Capítulo 51

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Abrí mis ojos pesadamente. Aun tenia sueño pero sentía que había dormido demasiado y que era el momento de despertar. Gire sobre la cama y después de desperezarme un poco recordé que no estaba en mi habitación, lo que me hizo pensar ¿Dónde está mi novio y por qué no está conmigo en la cama?

Recordaba que después del baño y comer algo de comida deliciosa que él preparo nos habíamos recortado en su sofá a ver una película, seguro yo me había quedado dormido de nuevo. No tenía idea de que hora podrían ser ya que las cortinas estaban corridas, pero estoy seguro de que debería haberme ido a mi casa desde hace bastante.

¿Dónde estaría mi teléfono?

Me deslice fuera de la enorme cama y sentí como mis músculos dolían un poco, pero de alguna manera eso se sentía agradable traía de pijama solo una camisa de Nathaniel que me quedaba por debajo de los muslos y uno de sus boxes. Fui al baño, me levante la camisa para bajar el bóxer y pude ver las numerosas marcas de besos y mordidas por mi vientre y muslos.

—¿Eres alguna clase de perro?

Cuando me termine y me lave fui hacia el espejo y me saque el bóxer, dándome la vuelta e inspeccionando los daños. Suspire en derrota. Me había visto las marcas cuando nos bañamos, las del vientre, cuello y muslos, pero no sabía que mi parte trasera se encontrara tan mal también. Debo ponerle algunos límites, en serio.

"Pero bien que no me queje en ese momento" me sonroje levemente y sonreí.

Salí del baño y de la habitación y un delicioso aroma llego a mis fosas nasales. La sala y cocina estaban iluminadas por las luces de los focos y por la ventana se veía el cielo de un negro azulado. Seguramente era bien entrada la madrugada, pero yo había dormido casi todo el día ayer, así que no me sorprendía.

Me gire y ahí lo vi. Estaba de espaldas, su espalda amplia ligeramente dorada y bien formada donde un par de alas negras brotaban, sus caderas estrechas, su trasero trabajado por las numerosas horas de ejercicio guardado en un bóxer que le quedaba de muerte, sobretodo porque era la única prenda que tenía, sus piernas grandes, ligeramente velludas y tan bien formadas como el resto.

Me sentí excitado simplemente al verlo, y me sentí satisfecho por mi decisión de dejar mi ropa interior en el baño.

Camine lentamente, deslizando mis pies descalzos por el suelo pulido de madera hacia él. Se encontraba concentrado cocinando. Al estar más cerca pude ver que en sus alas había arañasos ligeramente rojizos, y por alguna razón esto hizo que mi libido subiera aún más.

"Yo también se reclamar tu cuerpo"

Me acerque más, y más y...

—Buenos días, mio piccolo. Me preguntaba cuando volverías de la hibernación.

—Umm —refunfuñe con las mejillas rojas, después de pegar un pequeño salto por la sorpresa— Te quería sorprender.

—La próxima vez intenta no suspirar tan sonoramente cuando me andas mirando —el mayor giro su cabeza y me miro por encima de su hombro, regalándome una de sus hermosas sonrisas acompañada de sus ojos miel.

Me abrace a su espalda finalmente y deje un pequeño beso en cada base de sus alas.

—¿No tengo derecho de mirar todo lo que es mío? —dije juguetón, deslizando mis manos por sus pectorales hasta su cadera, para luego deslizarlas dentro de su ajustado bóxer y apretar su trasero entre mis manos.

Era durito.

—Y de tocar por supuesto —me dio la razón divertido.

—¡Yay! —dije infantilmente mientras toqueteaba más.

La Sorpresa Dell'amoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora