Un lugar así podía parecer hermoso, caritativo y cálido, pero en realidad era un ambiente muy triste.
Saber que los pequeños estaban ahí porque no tenían a alguien que pudiese darles amor rompía los corazones de los chicos, esa era la realidad, y estaban dispuestos a hacer algo para cambiar la vida de uno de esos pequeñitos.
Christopher apretaba con fuerza la mano de su novio, cada vez que algún chiquillo pasaba por su lado mientras el encargado de aquel horfanato les daba un recorrido por la instalación, dirigiéndolos a por un niño "sobresaliente", estaba nervioso pero lo cierto es que deseaba eso, tanto como vivir toda su vida con Richard.
Ellos eran una pareja con pocas posibilidades de tener lo que querían, hijos. Pero estaban ahí para lograrlo. Ellos querían a alguien que alegrara sus días, que riera y jugara por ahí, haciéndoles volver locos. Y seguramente, cualquier niño o niña, necesitaba todo el amor que ellos tenían para dar.
-Y bueno -habló aquel hombre con tremenda seriedad, que parecía no aguantarse su repulsión por estar ahí-, acá está, su nombre es Ben. Como les dije, su coeficiente intelectual es bastante alto, es completamente sano, ha venido de una familia de dinero, pero por el maltrato que le daban fue que llegó aquí... Es muy educado y callado.
Ambos asintieron sin estar muy seguros, pero entonces el tipo abrió la puerta y encontraron al chico frente a un escritorio, anotando cosas en una libreta.
Cuando ellos habían acudido a aquel lugar, tenían la idea de pasar todo el día si era posible con los niños, y luego escoger al que más se acercara a ellos, pero apenas pusieron un pie dentro del edificio, el hombre comenzó a hostigarlos y llamarlos, casi obligándolos, con la idea de que tenía al niño indicado para ellos.
Según lo escucharon decir, creía que les gustaría porque venía de buena familia, y ellos también lo eran, por lo tanto no tendrían que batallar mucho con él. De igual forma, se negaban un tanto, porque no era lo que querían. Ellos no querían sentirse obligados a escoger a uno, porque no sabían si se agradarían.
El chico apenas los miró de reojo y siguió con lo suyo.
-Ben, tienes visita -le llamó el hombre al notar que no le había tomado importancia a la pareja, luego los miró y señaló el interior de la habitación-. Pasen por favor, es un tanto reservado pero estará bien, yo volveré en unos minutos.
Ambos asintieron adentrándose, mirando con detalle el gran espacio que tenía. Sólo para él era esa habitación, parecía que tenía privilegios porque tenía varias cosas de valor, o instrumentos muy bonitos, cuando los otros pequeños dormían hasta cuatro en una habitación.
El primero en acercarse al chico fue Richard, que se asomó a ver lo que hacía.
-¿Dibujas? -preguntó intentando iniciar una conversación, y el niño-adolescente negó.
-Escribo.
-¿Haces poesía?
El chico lo miró con el ceño fruncido, como si lo que había dicho el moreno fuese lo más raro del mundo.
-¿Quién hace poesía en esta época? -se giró un poco para mirar a Christopher de arriba a abajo y rió un poco- Digo, las cosas ya no son tan buenas como antes, ahora hasta las personas se creen que pueden amar por moda.
El castaño alzó las cejas, casi entendiendo que había dicho eso por saber que ellos iban juntos.
-¿Amar por moda? -dudó Richard, el chico asintió- No sé cómo es eso.
Un suspiro cansado salió de los labios del muchacho y negó, para luego cambiar de tema un poco.
-¿Ustedes son novios?
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Mi florecilla || Joerick, Erickdiel.
FanfictionTe daré tanto amor, como los rayos del sol, porque tú eres mi florecilla 🌸