal y tierna apareció en su rostro.

–Me agrada, aun no la conozco, pero me agrada –dijo al fin mi madre– Veo que realmente te gusta y te hace feliz. No podría querer otra cosa para ti.

–Mamá –dije sorprendido.

–No tardes demasiado en presentárnosla, Thomas. Estoy ansiosa de conocer a la persona que te tiene volando como en una nube en su cielo.

Mi garganta cosquilleo y la mire aún más sorprendido. Un poco de culpa llego a mi pecho cuando escuchaba el tono de llamada de mi celular y vi que era Nathaniel. Tomando compostura, me acerque a mi madre y le deposite un beso en la mejilla antes de irme.

–Lo hare.

***

Apenas entre en el jeep fui recibido por un corto beso en los labios.

–Hola, piccolo –me susurro Nathaniel dejando otro beso.

–Hola –le respondí, sonriendo automáticamente y lanzando mis brazos por su cuello para atraerlo más a mí– Te extrañe.

Tomando mi rostro con ambas manos me acerco aún más para besarnos, ya comenzaba a sentirme mareado al momento de separarnos. Acaricio mis mejillas con sus pulgares y fijo su mirada en mis ojos.

–Me cuesta tanto separarme de ti en este momento, mio piccolo –suspiro Nathaniel frotando su nariz contra la mía.

–Creí que querías ser un adulto responsable –burle, aunque yo era él primero que no me quería separar de él.

–Mmh, debería serlo –una de sus manos descendió y se posó sobre mi muslo, acariciando tentativamente– ¿Cómo se encuentra tu cuerpo?

–Y-Yo ya me encuentro mejor –susurre torpemente.

–¿En serio?

–Sí –asentí varias veces para corroborarlo.

–Que bueno, amore mio –dejo un último beso sellando mis labios y se alejó, poniendo en marcha el jeep– Cinturón.

Obedecí diligentemente y mire su perfil; llevaba una camisa negra ceñida con unos jeans también negro, su cabello mejor arreglado de lo que lo tenía esta mañana. Su rostro estaba tranquilo, pero tenía su labio inferior atrapado entre sus dientes, dándole un aire mucho más sensual del que ya tenía. No entendía como podía ser tan hermoso.

Recordé la noche anterior y mi miembro se removió. Diablos, quería tocarlo y quería que él me tocara pero moriría de vergüenza antes de admitirlo ¿Debía ser así siempre?, que su cercanía me recordara lo íntimo que hemos estado e inevitablemente emocionarme por ello.

Me intente concentrar en otra cosa y recordé: Debía contarle lo sucedido con Hanna. No sabía cómo se lo tomaría pero era necesario hacérselo saber.

La Sorpresa Dell'amoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora