Capítulo 14

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-¡Hanna ya estás lista? -Llame mi gemela, tocando la puerta de su cuarto- Los chicos ya no tardan en llegar.

-¡Sí! -respondió desde el otro lado de la puerta, se escucharon unos rápidos pasos y luego se abrió- Lista.

La pelinegra llevaba unos blue jeans rotos y una blusa ancha color azul algo vieja y manchada, que dejaba ver su top deportivo negro, y su cabello lo traía recogido en una alta cola de caballo. Yo también iba vestido de una manera parecida.

Era sábado y hoy iríamos a ayudar a Nathaniel a pintar su consultorio, ya eran pasadas las ocho de la mañana y ellos nos pasarían a buscar a las ocho y quince, y sabiendo lo puntual que es Nathaniel no lo quería hacer esperar.

-Dejaras loco a Aless con esa ropa, uuff -me burle mientras bajábamos las escaleras- Seguro tardaste escogiendo que ropa desaliñada se veía mejor.

Ya estábamos en la sala y nos dirigimos a la puerta principal. La pelinegra solo me dirigió una mirada acida, pero luego sonrió malévolamente.

-Oh Tommy, creo que te debería poner algo de maquillaje aquí -señalo su propio cuello- Aun esta rojo.

Me sonroje ligeramente y la mire mal. Ya habían pasado dos semanas desde esa primera cita, y para poder ocultar el chupetón que me dejo Nathaniel en el cuello, le pedí el favor a mi hermana que lo cubriera con su maquillaje. Buena y mala idea. Se había burlado de mi larga y jocosamente junto a Alessia y Alessandro, a los que obviamente les conto.

Claro sabía que mi cuello ya no estaba rojo (la marca me había durado una semana) Así que le saque la lengua y le empecé hacer mofas, las cuales me devolvió. Seguimos así durante un rato hasta que se escuchó la conocida bocina del jeep. Salimos y nos encaminamos hacia el jeep aun mofándonos entre nosotros.

-¿Buenos días? -saludo divertida Alessia, cuando entramos al jeep.

-Buenos días -respondimos al unísono, saludándolos a todos y dejando nuestra infantil pelea.

Mi mirada se dirigió instantáneamente hacia el puesto del piloto y ahí estaba Nathaniel, sonriendo tan atractivamente como solo él podía. Mi cuerpo quería acercarse y saludarlo con un beso, pero me contuve, solo asentí con la cabeza a su dirección y choque puños con Alessandro. Poco después de los saludos el mayor se puso en marcha.

-¿Desayunaron? -pregunto Nate, mirándonos alternativamente por el espejo retrovisor.

-No. Mi madre duerme hasta tarde los fines de semana y yo me levante algo tarde -explico mi gemela- Y a Thomas se le quema hasta el hielo.

-Hey -me queje- Yo preparo un cereal con leche para chuparse los dedos- presumí lanzando un beso con la punta de mis dedos, imitando a lo que sería un estereotipado chef francés.

-Bueno -dijo Nathaniel divertido mientras sus hermanos menores reían- No es cereal, pero prepare unos sándwiches para todos. Hoy nos espera un gran día de trabajo asique deben comer bien.

***


Llegamos a un pequeño centro comercial de carácter muy lujoso en Los Feliz & Silver Lake*. Había un par de tiendas de aspecto caro y un consultorio pediátrico privado. En el piso de abajo y en el centro estaba el que suponía debería ser el consultorio de Nathaniel, la fachada estaba totalmente blanca y las puertas dobles de vidrio estaban cubiertas con papel y plástico. Bajamos todos del jeep y nos encaminamos al edificio.

Nathaniel saco unas llaves y abrió las puertas del lugar. Era algo más pequeño de lo que en mi cabeza esperaba, pero supongo que era lo esperado de un consultorio privado, y tenía forma de "L", este debería ser el recibidor. El suelo tenía una cerámica blanca muy linda, obviamente nueva. Podía ver dos puertas algo más anchas de lo usual, simples pero elegantes y otras dos de tamaño estándar.

La Sorpresa Dell'amoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora