Acostumbrarse a su compañía fue fácil. Su peculiar estilo del humor volvía el ambiente aún más cómodo, cada vez que estaban juntos.
Se había formado un gran lazo de amistad, convivían y la pasaban bien, si lo hacían con los demás no había problema, pero si salían solos era mucho mejor. La confianza crecía cada día.
Dos meses fueron suficientes para que Joel conociera los mayores sueños del castaño, y realmente lo admiraba. Era un gran luchador, amante de la vida y el amor, promovía la paz y el respeto.
Su forma de pensar lo impresionaba, era tan diferente a los tantos pensamientos de todas las personas que había conocido en su vida, y eso le encantaba. Él era único, realmente no había nadie que se le comparara. Y estaba seguro que ni en mil vidas, habría un segundo Riki tan perfecto como él.
Cada vez que tenía oportunidad lo hacía reír, porque estaba encantado con la forma tan tierna en como sus ojos se achinaban y sus perfectos dientes se mostraban. Y nada que decir sobre hacerle halagos o decirle piropos para hacerlo sonrojar, porque era la forma más hermosa en la que pensaba que podía morir. Cada vez que lo veía avergonzado y con la cara colorada, sentía que su corazón se detendría en cualquier momento por tan bella imagen.
Miraba al castaño bailar, con una sonrisa en sus labios que no desaparecía desde que pasó a buscarlo al trabajo.
—Riki, ¿estás cansado? —el chico se acercó negando, con una gigante sonrisa adornando su rostro, sus ojos brillaban cautivándolo— Estás muy feliz.
—Siempre que bailo lo estoy.
—Lo haces muy bien —admitió, viendo al chico tomar de una un gran vaso de agua—. Cuando estés cansado ven acá y nos vamos a cenar.
Riki asintió y tomó su mano.
—Pero antes ven a bailar conmigo —pidió haciendo ojitos, aunque era innecesario, ya que con sólo pedirlo él, Joel ya estaba convencido de hacer lo que quisiera—. Es aburrido bailar solo y no quiero hacerlo con nadie más que no seas tú.
Joel sonrió, estaba seguro que hablaba de bailar, pero eso no le quitaba de la cabeza la errónea idea de que había un doble sentido en sus palabras.
¿Estaba loco?
Como fuera, necesitaba que sus estúpidos deseos fueran reales, porque Riki realmente era lindo. Hacerse ilusiones estaba bien, porque parecía que no sólo se quedaría en eso, ya que el castaño lo miraba de forma indescriptible, pero el brillo en sus ojos le aseguraba que era algo positivo.
—Vamos entonces.
Se levantó sin aún soltar la mano del chico, y se dirigieron al centro de la pista.
Habían quedado de verse ahí con su hermano Christopher, Yoandri y sus respectivas parejas, pero ya era un poco tarde y estaban seguros que llegarían en algunos minutos más.
La vida le estaba recompensando ciertas cosas y, estaba seguro de que si esta vez lograba algo bueno con el chico entre sus brazos, no cometería los mismos errores que anteriormente. Esta vez se arriesgaría a todo, dejaría las rutinas de lado y procuraría cuidar los detalles, para poder crecer en el amor y quedarse cerca mucho tiempo.
Una vida si era posible, y claro que lo era.
Ambos gritaban, siguiendo la letra de cada canción que conocían y reían cuando alguno se equivocaba.
Era divertido pasar las tardes o noches así, juntos, reforzando la amistad de una manera sana.
Pero Joel no se conformaba sólo con la amistad, y aunque no lo sabía, Riki tampoco estaba dispuesto a quedarse en ese punto, sin arriesgarse a ir más lejos aunque al final fracasara.
Miraba el rostro del castaño con detenimiento y los pensamientos enardecidos y nublados por el momento, y cada sentimiento de entumecimiento causados por su sonrisa le hacían perderse. Se sentía como hace bastante no podía, porque hacía tiempo que no tenía a quien admirar.
Ya era hora de dejar el dolor, y mirar hacia el frente.
Su futuro.
Y literalmente, su futuro estaba frente a él.
Levantó una de sus manos, llevándola hasta la mejilla del chico y la acarició suavemente, deteniendo sus movimientos rítmicos. Con el contacto la gente y todo a su alrededor fue desapareciendo, y pronto Riki también dejó de moverse.
Acercó su rostro al del castaño y pasó su mano libre por detrás del chico, rodeando su cintura para pegarlo a él, quedando así sus rostros a centímetros de distancia.
—Me gustas —le dijo antes de acercarse más.
Finalmente sus labios se unieron, por primera vez desde que lo conocía, lo cual ya era casi un año, desde que despertó del coma.
Riki correspondió sin dudarlo mucho y pudo sentir como sonreía entre aquel suave beso. ¿Qué más candente que besar a quien le gustaba? No era necesario besarlo de forma "caliente", simplemente con sentir sus labios ya se sentía dopado.
Se separaron y Riki rió.
—También me gustas —le respondió, acercándose para besarlo nuevamente.
—¡Así los quería agarrar, puercos! —escucharon a alguien gritar y se encontraron con los cuatro chicos que esperaban, riendo a carcajadas, haciéndolos separarse un poco— ¡Ya wey's dejen sus calenturas pa' otro momento!
Era Richard el loco que los estaba molestando.
—Mis ojos inocentes van a tener perrillas —se quejó Christopher y Joel rió fuertemente, porque inocencia era la palabra que jamás podía relacionarse con él, el chico lo miró mal—. Soy inocente, ¿sí?
—Bien, haré como que te creo.
Su hermano le mostró la lengua como un niño pequeño y el novio de este sonrió, abrazándolo con ternura.
—Bueno ya —se metió Johann—, aprovechemos que Joel está dejando la pena y festejemos que ha crecido.
—¡Lenteja! —se burló Yoandri— Eres el último en conseguir a alguien, pero qué más da —se encogió de hombros—, suficiente orgullo da saber, que a partir de ahora también comenzarás a perder tu inocencia.
Joel rió bajito y plantó un pico en los labios del castaño, que sonreía con las mejillas teñidas de rosa.
—Me gustas un montón —le volvió a decir y Riki se abrazó a él.
Estaba feliz, hacía bastante que necesitaba ser correspondido en el amor, y ahora que alguien le ayudaba con eso, no podía estar más agradecido con la vida.
No iba a fallarle.
♡Ristopherdiel🌈
🐒🐈🐥
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Mi florecilla || Joerick, Erickdiel.
FanfictionTe daré tanto amor, como los rayos del sol, porque tú eres mi florecilla 🌸