Veintidos.

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Aquella noche, Joel soñaba que besaba una vez más los suaves y dulces labios de Erick, que por un momento podía acariciar nuevamente su piel y por primera vez hacerle el amor. Soñaba que lo tenía a su lado, y en ese sueño ya no habían errores en su relación. Pero todo aquello se desvaneció cuando miró que Zabdiel se acercaba para tomar la mano de Erick, y aunque el ojiverde no se negaba sus ojos decían que no estaba seguro del todo de irse, pero finalmente se despidió de él, dejando un fugaz beso sobre sus labios, y aquella última sonrisa acompañada de un te amo silencioso.

Joel comenzó a convulsionar y su cuerpo cayó de la cama, logrando tirar las cortinas del ventanal de al lado y haciendo un estrepitoso ruido, gracias a ello, Christopher y Richard se despertaron y corrieron a verlo, encontrándolo de esa forma.

Sin esperar nada, lo llevaron lo más rápido posible al hospital donde fue atendido casi al instante. Esperaban que no le fuese a pasar nada, porque apenas tenía un mes de haber despertado de aquel estúpido coma.

Mientras tanto, Joel seguía alucinando y sintiendo cada beso que Erick alguna vez le dió, sintiéndolo más real y mejor que cuando en verdad pasó.

— No puedo creer que esté pasando esto... —

Comentó Christopher a punto de llorar. Su novio lo abrazó y le dió un besito a su frente para calmarlo.

— Tranquilo mi amor, todo va a estar bien. —

— Es que no entiendo, ¿Por qué demonios mi hermano no puede ser feliz? Ya no tiene a Erick ni a Zabdiel, ¿Qué más quiere la vida? ¿Que me largue yo también? Si con eso podrá ser feliz yo estoy dispuesto a hacerlo. —

Suspiró y el primer sollozo salió de su garganta.

— No mi vida, él va a estar bien, lo único que necesita es nuestro apoyo y que seamos fuertes para él, hay que ser felices y él también lo será... —

— Vale, es que me duele el verlo así... Lo amo. Te amo. —

— Yo lo sé cariño, nosotros te amamos a tí, así que confía que por ese amor todo va a estar bien. Mi vida es para tí y ahora para tu hermano, porque sé que es mucho para tí mi amor. —

Christopher sonrió y el moreno correspondió, secando sus lágrimas.

— Gracias, cariño. —

— Ahora mi amor, sólo piensa positivo y quédate tranquilo que esto va a acabar pronto y tendremos buenos resultados. —

Y luego de asentir, el castaño recibió un beso en los labios, por un Richard que estaba de puntitas para alcanzarlo.

Rió con ternura y tomó de la cintura al moreno para besarlo más.

Dentro de aquella habitación de hospital donde se movían algunos doctores, Riki negaba.

— No puede ser posible, todo estaba bien con este paciente, de lo contrario no se habría dado de alta. —

Odiaba la idea de que los médicos con experiencia tuvieran errores, era estúpido y pensaba que si lo hubiesen dejado con Joel a él todo estaría bien porque hasta él sabía que tenían que agotar todas las probabilidades de que pudiera tener una recaída.

— Enfermero, hasta los doctores tenemos equivocaciones pero eso no quiere decir que la vida se va a acabar. —

— No doctor, la suya no pero la del paciente probablemente sí, todo porque no hacen bien su trabajo en este lugar. Los únicos que no han tenido errores son el personal de limpieza, talvez usted debería empezar a prepararse por ahí para que aprenda. —

— Por si no recuerda, Riki, usted es sólo un pasante y si desea quedarse aquí es mejor que no haga más cosas como esta o se va a largar... Ahora cumpla con su trabajo y vaya a decirle a los familiares del chico lo que pasa. —

Mi florecilla || Joerick, Erickdiel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora