Veintiocho.

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— Madre, ¿Quieres dejar de regañarme? —pidió Erick con fastidio— Yo entiendo que querías a Joel, yo también lo quise, pero no tienes que restregarle a mi novio que no lo quieres. Él es a quien yo escogí para que sea mi compañero por el resto de mi vida, acéptalo y déjanos ser felices. ¿Qué es lo que Zabdiel te ha hecho, ah? Siempre ha sido bueno contigo, muy educado y respetuoso, jamás he visto que te trate mal aunque esté mal humor y por lo que he visto también, él hace lo posible porque lo quieras. Que haya llegado cuando Joel y yo aún estábamos juntos no es su problema, si no mío, él no lo sabía y te pido que lo entiendas. Si lo que tú quieres es a Joel, puedes ir y adoptarlo, pero yo jamás voy a dejar a mi novio.

La mujer llevaba toda la mañana diciéndole a Erick lo mal que había estado quedarse con Zabdiel, y al chico prácticamente lo ignoraba, por lo que, cansado había subido a su habitación para seguir con los avances de su libro, y poco después el ojiverde explotó.

Él quería a Zabdiel y si su madre no podía aceptarlo no importaba, la decisión de quedarse o no era sólo suya y de su novio, y ya que ambos coincidían en que debían hacerlo, no había ningún problema.

— Hijo, yo sólo te recuerdo que estuvo muy mal, Joel siempre...

— Joel, Joel, Joel, ¡Estoy harto mamá! ¡¿No sabes otro nombre?! —gritó molesto— ¡Parece que lo quieres más que a mí!

Zabdiel se asomó al escuchar los gritos y lo abrazó por la cintura, apretándolo entre sus brazos para que bajara su tono de voz.

— No le grites a tu mamá, Er... —besó su mejilla y el ojiverde negó.

— Mamá lo siento, es que me enoja que no aceptes mis decisiones, soy adulto y sé lo que hago —subió su mano hasta la mejilla de Zabdiel y la acarició, soltando un suspiro—. Ya está dicho, te guste o no, esta noche Zabdiel y yo nos casamos, espero que asistas.

— La esperarémos con gusto —sonrió Zabdiel y la mujer lo miró.

Quería sonreírle también, era verdad que Zabdiel siempre había sido bueno, pero simplemente no podía porque su hijo hizo las cosas mal desde el principio.

— Espero que sean felices.

Sólo se dió la vuelta, tomó su bolso y se fue de aquella casa. Erick se giró aún entre los brazos de su novio y se estiró para atrapar sus labios en un largo beso.

— Te amo tanto mi amor.

— Y yo a tí —sonrió acariciando su mejilla—. No tenías por qué gritarle, cariño.

— Lo sé, pero no pienso dejar que ella ni nadie se meta en nuestra relación, que intenten decirnos qué sí y que no hacer. Por más mierda que quieran meterme a la cabeza yo sólo te quiero a tí y no voy a dejarte por sus caprichos.

— Entonces sólo déjalos hablar mi amor, nosotros sabemos lo que tenemos, y aún si se meten no dejarémos de amarnos.

Erick sonrió y volvió a unir sus labios. Luego de una charla un poco más relajada y de darse mucho besitos, ambos se metieron a la ducha. Necesitaban estar en el registro civil a las 07:00 y eran las 05:40 p.m., se arreglaron y salieron del lugar. Habían hecho todo muy rápido, porque realmente estaban ansiosos por formar una familia.

El traje de Erick era color beige, y el de Zabdiel color vino. Los habían escogido juntos y estaban muy felices. Lo malo de aquello era que ninguno tenía contacto con amigos desde tiempo atrás, por lo tanto, los hermanos de cada uno serían sus testigos.

Mientras manejaba, Zabdiel tomó la mano del ojiverde, entrelazando sus dedos y llevándola hasta su boca, dejando un besito en el dorso. Erick sonrió por aquel gesto que siempre le había parecido romántico.

— Después de esto, serémos definitivamente uno solo.

— Serémos tres en uno, mi amor —respondió el rizado, hablando también de un niño—. Vamos a ser una familia muy feliz.

Erick asintió y se estiró para besar su mejilla, sin distraer a su novio del volante.

— Amor, es arriba —señaló el ojiverde, luego de hablar con una recepcionista—. El juez está en la segunda puerta a la derecha de la escalera.

— Vale, espero que esto sea rápido.

— ¿Estás cansado? —preguntó frunciendo el ceño, recordando que había trabajado en su libro, pero Zabdiel negó— ¿Entonces?

Una sonrisa atravesó el rostro del chico y un gesto coqueto invadió su cuerpo con una corriente eléctrica.

— Es que ya quiero pasar a la luna de miel —susurró en su oído, apretando con las llemas de los dedos sus caderas.

Erick soltó una risilla y abrazó su cuello, mirándole a los ojos.

— ¿Y a dónde me vas a llevar?

— A la cama —respondió encogiéndose de hombros.

Imaginándolo, a Erick comenzaron a subirle los colores por el rostro y su casi esposo rió suavemente.

— ¿De qué te ríes, tonto?

— Parece que te gusta la idea —sonrió y Erick golpeó levemente su hombro.

Subieron las escaleras, soltando algunas risitas e intercambiando piropos como la primera noche que se conocieron. Arriba se encontraron a sus hermanos y los padres de Zabdiel, el padre de él ojiverde también estaba pero no su mamá. El rizado lo abrazó al escucharlo suspirar y se animó de nuevo. No podía ganarle la tristeza en un día como aquel.




Luego de Zabdiel firmó Erick, y se miraron, tomándose de las manos.

— Oficialmente, ante los artículos (...), de la ley, yo los declaro esposos.

Un besito pequeño fue lo que hubo y sus familiares los abrazaron con emoción. La razón de tan pequeño beso era que se querían reservar para su hogar.

Al salir, se encontraron frente a una camioneta gris, a un Christopher con una gran sonrisa y un gran paquete entre sus manos.

Se acercaron a él sonriendo y les entregó la caja envuelta con papel de dibujitos de coches rojos. Ambos rieron.

— Joel mandó eso, yo escogí el envoltorio —sonrió orgulloso—. Él les desea lo mejor en su relación, Richard y yo también.

— Gracias Chris.

Luego de abrazarlo casi obligándolo a dejarse, el castaño subió a la camioneta y se fue.



— ¿Qué es? —preguntó Erick apenas cerraron la puerta y Zabdiel dejó la caja en la mesa de centro de la sala.

— No lo sé amor, ha y que abrirla con cuidado.

El ojiverde asintió.

Comenzaron a abrirla y cuando llegaron al interior, había una nota.

No es para ustedes precisamente, pero a su futuro hijo o hija le hará feliz.

Miraron el contenido de la caja y eran un montón de juguetes y ropa bonita, al estilo de Joel pero en pequeño.

Ambos se miraron con una sonrisa, después de todo Joel seguía queriendo verlos felices.






































Espero poder hacer un mini-maratón de mínimo tres capítulos hoy, espero les guste y comenten mucho, las amo un montón♡

Mi florecilla || Joerick, Erickdiel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora