Capítulo 67

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El auto se movía de una manera suave y rápida mientras una canción pop cantada en italiano sonaba en la cabina. Intente ver fuera del auto por los vidrios pero estos eran totalmente negros. Por supuesto.

Los hombres en el auto intercambiaban cortas palabras con Simon que no pude entender, aunque intente prestarles atención. Les tire maldiciones a diestras y siniestras, exigiéndole que me liberara o que me dijera a dónde me llevaba, pero era totalmente ignorado. Todo era inútil.

La cabeza me palpitaba y el mareó se iba disipando muy lentamente, por lo que no pude determinar con precisión cuanto tiempo llevábamos andando hasta que se detuvo. Simon se giró entonces y sonrió, lanzando una orden hacia sus hombres y seguidamente bajando del auto.

El hombre sentado a mi derecha abrió la puerta y me sacó del auto. Estábamos en una calle poco iluminada frente a una casa pequeña que no pude identificar de ninguna manera. Intente resistirme a dar pasos pero fue inútil, y simplemente fui arrastrado hacia el interior de la casa.

Mi corazón palpitó en mi garganta cuando la puerta de la casa fue cerrada a mis espaldas. Todo aquí tenía mejor luz y estaba muy limpio pero había tan pocos muebles que parecía una casa de muestra para alquilar. Simon se quitó su chaqueta y la dejo en el suelo, extendió sus extremidades y luego de soltar un largo suspiro me enfrentó.

—Bienvenido, piccolo Thomas. Lamento la desafortunada situación de nuestro encuentro. Veras, mi intención siempre fue esperar tú llamada e invitarte a una amistosa cena —frunció su ceño de manera infantil, como si yo tuviera la culpa de todo esto— Pero mi paciencia se agotó.

—Estás loco —murmuré.

Estaba asustado y adolorido, pero intente por todos los medios que esto no fuera evidente.

—Seguro te sentirás un poco mareado pero ya se te pasará. He pedido la cena. Tomé la libertad de pedir a mi gusto, lo siento. Pero mi gusto es excelente así que estoy seguro de que te encantará ¡Vamos!

Sus pasos elegantes se dirigieron a una sala contigua mientras yo lo seguía empujado por uno de sus hombres. Era un pequeño comedor en donde solo había una mesa cuadrada y dos sillas, sobre la mesa había un par de platos puestos con una comida de restaurante gourmet. Simon se sentó en una de las sillas y yo fui sentado en la otra y mis manos fueron liberadas.

—Tachan —canturreó señalando los platillos— Es Manzo a la Rossini, espero te guste. La pedí del mejor restaurante italiano de la ciudad, es bastante famoso.

—¿Qué diablos quieres? —solté mordaz.

—Una cena —dijo como si nada—Y una agradable charla.

—No hay nada que desee hablar contigo.

—Yo no estoy tan seguro. Tengo mucho que contarte sobre Nathaniel. Estoy seguro de que te interesa. Hablaré con total honestidad, te lo prometo, cada una de mis palabras serán ciertas.

Fruncí mi ceño y apreté mis manos, totalmente impotente. Simon en su lugar tomó los cubiertos y comenzó a cortar una pequeña porción de comida que se llevó delicadamente a la boca.

—No me interesa —susurré.

—¿Qué? —el pelinegro levantó una perfecta ceja.

—No me interesa lo que tienes que decir. Confió en Nathaniel y en sus palabras. De ti no me interesa nada.

Simon soltó una pequeña carcajada que seguramente otros encontrarían encantadora, pero en mis oídos solo se escuchaba irritante.

—Oh. Estas realmente enamorado, quanto sei carino. Pero te estas mintiendo a ti mismo, Thomas. Tú quieres saber, solamente te da miedo la verdad. ¿Temes saber sobre el verdadero Nathaniel? ¿Temes que tú amor no sea suficiente, caro?

La Sorpresa Dell'amoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora