En mis manos

Capítulo 7

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Un recuerdo fotográfico.
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Despierto y lo primero que mis ojos ven es un techo blanco con destellos celestes. Me incorporo lentamente y puedo apreciar la enorme habitación en la que estoy, incluso más grande que la de mi casa.

La cama está en el centro de la pared de la izquierda, al lado hay un gran escritorio, en frente hay un living de cuarto con sillones individuales celestes y en medio una mesa de cristal. Cerca hay una puerta que supongo es el baño.

La pared frente a la puerta de entrada es un ventanal de cristal que contiene dos ventanas enormes y corredizas, se puede ver un balcón con un bello paisaje de bosque. Cerca de la puerta de entrada de la habitación, hay unas grandes puertas color crema que parecen las de un armario. 

No conozco este lugar.

Hago las sábanas a un lado y me sorprendo al ver que mi ropa fue sustituida por un pijama blanco y que mi piel está limpia, todo lo contrario a la noche anterior.

¿Qué pasó? ¿Quién me cambió?

Me levanto de la cama y me dispongo a investigar la habitación. Quién sabe si no encuentro algo para defenderme por si alguien me hace algo en este desconocido lugar, a partir de los días que estuve en el sótano sé que siempre debo andar atenta.

No quiero volver a ser débil nunca más. Incluso ayer hubiera muerto si no aparecía ese chico y golpeaba al hombre de ojos bicolores.

Estoy segura que ese chico me trajo aquí.

Lo primero que hago es ver el escritorio que está cerca de la cama. No hay más que una computadora rota, unos libros de niños y cajones vacíos.

Entro al armario y puedo ver que es como una mini habitación blanca. En frente a la puerta en la que estoy parada hay un espejo que ocupa toda la pared, a la izquierda hay una pared llena de lugares para poner zapatos, pero no hay ninguno. A la derecha se encuentra un lugar vacío también pero en vez de zapatos, acá se podría colgar ropa. Vestidos, para ser exactos.

Unas dos fotos se encuentran pegadas en una parte del espejo. Me acerco y veo que en la primera hay una niña de espaldas.

Tiene el cabello oscuro y muy largo, lleva puesto un vestido color lila y está corriendo por un enorme y lindo jardín. Es una foto muy linda.

Pero la segunda foto me quita totalmente la respiración.

Mi corazón empieza a latir demasiado rápido y no puedo creer lo que estoy viendo. Una sensación de miedo y de confusión se apodera de mí al ver quien está en la foto.

Yo. Estoy yo.

Pareciera que tuviera unos aproximadamente cinco o cuatro años. Al lado mío hay una mujer grande con el cabello negro azabache y ojos grises, del otro lado un hombre de pelo castaño y ojos verdes la abraza por atrás.

¿Quiénes son? ¿Quiénes demonios son?

Es imposible, yo no conozco a nadie así. ¿Yo los conozco? ¿Ellos me conocen? No, es imposible. Lo hubiera recordado. Cuatro o cinco años es la edad suficiente como para recordar personas. Además en la foto parecen muy unidos a mí.