Veintitres.

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— Hermanito... ¿Joel? —

Habló Christopher adentrándose más en la habitación mientras Richard cerraba la puerta.

— Hola Joel, hemos venido a molestarte un rato. —

Mencionó esta vez el moreno y Christopher asintió sonriendo.

— Pues hermanito, queríamos verte. —

Sólo se escuchó un bufido. Joel estaba despierto, sus párpados se encontraban abiertos y sus labios apretados, pero a pesar de eso ni siquiera dirigió la vista a ellos y Christopher se sintió triste.

Pero era algo hasta cierto punto entendible, por el simple hecho de que Joel aún estaba asimilando lo que pasaba, odiaba la vida, pero realmente estaba en shock, aún no entendía la razón de su situación.

Christopher miró a su novio y el chico negó, haciendo referencia a que no debía sentirse mal ni rendirse, ya que poco a poco lograrían acercarse de nuevo a Joel y hacerlo sentirse bien consigo mismo.

Richard tomó la mano de Christopher y se acercó a la camilla del rizado hasta sentarse en los mini sillones de al lado.

— Joel, quiero decirte que todo esto va a pasar, quienes han tenido culpa en esto van a pagarlo, yo te lo prometo. Vamos a estar juntos y así vamos a superar esto ¿Okey? Somos una familia y así va a ser en adelante. Pero te pido por favor, que no nos hagas a un lado, no te sientas mal con todo esto y trates de alejarnos de tí con tus actos, nosotros te queremos y esperamos poder encontrar una solución para esto, pero contigo. ¿Está bien, Joel? —

Christopher sonrió, Richard siempre sabía decir las cosas que él pensaba pero que en su boca no fluían. Amaba como era, lo amaba a él.

Joel abrió un leve sus labios y con la pequeña sonrisa que podía dar, habló poniendo su mirada en ellos.

— Estarémos bien, familia. —

Y ambos lo abrazaron.

Las palabras de Joel parecían cortadas, pero sólo sería cosa de acostumbrarse.

— Gracias por estar siempre aquí, los amo. —

— Y siempre estarémos aquí. —

Dijo Richard.

— Además nosotros también te amamos. —

Completó Christopher y su celular comenzó a sonar.

— ¿Hola? —

— ¿Christopher? ¿Qué se supone que pasó ahora? He ido a casa de Joel y está vacío. —

Habló una voz conocida y Christopher puso altavoz para que Joel pudiese escuchar.

— Pues lo que debía pasar, se fue con Richard y conmigo, necesita cuidados. Además ese lugar no es bueno para él. —

— Nada de eso, esa es su casa. —

— Pero también es de Erick, y no nos vamos a arriesgar a que cualquier día él vaya y Joel se sienta mal, entiende Zabdiel que mi hermano no está bien. —

Zabdiel entendía que el ver a su novio podía lastimar a Joel, pero ambos estaban preocupados por su salud y ahora sólo querían saber de él.

— Sólo dime tú dirección, necesito saber como está. —

— Sí, lo siento, pero ahora no estamos en casa. —

— ¿Y a qué hora estarán? —

Christopher suspiró mirando a Joel en busca de una aprobación para decirle a su amigo lo que pasaba y Joel sólo susurró un pequeño ‘sí’.

— La verdad es que no lo sé, sólo vamos a ratos para cambiarnos y así, estarémos ahí hasta que Joel salga del hospital. —

— ¿Cómo? Creí que ya le habían dado el alta. —

— Se lo dieron, sólo que ha tenido una recaída y hemos vuelto. —

Se escuchó un silencio del otro lado de la línea, y luego de algunos susurros y un suspiro de pesadez, Zabdiel volvió a la conversación.

— ¿Joel está bien? —

Preguntó y en su voz había angustia. Y ahí estaba de nuevo un bufido de Joel, le divertía el término "bien", cuando se trataba de él.

Christopher lo miró y dándole una sonrisa acarició su cabello. Sonrió aún más cuando Joel hizo un ronroneo.

— Según su corazón, sí, prácticamente lo está. —

— ¿Y la teoría qué dice? —

— Que no lo está. —

Un poco más de silencio y alguna que otra maldición susurrada del otro lado.

— ¿Puedo verlo? —

— Necesito preguntarle, yo no tengo el derecho de negarte o aceptar la oportunidad de venir. —

— Esperaré... —

— Bien. —

El castaño cubrió la bocina y miró directamente los ojos de su hermano.

— ¿Tú deseas que él venga? —

Joel suspiró, tristemente le hacía feliz sólo el pensar que vería a su mejor amigo.

— Creo que puedo verlo. —

— ¿Completamente seguro? —

— Me da p-pena que me vea de... Esta forma. —

— Él te quiere, no debes sentir eso hermanito. —

— Bien. —

Entonces Christopher sonrió y de nuevo llevó el aparato a su oído para hablar.

— Está bien Zabdiel, puedes venir pero quiero pedirte algunas cosas, me avisas cuando vayas a venir para que hablemos antes. —

— Está bien, así lo haré y gracias. —

— Vale... —

— Te amo, y dile a Joel que también lo amo. —

Joel sonrió, él también lo amaba y Christopher lo sabía.

— También te amamos. Adiós. —

— Adiós. —

Respondió el chico, y aunque no lo podían ver, él sonreía junto a su novio, que también esperaba ver a Joel.

Al día siguiente, al atardecer Christopher esperaba en la sala a Zabdiel, y se molestó al ver que el chico llegaba con su novio.

Mi florecilla || Joerick, Erickdiel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora