Capítulo XXIV

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Yo y mí impulsividad de ni guardarme ni un capítulo de reserva...

—Por favor, llámeme Patrick— Pequeñas líneas se formaban en la comisura de sus párpados al sonreírle.Lucía cálido y amable. El conde era un hombre guapo a pesar de su edad.

—No podría— comentó cortésmente.

—En ese caso puede llamarme padre o suegro. Cómo prefiera. Después de verla defender a mí hijo de esa manera tan sutil pero temeraria, no me queda ninguna duda de que mí hijo está en buenas manos. 

Úrsula sonrió con modestia a pesar de sentir que todo se le venía encima. Yo vez era el alcohol lo que intensificaba sus sensaciones, pero no se sentía nada bien escuchándolo hablar con tanto cariño de Bari. 

—Tal vez en algún momento me sienta en la entera confianza de referirme a usted de la forma en la que se sienta más a gusto. Por ahora me siento más cómoda refiriéndome a su título, Lord Beaumont, y no me lo tomé a mal, es sólo que he sido educada de esa forma. 

El hombre con algunas canas en su rubio cabello le sonrió dándole a entender qué no había ningún problema. 

—Por lo visto está noche nos han dejado solo a ambos. 

—¿Su excelencia y Lady Amelia no están con usted?. 
—La condesa estaba algo indispuesta y Amelia no tenía ganas de asistir. 

—Es de familia la aberración a los eventos— bromeó. Patrick soltó una leve carcajada que le contagió a Úrsula. 

—Si— hubo un largo silencio en el que ambos miraban a las parejas bailar—. ¿No le molestaría decirme dónde consiguió el whisky? Estoy algo hastiado de tomar vino— Úrsula lo miró apenada—. Descuide, su secreto está a salvo conmigo. 

Sintió un retorcijón en el estómago al ver la calidez y la confianza con la que su padre se dirigía a ella. No era un hombre noble cerrado y parco, era carismático y accesible.  

Se tomó todo el licor disimuladamente y le pidió a uno de los que servían las copas que trajera dos llenas de wiskhy. 

— Bari le está resultando un poco difícil, ¿no es así?. No trate de negármelo, verla bebiendo de esa forma me recuerda mí los en los primeros años de crianza de Bari. 

—Este comportamiento no es propio de una dama, debe pensar lo peor de mí, su excelencia. 

—Para nada, al contrario, siento admiración por usted— Úrsula lo observó sorprendida. El conde tomó un sorbo y la miró—. ¿Sabe lo difícil que es mantener a mí hijo en Londres por al menos una semana? Casi nunca puedo verlo, gracias a usted mí hijo ha sentado cabeza, cosa que dudo hubiese ocurrido si contraía nupcias con aquella jovencita …Lady Emily— escuchar aquel nombre le removió las heridas—. Soportar a mí hijo no es fácil, pero una vez que lo conoce es muy difícil no quererlo ¿Estoy en lo cierto?— Úrsula asintió sonriente tratando de contener las lágrimas. El alcohol ya comenzaba a hacer efecto— . ¿Le gustaría bailar con este anciano, milady?— la duda se dejó ver en las facciones de Úrsula y el anhelo en los ojos del conde. 

Patrick no deseaba bailar con ella por cortesía. Había algo en aquella joven que lo llamaba, no era solo el parecido increíble que tenía con la única mujer que había amado con tanta devoción, pues a pesar del parecido físico, Úrsula no tenía aquella dulzura y sencillez que habían vuelto loco al conde en la flor de su juventud. 

Lo que le atraía era otra cosa, algo que no podía explicar.  

Úrsula finalmente asintió y fueron a la pista de baile bajo la atenta mirada de todos los invitados. Incluyendo a Lady Margaret quien con lágrimas en los ojos se lamentaba del triste desenlace que aquella familia había tenido. 

ÚRSULA (SAGA:Feme Fatale #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora