23. Último día.

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Hoy es mi último día de escuela, el último día de toda mi vida. Debo de admitir que me siento algo nostálgica, pues fue mucho el tiempo que pase en este lugar. A pesar de no ser la persona más social del mundo tampoco era como si no conociera a nadie más allá de Blas, lo contrario, tengo una buena relación con todos mis compañeros de último año.

Justo ahora todos nosotros nos encontramos en el salón de conferencias escuchando la despedida de todo el personal de la escuela.

Enserio no puedo creer que al fin esto esté pasando. He esperado este día toda mi vida.

Blas me ha dicho que necesita hablar conmigo, no soy tonta se que quiere hablar sobre lo que comento el día de mi cumpleaños, sinceramente ya estoy mentalmente preparada para aceptar que no iremos juntos a la universidad.

Al terminar la despedida, Blas y yo recorremos la escuela recordando viejos momentos.

—¿No tenias algo que decirme Blas?—pregunto.

—Si—dice—pero mejor vivamos este momento, tenemos el tiempo suficiente para hablar sobre eso después.

Asiento.

—¿Recuerdas cuando tuve mi primera pelea en esas escaleras?—pregunta y rio al recordarlo.

—Como voy a olvidar eso, fue con el chico este...—trato de recordarlo.

—No lo intentes, yo tampoco lo recuerdo—dice Blas y caminamos hacia la salida, al parecer nuestro recorrido ha terminado.

Blas mira fijamente la escuela desde donde nos encontramos, se lo duro que han sido para Blas nuestros años de escuela, recuerdo cuando éramos pequeños y los profesores siempre lo trataban mal, sin saber que Blas no quería actuar de esa forma, me enojaba tanto ver cuando lo acusaban de idiota y demás cosas que no se le deben decir a un niño, sin contar las burlas de los otros estudiantes.

El acoso por parte de los profesores acabó cuando sus padres decidieron llevarlo al psicólogo y descubrieron que Blas no era de esa forma porque quería castigarlos o estaba celoso de su hermano o quería llamar la atención o muchísimas cosas más que recuerdo siempre le decían, simplemente la mente de Blas funcionaba de una manera diferente. Pero eso no cambia el hecho de que la escuela no haya significado más que un infierno para él.

Lo abrazo, porque posiblemente lo necesite en este momento, no porque se encuentre triste, lo contrario, su tortura acabo y no sabe lo feliz que me siento de que logrará llegar a ultimo año.

Blas besa mi frente y por unos minutos no decimos nada solo nos quedamos ahí, observando el lugar donde tuvimos tantas buenas como malas experiencias, donde hubo muchas lágrimas pero también sonrisas y cariño, por suerte tuvimos compañeros geniales, cabe aclarar que no todos porque nada puede ser tan bueno, pero tuvimos compañeros que siempre tendrán un lugar en nuestras vidas.

—Estoy listo Elle—dice y se voltea para caminar hacia su auto, voy detrás de él.

Subimos al auto y viajamos en silencio hasta que Blas termina con el silencio.

—Elle—me llama, lo miro pero él no despega la vista de la calle—Yo No...—se traba—Bue-no yo si—mueve sus manos con nerviosismo, luego suspira—Elle me iré.

Lo miro con con el ceño fruncido puesto a que no se a que se refiere con eso.

—¿De donde irás Blas?—pregunto.

—De aquí—suspira—de casa, de esta ciudad, de este país.

Admito que eso no lo esperaba, miro a Blas y puedo notar que sus ojos se encuentran cristalizados.

Two boys for me.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora