En mis manos

Capítulo 8.

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Ahora la mayoría de las cosas tienen sentido.
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Termina con la historia y yo estoy más confundida que nunca. ¿Por qué me cuenta esto? ¿Qué demonios acaba de decir? ¿Por qué me cuenta una historia de brujas, licántropos, y un montón de cosas más?

Sé que he discutido millones de veces con Shelby sobre que estas criaturas existen. Pero ahora ya no sé qué creer, es todo tan irreal que correría a buscar un teléfono y llamar a un psiquiátrico para que se lleve a estos señores.

Pero también me parece tan real que me sentaría a escuchar el resto de la historia fascinada.

Al parecer el señor Leblanc se da cuenta de la cara de confusión que debo tener pintada y se levanta con una sonrisa ladeada.

—Creo que deberías asimilarlo sola, llámanos si necesitas algo.

Lo dice con tanta calma, como si no me hubiera dicho semejante locura hace un momento.

—¿Vas a irte así como así después de soltar una sarta de locuras? ¿Qué significa eso? —exclamo confundida y luego me tapo la boca, como si eso pudiera evitar que diga lo que ya dije.

—No es una sarta de locuras, Emmaline, tú lo sabes bien.

—La verdad, no tengo ni idea. Y deja de llamarme por mi nombre. ¿De dónde me conoces?

Todo esto es muy extraño, creo que ningún lugar será seguro para mí.

El hombre comparte una mirada con la mujer y veo como sus ojos se llenan de lágrimas. Me tensiono, incómoda. Me siento en la cama y comienzo a mirar todo el cuarto buscando una forma de salir de aquí, mientras recuerdo la loca historia que Antoine me contó.

Rivalidad entre lobos y humanos, brujas que regalan poderes, profecías, princesas y reyes, una princesa perdida, reyes que no tienen a su hija.

Parece una película de princesas en la que la protagonista se entera de que ella es a quién tanto extrañaban...

Una extraña idea aparece en mi mente, tan loca como la misma historia.

Seguro lo que pienso es una locura pero en la historia decía algo de una chica criada por humanos cazadores que en realidad era licántropo. Mis padres no son mis padres y no son cazadores especialmente de animales, lo son de licántropos.

Mierda. Tiene que ser una coincidencia.

Aunque todos los acontecimientos extraños que he vivido y nunca nadie creyó no son una coincidencia. Siento como mis manos empiezan a temblar, pero yo estoy perdida en mi mente.

No.

Lo fuerte que soy aunque el tamaño de mi cuerpo sea chico.

Puede.

El constante cambio de color en mis ojos que claramente no es algo normal.

Ser.

El que por más que intente no recuerdo nada de mis cinco años para abajo.