Treinta y nueve.

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Joel estaba muy nervioso, la cena había sido una delicia y también muy agradable, por el simple hecho de que su novio estaba al frente suyo, sonriendo con esa típica mirada suya, tan encantadora.

Pero el tiempo se fue volando y ahora ya no era la cena la que estaba a punto de disfrutar.

Estaba apenado, nunca jamás había pasado por algo así. Las caricias de Riki sobre su piel desnuda eran la cosa más exitante y suave que en su vida había sentido, los cortos besos que su rostro recibía también.

Había planeado esto para una luna de miel, pero joder, que no se habían aguantado las ganas.

Riki lo propuso, y él, aunque un poco nervioso asintió.

Era una cosa muy rara el pensar que alguien de su edad aún pudiera ser virgen, pero ya no más. Esa noche dejaría de serlo.

El castaño subió a horcajadas sobre él y sonrió, acercándose a su boca.

-Lo harás bien -susurró sobre sus labios y entonces lo besó.

Joel llevó sus manos a las caderas de su novio y acarició su piel, siguiéndole el beso.

Estaba nervioso pero seguro. Quería que él fuera el primero.

Lo amaba.
































-¡Riki! -gritó Joel, parecía preocupado- ¡Mi amor!

El castaño salió del baño deteniéndose de la pared, con el rostro más pálido de lo normal.

-Estoy bien.

-¿Qué tienes? -corrió a cargarlo y el chico negó, ya en sus brazos- Dime amor, por favor, tengo miedo.

El castaño lo miró un poco, estaba débil.

-Oye, estoy loco... -el rizado negó-. No fue una pregunta.

-¿Por qué lo dices?

-No quiero que te asustes amor.

-Si me lo dices así, por supuesto que me voy a asustar.

Riki rió bajito y negó.

Un suspiro salió de sus labios, pensaba que Joel lo tomaría por idiota cuando le dijera lo que le estaba sucediendo, él tenía mucho más miedo que el rizado.

Vamos, que era muy difícil de explicar, y obviamente, increíble.

-Verás, he ido con un médico general -lo pensó un poco y siguió, mientras Joel lo llevaba al sofá-. Lo que me dijo fue algo impresionante, y quiero que me creas -el chico asintió-, pero promete por favor que no te enojarás, si te parece algo malo simplemente me iré pero si no, no quiero que me pidas que haga algo que no quiero.

-Sabes que jamás haría algo contra tí -el castaño lo miró en silencio, esperando que hiciera caso, Joel entendió-. Lo prometo, amor.

Riki asintió suspirando y se pegó a su pecho.

-Estoy embarazado.

-¿Eso..? -Joel estaba sorprendido, realmente era una broma, o eso creía- No, es imposible, eres hombre.

-Yo también lo pensaba, me negué a creerlo pero el doctor me ha explicado lo que ya sé y no quería entender, soy diferente -lo miró a los ojos-. Tengo un aparato reproductor femenino internamente. Me muero del miedo. Él dijo que la mayoría de los hombres que tienen esto, es imposible que tengan un embarazo porque suelen ser muy pequeños. A diferencia de ellos, mis... ¡Ah, me da vergüenza decirlo! -se cubrió el rostro con las manos, bastante nervioso.

Mi florecilla || Joerick, Erickdiel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora