Capítulo 33

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Estaba deprimido. Inmensamente deprimido.

Solo quería mimetizarme con el asiento y la mesa y no levantarme nunca más.

–Amigo, ya me estas asustando.

–¿Qué es lo que tiene? –cuchichió Alessia.

–¿Tú no deberías saberlo? –pregunto devuelta Alessandro.

–¿Por qué rayos yo debería saberlo?

–No lo sé, tú dime.

–¿Qué demonios?

–Chicos, basta –callo Hanna.

–Bueno –dijo Alessandro– Nate ya debe estar fuera esperando para llevarlos, yo tengo entrenamiento. Thomas, mueve tu culo depresivo.

Mi corazón dio un doloroso latido y gire mi cabeza para mirar a mis amigos. Estaban frente a mi asiento, los tres con los brazos cruzados lo cual me pareció ligeramente divertido aunque no sonreí.

–Te esperare. Me voy contigo después de tu entrenamiento.

Vi en el rostro de Hanna cierto atisbo de conocimiento al suponer por qué yo no quisiera irme con Nathaniel y mi mal humor. Ella había preguntado pero yo no había tenido ganas de contestarle. No dijeron nada y solo se despidieron, Hanna apenas y viendo a Alessandro, y salieron por la puerta del salón, que estaba vacío a excepción de nosotros hace bastante. Aless espero a que se fueran antes de volver a hablar.

–¿Qué te sucede?

–No sé de qué estás hablando.

El rubio chasqueo la lengua impaciente.

–No necesito ser tu mejor amigo para ver que estas de un humor de perros, hace ya como una semana, pero el serlo me da el derecho a preguntar. O te lo puedo sacar a patadas hasta averiguar la respuesta.

Levante mi torso de la mesa y me senté erguido, mirándolo a la cara.

¿Qué pasaría, mejor amigo, si supieras que me he vuelto gay, bisexual o lo que sea, y ahora soy novio de tu hermano mayor?

Seguramente estaría muy choqueado, sobre todo porque él piensa que estoy saliendo con su hermana.

–No estoy saliendo con Alessia.

–¿Qué? –se veía sinceramente sorprendido.

–Sé qué piensas que estoy saliendo con Sia, pero no es así.

Se quedó en blanco durante un momento antes de volver a hablar.

–Okay... no era el rumbo de conversación que me esperaba –dijo con lentitud. Me encogí de hombros– ¿Eso tiene que ver con tu depresión?

Me volví a encoger de hombros sin responder. Se pasó una mano por la cara con frustración y bufo.

–Siempre te comportas así cuando sientes mierda en tu interior. No sé por qué no simplemente lo dejas salir.

Considere no responder pero al final dije:

–No es tan fácil.

–Y la mierda que lo es –se sentó en la silla delante de mí– ¿Mi hermana te dejo?

Negué con mi cabeza.

–Nunca tuvimos ese tipo de relación. Es mi amiga –me dio curiosidad– Es raro que lo sospecharas y no me dijeras nada al respecto.

–Bueno... –rasco su nuca, un gesto propio de él que denotaba incomodidad– Eres Thomas, mi mejor amigo. Si tuviera que elegir a alguien para ella no habría otro hombre mejor que tú, aunque Sia me patearía los huevos si me escuchara hablando sobre elegir a alguien para ella –se estremeció ligeramente– Sé que la cuidarías y no le harías daño. Mis amenazas no funcionarían contigo de todas maneras.

La Sorpresa Dell'amoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora