Como cada mañana me he levantando a las 6:00 AM, voy al baño y realizo todas mis necesidades, hoy es viernes, genial, significa que podré usar el uniforme de cheerleader todo el día.
Me hago una coleta alta y arreglo mi falda, perfecto, estoy en mi último año de secundaria, tengo 17 años y pues podría decir que tengo todo bajo control, bueno menos mi vida romántica, en cuanto a eso nada me llena totalmente, he probado de todo, desde idiotas que babean por mi hasta hombres que podrían ser mi padre, ah y claro el más divertido de todo el historial un chico que fumaba tanta marihuana que aveces olvidaba su propio nombre, pero debo de admitir que ha de ser el mejor de toda la historia.
Cuando terminé la secundaria iré a la USC, donde mi padre es maestro y donde estudió George Lucas, viviré una loca vida universitaria y pues no lo sé, hasta aquí llegaron mis planes que ya se encuentran planeados.
—Eleanor hora de desayunar—dice mi padre entrando a la habitación, vestido con una ajustada camisa negra y unos jeans.
Le sonrio y besa mi mejilla, termino de arreglar mi cabello y bajo a su lado.
Al bajar nos encontramos con nuestro desayuno sobre la mesa, imagino que papá y Daya, nuestra Daya, se han encargado de prepararlo.
Al terminar de desayunar papá y yo vamos al auto, como cada mañana él me llevará a la escuela y luego irá a su trabajo, cualquiera pensaría que soy la típica chica popular que tiene todo en sus manos, pero no, no es así, si soy miembro de las animadoras, de las más importantes la verdad, pero no la capitana, soy de las más inteligentes de mi grado pero no la más, tengo una linda casa en una buena zona de California pero eso no me hace una niña mimada y malcriada, la verdad no es que tenga muchos amigos en la escuela, no estoy sola pero tampoco soy la persona con la que todos se mueren por estar pero así estoy bien, así es perfecto para mi y para Andrew, mi padre, el cual por desgracia tuvo una hija a una muy temprana edad con una mujer muy irresponsable, hemos pasado muchas cosas para llegar aquí, recuerdo que cuando era pequeña iba con mi padre a sus clases en la universidad, todo se sorprendían al ver a un hombre con una pequeña niña en todas partes, pero de esa forma y con la ayuda de Daya que siempre ha estado con nosotros hemos podido manejarlo y pues tampoco le restaré importancia al bastardo del padre biológico de Andrew puesto que este nos dejó la casa en la que vivimos.
—Cariño hoy tengo una conferencia en la universidad—dice Andrew con una sonrisa—por si quieres ir al salir de la escuela—finaliza, estoy muy orgullosa de todo lo que ha logrado Andrew, ahora es uno de los mejores profesores y oradores de una de las mejores universidades de todo Estados Unidos, es todo un emprendedor por el cual los empresarios pagan grandes cifras por asesoramiento, ya no es Andrew el idiota que vivía en una casa de acogida y tuvo una hija a los 16.
—Claro que si Drewie—digo Drewie porque según él, es molesto, pero se que miente, siempre le ha encantado que lo llame de esa forma.
—No podré pasar por ti —comienza a decir pero lo interrumpo.
—No importa pa, puedo tomar el autobús y llegar—digo y estamos frente a la puerta de mi escuela.
—Está bien bebé, cuídate—dice y me da un beso en la mejilla.
—Tu también cuídate, Drewie, que no te acosen esas chicas malas de tu clase —digo, el ríe y vuelve a besar mi mejilla, salgo del auto y me despido con las manos.
Camino por los pasillos de la escuela, las miradas no se posan en mi, pues mi escuela es genial, a nadie le interesa la vida de nadie y eso me encanta.
Llego hasta mi salón a la hora justa.
El día transcurre de manera normal ya son las dos y la conferencia de papá es a las 3, así que camino a paso apresurado hasta la parada de autobús, Maddie, una chica del equipo de animadoras se ofrece a llevarme pero me niego pues no iré a mi casa.
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Two boys for me.
De TodoEleanor asiste a su último año de secundaria, una estudiante de Elite, con un gran futuro por delante, todo en su vida esta bien, ella y Andrew han logrado conseguir todo lo que necesitan, pero la mayor preocupación de Eleanor radica en lo mala que...