Las personas caminaban de un lado para otro en el Lakes Mall, uno de los centros comerciales más populares de todo Los Ángeles, y por obvias razones, uno de los más visitados en la ciudad.
Coffee Break, así se llama la cafetería del mall en donde Camila se encontraba sentada en estos momentos. Era una mesa de dos, estaba ella sola, porque estaba esperando a alguien.
Levantó su taza de chocolate para tomar de este, moviendo sus ojos alrededor con todo el sigilo posible, observando.
De un momento a otro, su celular comenzó a sonar. Dejó la taza en la mesa, tomando el aparato para poder contestar.
🎶 A 200 milla en un jet sky 🎶
Aquel rington dejó de sonar cuando ella por fin responde, colocando el teléfono en su oído izquierdo.
-¿Hola?-cuestiona, ya que no había visto el contacto. Hubo silencio por unos segundos, quien le dio una pequeña pista de quien era.
-Hola-responde Finn, ella apretó sus labios conteniendo el aire por unos segundos, para después soltarlo.
-¿Dónde estás?-preguntó mirando su chocolate con fijez.
-Afuera-dice.
-¿Del mall?-frunce su ceño, confundida.
-Mira arriba-indica.
La castaña al instante eleva sus ojos hacia el frente, encontrándose al ruloso. A este se le fue el aire, cuando la vió ahí sentada. Mientras que ella no pudo evitar sentir nervios al verlo nuevamente.
Él colgó la llamada, y sin más empezó a dirigirse hacia su mesa, notando que había una silla restante. Camila, sin dejar de mirarlo, tecleó varias cosas en la pantalla del celular, y se quedó con este en manos. Finn, cuando llegó hasta ahí, se sentó lentamente.
Ambos se miraron durante unos largos y silenciosos segundos, en los que ella solo pensaba en todos los sentimientos que él le había hecho sentir, mientras que él pensaba en eso mismo, en todo lo que ella le hizo sentir.
La ojiazul tomó aire, rompiendo aquel momento, y sujetando su celular con fuerza entre sus dos manos.
-¿De qué querías hablar?-pregunta el ruloso.
-Amm, luego de haberte "agredido" en tu propia casa, me puse a pensar y...quiero disculparme-informa, sorprendiendo bastante al pelinegro.
-¿Disculparte?-alzó una ceja con la cara contraída en confusión.
-Si-asiente con sinceridad-Pero...-guarda silencio-. Solo me disculparé si tu también te disculpas-condiciona. En ese momento el ruloso soltó un fuerte bufido, rodando los ojos y apartando la mirada-. Tienes que entender que lo que hiciste estuvo mal-dice, calmada.
-¿Qué? ¿Qué estuvo mal? ¿Haberlas utilizado?-pregunta burlón.
-Fue justo lo que hiciste-asiente.
-Pero fueron ustedes las que se enamoraron-le resta importancia.
-Porque nos manipulaste-dijo con obviedad, él calla viéndola fijamente-Nos usaste como a dos malditos trapos-alza sus cejas.
-Y desde el principio, tu fuiste quien aceptó hacerlo-le da una falsa sonrisa.
-Tu fuiste el que lloró para que yo lo hiciera-frunce su ceño, mirándolo-Solo admítelo, Finn. Lo que hiciste estuvo mal, y apesta-pide, empuñando más su celular. Él aprieta sus labios, viéndola y ocultando todos sus sentimientos.
-Lo que hice, me dio mucha satisfacción-dice, enojándola.
-¿Qué? ¿Jugar con nosotras? ¿Con Millie y conmigo?-alza una ceja para bajarla al instante-¿Eso fue lo que te dio satisfacción?-. Wolfhard sonrió, lamiendo sus labios traviesamente, comenzando a asentir.