🌷 Siete 🌷

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Se sentó en la orilla de la cama, quedando yo entre sus piernas y de pie frente a él, a su merced; sus ojos se pasearon sobre mi rostro, miró mis labios y fue bajando la mirada conforme quedaba satisfecho de admirarme hasta en más diminuto lunar.

—Eres perfecta. —Su voz ronca hizo que mi corazón palpitara más rápido, de lo que ya lo hacía, claramente.

Se levantó, quedando a una distancia diminuta entre él y yo, sus manos se dirigieron hacia mi espalda, en dónde empezó a bajar el cierre de mi vestido. Cerré los ojos, me estaba sacrificando por salvar a Rosé.

Espero que lo valores, o de lo contrario te partire el trasero...o lo que tienes.>> Ese pensamiento me hizo soltar una pequeña risa, ella siempre se molestaba que le dijera que tenía un trasero diminuto, sabía que yo estaba igual o peor, pero me gustaba molestarla con eso.

—Al parecer te estás divirtiendo, ¿Eh? —Me maldije internamente por haber soltado esa risita, pero fue imposible no hacerlo, aquellos recuerdos sacaban lo mejor de mí. Pero este no era el momento para hacerlo.

—N-No, yo no... —Sin esperarmelo, me llevo hasta donde se encontraban las almohadas de la cama, las quitó y me sentó en medio.

—No te muevas de aquí. —Camino hasta el mueble dónde había fundas de almohadas, ya que eran pequeños saquitos y blancos. Tomó dos y dos sábanas.

—¿Q-Qué haces? —Tomo mi mano y amarro mi muñeca a la esquina de la cama, e hizo lo mismo con mi otra mano. —JungKook, suéltame...¿Qué haces? —Oh, rayos...me ha descubierto, mandará a matar a Rosé y después me violara a mí. —No, los pies no. —Encogí mi pie, pero él lo volvió a jalarlo, con la sábanas amarro mi pie a la esquina baja de la cama, e hizo lo mismo con el otro pie.

Si no fuera por qué ví 50 Sombras De Grey, juraría que esta es una de las posiciones en la que puso Grey a Anastasia, y realmente estoy entrando en pánico.

—Tambien quiero divertirme. —Se quitó su corbata y la amarro en mis ojos, dejandome sin ver absolutamente nada.

Sentí su respiración en mi oreja, después fue bajando lentamente hasta mi cuello en dónde beso y succionó mi cuello. ¡Eso dejara marca para mañana!
Solté un jadeo al sentirlo hacer eso, empezó a bajar hasta detenerse en mi pecho, escuché el sonido de unas tijeras abrirse y cerrarse.

—¿JungKook? ¿JungKook, que haces? —La idea de que me cortaría el cabello se desvaneció al sentir como mi vestido empezaba a ser cortado. —¿Sabés? Amaba este vestido. —Comente.

—Te compraré uno mejor. —La tela que anteriormente era un vestido, y muy bonito por cierto, fue quitado de mi cuerpo.

Las yemas de sus dedos pasaron suavemente por mi abdomen, haciendo que se contrajera al tacto, después sentí sus labios besarlo. Mi respiración se cortó y se volvió pesada.

Sus dedos bajaron hasta la parte de mis bragas, las cuales eran negras al igual que mi sujetador. Uno de sus dedos levantó la esquina de mi braga y después volví a escuchar el sonido de las tijera abriéndose y cortando mis bragas.

—Tambien me gustaban esas bragas.

—Sin ellas te ves mejor. —Un calor subió a mis mejillas.

Entonces sus manos recorrieron mis piernas, como si tratara de buscar alguna desperfectura, como si estuviera tocando una obra de arte por primera vez en toda su vida.

Su manos volvió a subir, pero está ves, tocó mi clítoris, su dedo empezó a masajearlo, mi respiración se volvió agitada, mi espalda se arqueó de placer. Maldito insencible.

The President's Son.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora