Capítulo III (parte I)

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Las damas llegaron antes que saliera el sol hacia la propiedad de los duques de Aberdeen en Park Lane, el barrio más acaudalado de Londres. Llegaron muy temprano porque sabían que ningún aristócrata entrometido estaría despierto a esa hora para ver su llegada. Aunque la sociedad ya estaba enterada de la presencia de las “sobrinas huérfanas” del duque de Aberdeen -que habían estudiado en un internado en Italia durante toda su vida luego de la muerte de sus padres- querían que su llegada fuese lo más misteriosa posible para causar intriga y rumores. Todos las estarían esperando en el baile.

Era un secreto a voces las ansias que tenía la sociedad londinense de verlas, aunque hubiesen muchas debutantes en la temporada, eran las sobrinas del duque las que más deseaban verse por el misterio y la historia que los rodeaba. Situación que había sido estrictamente calculada para preparar el terreno del campo de batalla a su favor.

Luego de haber estado esperando ansiosa aquel día, Úrsula sonreía, se le veía mas risueña que nunca y sobre todo entusiasmada.

-Los vestidos que usarán esta noche serán subidos a sus respectivas alcobas- comentó la duquesa mientras caminaba por el recibidor y las jóvenes asentían a cada una de sus palabras-.Sus doncellas las guiarán por la casa para que puedan familiarizarse… Pero antes…- las observó mortificada-…Se muy bien que no están acostumbradas a la presencia continua de un hombre bajo su mismo techo. Pero me temo que el Duque tendrá que vivir con nosotras para no levantar sospechas.

Úrsula le sonrió tratando de tranquilizarla.

-Comprendemos perfectamente. No tienen porqué sentirse incómodos en su propia casa, nosotras nos acoplaremos a cualquier cosa que nos beneficie-manifestó Úrsula al notar el tenso silencio que Jasmine y Agnes tenían.

Sabía que para ellas era más difícil la presencia constante de un hombre desconocido. No obstante, no podían hacer nada al respecto,
así que optaron por el silencio y el asentamiento.

-Bien. Mi Michael suele irse temprano a cazar, al parecer hoy ha madrugado más de la cuenta, así que cuando llegue-

-¡Cuidado!- Una voz grave gritó en advertencia al ver como los caninos juguetones y bruscos corrían hacia las damas.
Los perros se abalanzaron sobre la duquesa de Aberdeen, lamiéndola y llenándola de lodo mientras ésta soltaba sonora carcajadas y los acariciaba.

-Rufus, Brutus ¡Pero cuanto han crecido!- los dos dóberman alemanes no paraban de llenar su rostro de baba mientras las jóvenes veían atónita la escena.
Aunque su sorpresa fue más grande al ver al duque de Aberdeen.

Era un hombre que no pasaba de los treinta años. Cabello rubio, de piel exageradamente blanca y ojos esmeraldas. Era similar a las esculturas griegas esculpidas por los mejores artistas de la época. Aún lleno de lodo, su sonrisa y los hoyuelos en su rostro cuadrado las conmocionó por un breve momento.

No les sorprendía tanto la belleza del duque sino la edad de la duquesa, era mucho mayor que el duque. A pesar de poseer una belleza peculiar innegable se notaba que los años habían pasado factura, cualquiera que los viera pensarían que eran madre e hijo y no esposos. Era casi imposible que nadie se hubiese escandalizado por la inusual unión. Las tres estaban ansiosas de escuchar la historia.

-Lamento que nos hayamos conocido de esta forma mis ladys. Soy el duque de Aberdeen pero pueden llamarme Michael, es un placer conocerlas- hizo una pequeña reverencia. Como si hubiese recordado que su esposa estaba tendida en el piso giró rápidamente hacia ella y la ayudó a levantarse.

-¿Te encuentras bien Amor?

-Si querido, no te preocupes- respondió Margaret sonriente. Se notaba a leguas que estaba profundamente enamorada del duque y viceversa.

ÚRSULA (SAGA:Feme Fatale #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora