Veintiuno.

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— Bienvenido a casa, Joey. —

Comentó el castaño abriendo la puerta, y Joel sonrió al ver nuevamente el interior de aquel lugar.

— Esto es... Gracias chicos, estoy tan feliz de regresar. —

“... Todo esto es por tí, cariño. Porque te amo ...”

Recordó aquella estúpida frase y la voz de la persona que siempre amaría y no sintió más, que un gran vacío en el pecho.

Algunas punzadas comenzaron a atormentar su calma y los recuerdos lo hacían con su felicidad. Aún sin expresarlo, se sentía fatal. Un día completo luego de haber llegado a casa de su hermano, la cual también fue suya cuando era pequeño pero que abandonó cuando Erick le sorprendió con algunos muebles para que comprasen una casa y vivieran juntos. Aún en la cena los recuerdos y los dolores no lo dejaban... Pero no cedió ante ellos.

— ¿Qué pasa, Joel? Te veo un poco raro. —

Expresó Richard con tono preocupado y Chris, que cocinaba un bocadillo extra se giró rápido para correr y tomar la cara de su hermano entre sus manos, analizándola con mucho cuidado. Joel rió, ambos chicos eran muy lindos, pero alejó a Chris.

— Tranquilos, estoy súper bien, aunque sigo pensando un poquito en Erick. —

El castaño besó su frente y se alejó para seguir cocinando.

— No entiendo por qué, él es tan... No sé cómo, pero horrible. —

— Chris, él es el único hombre que amo y no creo que alguien llegue a tener tanto de mi amor como lo hace él. Yo sé que fue malo todo lo que hizo, pero no por eso puedo dejar mis sentimientos y olvidarlo en un chasquido de dedos. Yo no quería decir todo lo que dije, ni que se alejara de mí, ni que dejáramos de ser lo que hasta ese maldito día éramos, pero todo esto no lo hice por mí si no por él, porque él se merece toda la felicidad del mundo. Y estoy seguro que esa felicidad es Zabdiel, lo supe por como se miraban. —

Concluyó mirando su plato, y metió una gran cucharada de comida a su boca para no tener que responder preguntas que le cursaran más dolor. Y los chicos entendieron, se miraron entre ellos y luego Chris apagó el fuego para ir a sentarse entre ambos sin olvidar su bocadillo.

— ¿Me das? —

Preguntó Richard haciendo un pucherito y haciéndole ojitos a su novio. Chris lo miró serio por unos segundos para luego sonreír y plantar un besito en aquel puchero.

— Claro, mi amor. Lo mío es tuyo. —

Richard sonrió y le dió otro besito a Chris. Luego de tomar un pedacito de aquello que el castaño comía miró a Joel, que los veía extrañamente muy sonriente pero a la vez confundido.

— Joel, ¿quieres acompañarnos a ver los papeles de adopción y compromiso? —

— Claro, ¿cuándo? —

— Dos días... —

— Bueno, pues sí, sólo tengo que ir por ropa a mi ex casa... Digo, no es que les vaya a estorbar aquí, si no que voy a conseguir otra. —

Richard sonrió.

— Vale, para nosotros no eres un estorbo, y aún si te quedas toda tu vida en esta casa nosotros te aceptaremos. Pero si tu decisión es estar en otro lugar, nosotros con gusto te apoyaremos en lo que necesites. —

— Gracias Richard, eres muy bueno. —

— Para muchas cosas, así que si vives con nosotros te tendrás que poner audífonos todo el tiempo. —

Mi florecilla || Joerick, Erickdiel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora