🌷 Uno 🌷

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—Te juro que cuando me saqué la lotería nos largaremos de esté horrendo lugar.—Negué con la cabeza mientras soltaba una pequeña risa.

—No creo que con sacarte la lotería podrías cambiar nuestra mala suerte.—Ella me miró y entre cerró los ojos.

—Tienes razón...¡Contrataré a una bruja para que nos de un hechizo de buena suerte! —Chilló de emocion ante la tal absurda idea.

—No tienes remedio. —Volví a levantarme para recibir a los clientes que acaban de llegar.

Mi amiga Rosé y yo nos hemos pasado casi 5 años en esta cafetería trabajando y ahorrando para conseguir un mejor departamento; estamos a casi de tener el dinero para comprar un departamento en el centro de Seúl.

—Buenas noches, ¿Qué van a ordenar? —Pregunté amablemente a los tres chicos que habían entrado.

—Queremos dos capuchinos, y un café sin azúcar, por favor.—Ninguno de ellos se quitó el cubre bocas negro que llevaban, frunci un poco el ceño.

—Claro...¿Para llevar? —Levanté la cabeza después de haber anotado su pedido.

—No.—Asentí, caminé hasta la ventanilla, en donde estaba Rosé; le entregué el pedido y ella fue a hacerlo sin rechistar. Estábamos acostumbradas a estar solas. Todo el día.

—En un momento esta su pedido...pueden tomar asiento sí gustan.—Señalé las mesas que estaban a la derecha.

—¿Podrá mostrarnos nuestra mesa? —Frunci el ceño una vez más.

Miré hacia donde estaban las mesas...¿Acaso alguien se había quedado? No creo.

Asentí con mucho pesar...el cliente lo que pida. Patrañas.

Pase por de bajo de la barra y camine y ellos me seguían, miré las mesas, pero no había absolutamente nadie.

—Escojan la mesa que más les atraiga. —Pasé por a lado de ellos, pero un fuerte agarré me hizo sobresaltarme y soltar un chillido, que fue callado por un pañuelo en mi boca y nariz.

Con mucha fuerza patalee y apreté el brazo del tipo que me sujetaba, pero fue en vano...él estaba ganando, respiré y el pañuelo soltó un aroma muy fuerte, me maree y mi cuerpo empezó a dejar de responderme; escuché un grito.

—¿¡Qué le hacen!? ¡Llamaré a la policía! —Mis párpados empezaron a pesar, y mis oidos a dejar de escuchar a mi alrededor.

—Tú no harás eso.—Fue lo último que escuché.

~~~~~~~~~

Mi cabeza dolía, como sí me hubiera emborrachado hasta no poder más, y ahora tener una jodida resaca.

—Agh. —Las imágenes de ayer en la noche, me llegaron a la mente como balde de agua fría. Abrí los ojos, me senté en la cómoda cama.

Miré mi alrededor, esta no es mi habitación, miré las sabanas de seda color crema, tampoco eran mías.

Escuché pasos provenientes de la puerta, pensé rápidamente y volví a acostarme, haciéndome la dormida. La puerta se abrió, no sé quien entro por ella, ni tampoco me gustaría averiguar.

—¿Qué hiciste con la otra chica que estaba con ella? —Una voz gruesa, y nueva para mis oidos se hizo presente.

—La desmaye y la dejé en el local. —La voz del tipo del pedido. Quería llorar, pero de felicidad, Rosé estaba bien. Que alivio.

—Bien...puedes irte. —Escuché pasos y la puerta siendo abierta nuevamente, y cerrada.

Se había ido uno...quedaba uno, no me atrevi a abrir ni siquiera un ojo para ver en dónde estaba el tipo.

—Abre los ojos y deja de hacerte la dormida.—Un escalofrío recorrió toda mi espalda.

Con mi rostro neutro, abrí los ojos, me senté en la cama y recorrí toda la habitación hasta detenerme en unos ojos color cafés oscuros que me miraban desde un sofá.

—¿Q-Quién eres tú? ¿Y que hago aquí? —No aparté mi mirada de la de él.

—Verás, mi querida Lalisa Monoban... —Se levantó y camino hasta a mí, yo me alejé lo más que pude de él.—Yo te he traído aquí...te he estado observando desde hace mucho tiempo...eres la mujer perfecta.—Acercó su mano a mi rostro, pero yo como toda una dama se la quité de un manotazo.

—No me toques, no sé quien eres.—Él sonrió y se levantó.

—Mucho gusto...soy Jeon JungKook.—Hizo una reverencia...mis ojos se abrieron de la sorpresa.



—LaOmmaChida💜✨



The President's Son.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora