En mis manos

Capítulo 24

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Emma... ¿line?
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Entramos a la mansión, es bastante ordenada y moderna. El lobby es enorme y en una pared hay un gran sillón que la ocupa toda. Frente a este hay una gran biblioteca llena de libros de todo tipo que seguramente a mi mejor amiga se le caería la baba al verla. Estamos sobre una alfombra verde y en las paredes hay grandes cuadros con los marcos del mismo color, todo combina. En la pared de enfrente hay dos elevadores, me gustaría tener uno de esos en el castillo, es un infierno subir las escaleras.

-¿Nunca habías venido? -pregunta extrañado Hans, haciéndome acordar que estaba a mi lado.

-No. Yo creo que me tengo que ir. -digo retrocediendo. Por más linda que sea la mansión, es un peligro que esté acá. Mi aura es muy poderosa y aún no sé como ocultarla completamente. El chico me mira sin ninguna expresión en el rostro y cuando estoy por irme una dulce voz me detiene.

-Hey, ¿Quién eres? -me doy vuelta y veo a una tierna niña de unos seis años, tal vez. Es como una versión mini y femenina del chico que tengo al lado. Y su aura es bastante intensa, debe ser su hermana, hija del alfa Rosenzweig. Me sonríe y me es inevitable no imitarle.

-Me llamo Emma, ¿Y tú? -odio mentirle a los niños pero lamentablemente su grosero hermano sigue aquí.

-Halsey Rosenzweig. -se acerca a mí y me tiende la mano presentándose. Muero de ternura y le doy la mano. Alguien carraspea detrás.

-Hal, guía a nuestra invitada a los jardines y llama a un sirviente para que traiga comida. -comenta Hans desinteresado. Lo miro incrédula.

-Soy una extraña, no debería quedarme con la niña sola. Podría hacerle daño. -es una niña y yo una extraña. Ni loca dejaría a mi hermana pequeña con una completa desconocida. El chico rueda los ojos y se pierde en el elevador, idiota.

Halsey toma mi mano y me guía a los jardines perfectamente podados, tal como dijo su hermano. La niña me lleva sin dejarme lugar a quejas hasta que se detiene cuando llegamos a un hermoso, limpio y enorme lago, allí se sienta en la orilla y yo la imito.

-¿De qué manada eres, Emma? -pregunta jugando con un pasto del suelo. Suspiro, y aquí volvemos con las mentiras.

-Lombardi. -ella me mira fascinada.

-¿Sabes Italiano? Es mi idioma favorito después del Francés. Aunque no sé ninguno. -comenta algo apenada. Le sonrío.

-No sé Italiano pero sí sé Francés. -es mi lengua materna después de todo.

-¡Wow! -se levanta emocionada de un salto, con una sonrisa de oreja a oreja-¡Como los Rousseau! -me río algo tensa. Sí, literalmente como los Rousseau.

-Sí. -murmuro simplemente, sin dejar de sonreír. ¿No les pasa que se les hace inevitable sonreír cuando están frente a un niño? A mí sí.

-¿Podrías decirme algo en Francés? -pregunta sacando su labio inferior hacia afuera, haciendo un puchero tierno.

-Quoi veux-tu que je te dise? -¿Qué quieres que te diga? Halsey pega saltitos y chilla. Me río por su infantil emoción.

-¡No sé que dijiste pero me gusta! -grita chillando. Suelto una carcajada. Ahora que la veo mejor, parece tener más de seis años.

-¿Cuántos años tienes, Halsey? -le pregunto. La niña me mira e infla su pecho con orgullo, de una forma que la hace verse bastante divertida y exagerada.