Capítulo XV

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¡Terminé carajo!. A las dos de la mañana, con la linterna encendida para que no me comael coco y con la mano literalmente dormida pero terminéeeee.

Y es que iba a publicarles un cap el domingo pero me inspiré, y como no soy de ahorrar los capítulos porque no me aguanto.

¡Hice un maratón! Y es ¡ÉL maratón!Tres capítulos de tres mil palabras cada uno (el segundo tiene 2.500)

¡Espero les guste!

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Víctor tocó la puerta y luego de escuchar un “adelante” la abrió para que la criada que llevaba el desayuno pasara. Exhaló con fuerza tratando de encontrar la forma de decirle a su amo que la vizcondesa nuevamente había escapado y entró.

—¡ Dios bendito! —llevó la mano a su pecho exaltado al ver a la vizcondesa con la cabeza recostada en la mesa completamente dormida y abrigada—. Su excelencia no me diga que ha obligado a esta pobre dama a permanecer aquí. Todos estábamos preocupados pensando que se habia ido nuevamente.

Bari no dijo nada, espero a que la criada colocara la bandeja y acomodó los cubiertos debidamente, también arrimó un poco la taza al ver que estaba unos cuantos centímetros fuera de lugar.

—Mi lady ha venido aquí sola, dijo que quería estar conmigo— Víctor se contuvo para no blanquear los ojos y zarandear al muchacho.

—Tal vez su excelencia hablaba de otra forma de “estar”.

—¿Hay otra forma de estar que esa? — el mayordomo alzó las cejas y Bari lo observó confundido. Víctor volvió a bajar y subir las cejas pero él seguía sin entender—.¿Tienes algo en el rostro?.

—Me refiero milord, a que seguro su excelencia se refería a…estar, con usted en su habitación, cómodos y…ya sabe.

—Oh.

Víctor negó con la cabeza divertido y le ordenó a la criada que buscara el desayuno a la vizcondesa para luego retirarse.

Bari no la despertó, comía mientras la observaba durmiendo. Casi escupía la sopa al oírla roncar pero por suerte logró contenerse.

Su cuerpo ya estaba acostumbrado a las pocas horas de sueño tras un largo trabajo mental y físico así que no se encontraba tan agotado.

Observó el trabajo de su esposa. Habia una base de bronce circular del tamaño de un melón promedio y encima fibras de bronce—como del grosor de un alambre— unidas entre sí. La figura le parecía ser la mitad de un cuerpo.

Tiró el cubierto en el tazón de sólo pensar que haría una escultura a gran escala de Erick pero se calmó al notar que era un cuerpo femenino.

¿Por qué le enojaba tanto que le gustara su primo? A él le gustaba Lady Emily, no sólo eso, la quería, y mucho si, muchísimo. Así que si Úrsula lo deseaba, podía quedarse con su primo porque él, anhelaba en demasía a Lady Emily.

Bufó enojado y tomó el cubierto a mala gana para seguir comiendo.
Úrsula se removió y comenzó a susurrar palabras inentendibles, Bari dejó de comer y se acercó con cautela tratando de escuchar lo que decía.

—Beaumont—se enderezó al escuchar decir su apellido.

¿Estaba soñando con él?.

Las comisuras de sus labios subieron temblorosas dibujando una pequeña—y algo egocéntrica—sonrisa.

—¿Qué está diciendo su excelencia? — le susurró casi inaudible, lo suficiente para que su subconsciente lo escuchara.

—Beaumont—musitó con los labios entrecerrados—. Sir Beaumont.

ÚRSULA (SAGA:Feme Fatale #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora