En mis manos

Capítulo 28

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Encuentros sospechosos.
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Es increíble lo mucho que pueden cambiar las cosas en una simple semana.

Las clases con Halsey han finalizado temporalmente. He ido de Lunes a Viernes a la mansión Rosenzweig y cada uno de los días me dijeron lo mismo: Halsey no se encuentra para tomar clases de francés. Pregunto por la razón y me echan, no me quieren decir nada y aunque conozco desde hace muy poco a la niña, me preocupa que le haya pasado algo.

Y si tengo que ir otra y otra semana más preguntando por la chica, lo haré. Me da igual si parezco una acosadora loca, al menos me deben una explicación. Ya estoy comenzando a extrañar la mala pronunciación de Hal. Además, no hago nada más que ir al instituto para distraerme y ya no estaría funcionando.

Las cosas con Ethan también cambiaron, y me están afectando más de lo que creía que podrían afectarme.

Pensé que al alejarlo de mí todo mejoraría pero lo cierto es que las cosas solo empeoraron. Desde la última vez que hablamos hace siete días me siento realmente mal, algo que es extraño en mí y definitivamente no me gusta. Ethan ha dejado de ser el mismo conmigo. Ya no es ese rubio atrevido e inesperado que lucía como un completo idiota pero lograba sorprenderme cada que compartía palabras con él, ya no es el mismo joven directo que besé en dos ocasiones y me imaginé haciéndolo en más.

Ahora es la antigua versión. La primera versión. El Ethan grosero que conocí aquel día en el desayuno, ese que no se tomó la molestia en saludarle correctamente ni aunque sea por respeto hacia sus reyes. El chico rubio, callado e introvertido.

Y me molesta eso. Porque lo he visto ser ese chico divertido que me gusta con otras personas pero en el momento que yo llego todo se arruina. El ambiente se vuelve tenso e incómodo. Al percatar mi presencia solo se dedica a echarme una mirada gélida y excusarse para salirse del lugar y alejarse lo más que pueda de mí.

Es cansador. Me hace sentir mala e insensible. Y mis pensamientos no ayudan para nada. Lo único que he podido pensar es en lo mal que me porté con él al besarlo en más de una ocasión, al aceptar su cita como si nada pasara y luego decirle que no siento absolutamente nada por él. Realmente fui mala e insensible. Y sé que no debo echarme todo lo malo encima porque no lo hice a propósito ni con feas intenciones.

Pero igualmente lo hice. Por culpa de mis inseguridades y miedos ilusioné a un chico inocente para luego alejarlo, otra vez. Porque eso es lo que hago. Lo disfruto al principio y luego mi mente lo arruina.

Lo peor de todo es que no me ha dejado de gustar. Y siento que cada día lo hace menos. Dios Santo, estoy perdida.

-Ya deja de pensar en él, Emmy. -Aiden me saca de mi propia tortura.

Por supuesto, se lo conté todo. Giro mi rostro para observarlo mejor y hago un puchero con mis labios.

-Lo arruiné. ¿Cierto?

-Un poco. -murmura junto a una mueca. Gruño frustrada. -No es por criticarte pero todavía no entiendo porqué lo alejaste cuando estaban en el mejor momento. Habían salido anteriormente, ¿No?

-Sí, fuimos al cine a ver una patética película de licántropos. -inquiero recordando lo mucho que nos reímos allí. -Inseguridades.

Aiden gira su rostro para observarme también, con una ceja alzada.

-¿Inseguridades? ¿Qué inseguridades podrías tener tú?

Muchas, hermanito.

-No soy buena en una relación. -dejo de ver a mi hermano para posar mi vista en el cielo de múltiples colores debido al atardecer. -Tenía miedo de lastimarlo si llegábamos a algo más serio.