Capítulo 10

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Conociéndonos.
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La cabeza me duele como la puta madre.

Hace diez minutos que desperté pero no soy capaz de pensar en otra cosa que no sean los recuerdos que volvieron a mi mente y dejar libre el nudo de mi garganta con lágrimas.

Lo recuerdo todo. Todo.

No me falta ni un segundo de mis primeros cinco años vividos en este castillo.

No puedo creer que he estado tanto tiempo sin estas personas, sin las personas que amo. Me rompe el alma pensar en cómo se sintieron mis padres la primera noche que estuve aquí, los traté como locos desconocidos.

Alexa, éramos inseparables. No me puedo imaginar como se debe de haber sentido cuando me fui. Como todos.

Aiden, mi hermano. Lo extrañé tanto y sé que él también. Cuando éramos pequeños hacíamos todo juntos, era imposible que nos separaran. El pecho me arde, le prometí que no lo dejaría nunca y terminamos criándonos por distintas personas.

También me acuerdo de lo bien que me llevaba con el pequeño pelirrojo, Zack. Que antes de desmayarme lo ví y ya no es tan pequeño. Y lo mal que me llevaba con los dos rubios, Penny y Kendall. Pero los tenía que ver igual porque eran amigos de Aiden e hijos de las dos parejas con más confianza para mis padres.

Recuerdo todo como si nunca lo hubiera olvidado y me lastima haber perdido tantos años con mi verdadera familia.

Con mi sangre, con mi especie.

Unos golpes en la puerta me hacen sacudir la cabeza y alejar todos los pensamientos y sentimientos. Me limpio las lágrimas de la cara aunque no sea tan necesario, se nota en mis ojos que estuve llorando.

—Adelante.

—Emmaline.

Blair entra y cierra la puerta detrás de ella. El pecho me arde, su voz no cambió absolutamente nada en estos doce años.

Mamá.

—¡Mamá! —No aguanto más la sensación dolorosa en mi estómago y corro a abrazarla como hace muchísimo no hacía.

Ella se queda quieta unos segundos por la sorpresa y luego me devuelve el abrazo. La escucho llorar y yo sin poder evitarlo hago lo mismo.

La envuelvo con todas mis fuerzas.

Estar en sus brazos es y siempre fue la mejor sensación que pude conocer. La seguridad y el amor que demuestra con el simple movimiento de envolverme en sus brazos. Dios, la amo demasiado.

—Oh, te extrañé tanto, hija —murmura mientras me abraza aún más fuerte. Sorba la nariz.

—Yo también, mamá.

—Me alegra mucho que recuerdes todo, Emmy. —Su voz derrocha alivio y alegría.

—¿Por qué no podía recordar nada?— le pregunto separándome.

Ella se limpia las lágrimas y se sienta en la cama, la imito. Su sonrisa no se borra en ningún momento. Parece loco pero puedo sentir la felicidad que lleva dentro, es igual de inmensa que la mía.

No puedo creer que la tengo en frente, todos los años que perdimos por culpa de los cazadores. Ellos me arrebataron de sus brazos.

—Cuando los cazadores te capturaron, te hechizaron para que no recuerdes nada de tu vida licántropo, ni lo que tenga que ver con eso. No les convendría que sepas la verdad. —Toma un poco de aire para calmar los sollozos y sigue—: Tu habilidad es control de mente, una habilidad muy poderosa que dentro de todo hace tu mente más fuerte. Seguramente te hechizaban cada un tiempo.

En mis manosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora