La mañana siguiente salieron antes que el sol. Para sorpresa suya Christoph fue con ellos, al parecer se quedaría una larga temporada.
Sabía que el cofre egipcio iba en uno de los tres carruajes, en el del medio quizás, vio como Víctor y un lacayo lo llevaban con una sábana blanca encima reconociéndolo por su silueta.
Los carruajes eran custodiados por veinte hombres y podía jurar que estaban muy bien armados. Bari no habló en todo el camino y ella no hizo el intento de sacarle conversación. Se detuvieron para descansar en una casa que pronto descubrió le pertenecía a Bari. Su esposo no se quedaba en hoteles y la casa era suficientemente grande para que los hombres también descansaran.
Y para ambos que durmieran en habitaciones separadas.
Esa noche se sintió un poco rara. Ya estaba acostumbrada a los sonidos en la noche y a su singular casa. Dos días y ya extrañaba el condado, sabía que llegar a Londres era hacer frente a sus obligaciones.
Finalmente llegaron a Londres. Bari alquiló su habitual casa en Park Lane y desempacaron todo. Apenas llegó le envió una carta a sus amigas para avisarles de su llegada y al siguiente día ya estaban en la puerta de su casa con galletas y postres. Agnes estaba disfrazada de hombre y Jasmine lucía su característica risa angelical.
Bari se había ido muy temprano, así que salieron a la parte al jardín y al asegurarse que nadie las escuchaba comenzaron a hablar.
—Te extrañábamos—comento Jasmine luego de darle un fuerte abrazo y apretar sus mejillas.
—Y yo a ustedes.
—¿Has avanzado en algo? — preguntó Jasmine.
—Sólo un poco, no he conseguido ni siquiera información de mi madre, creo que aquí en Londres me irá mejor, el mayordomo la conocía.
—Eso es bueno. Brown no está preocupado por tu ausencia de cartas, confía plenamente en ti— dijo Agnes mientras cruzaba las piernas.
—Lo sé, y esa es suficiente presión para mí.
—Relájate, todo está saliendo muy bien. Pero danos detalles, queremos saberlo todo.
Agnes le contó desde su llegada al condado, hasta su noche de pasión con su esposo. Obviamente los detalles de la fantástica casa no pudieron faltar, ni hablar del singular cofre. Aprovechó la oportunidad para preguntarle a Agnes de que podría tratarse y esta sonrió incrédula.
—Admiro mucho a Lord Beaumont, honestamente es todo un genio por como me lo describes, pero si está haciendo lo que estoy pensando mi respeto por él se ira al caño.
—¿De qué hablas? — Úrsula la observo preocupada—. ¿Es algo malo?.
—Es algo estúpido— repuso—. Pero necesito confirmarlo antes de decírtelo, dame tiempo— Úrsula asintió dubitativa.
—¿Qué hay de ustedes? ¿No tienen nada que contarme?.
—Muchas cosas de hecho— comentó sonriendo traviesa Jasmine mientras veía las flores del jardín con adoración—. Pero mejor que empiece Agnes, quiero reírme un rastro de sus frustraciones.
Úrsula observo divertida a Agnes que blanqueó los ojos al escuchar a la pelirroja.
—¿De qué habla Jasmine? — inquirió con una sonrisa.
—De nada.
—El delicioso Duque no deja de arruinar sus planes con el marqués y Agnes está pensando en matarlo.
—¡¿Matar al duque?! ¡¿Te has vuelto loca?! Es el hijo de Lady Margaret.
—Es una molestia.
ESTÁS LEYENDO
ÚRSULA (SAGA:Feme Fatale #1)
Historical FictionEn una época donde la mujer vale menos que el hombre. Úrsula junto a sus amigas buscan darse paso entre el poder a través de la manipulación y el arte de la seducción. Luego de pasar la mitad de su vida preparándose, finalmente a Úrsula se le presen...