Sorpresa Sorpresa. Este epílogo me salió largo XD.
Su olfato se había acostumbrado al olor fétido del orine y las heces que desprendía aquel horrible calabozo.
¿Cómo había terminado ahí?.
Hace tan sólo unos días estaba en su casa cómodamente junto a su esposa y ahora estaba encerrada en cuatro paredes con la incertidumbre por no saber nada del estado de su hijo y abandonada por su esposo.
Maldita fuera Madeleine que la torturaba hasta después de muerta y maldita fuera su hija.
Unos tacones se escucharon impactar contra el suelo. Los silbidos no se hicieron esperar por parte de los prisioneros hombres. Francesca mantuvo la cabeza gacha hasta que su campo de visión se topó con unos hermosos tacones estampados florales. Alzó la vista y vio a una Jasmine sonriente de oreja a oreja con un pequeño bolso de mano blanco y un abanico.
—¿Qué haces aquí, maldita mocosa? ¿Vienes a burlarte de mí?— Jasmine negó con gesto infantil y le sonrió.
—Vengo a matarte— le dijo risueña. La ex condesa dejó de respirar. Jasmine se agachó para estar a su altura y susurró—: Verás, las personas que consiguió esas cartas, fui yo.
Francesca estaba asustada. Aquella jovencita tenía una mirada tan macabra que lograba erizarle la piel. Pero no demostró sus emociones y sonrió.
—¿Quién eres? — jasmine no respondió—. ¿Piensas que vas a matarme? No sabes con quién te metes. Tal vez el conde de Rutland me haya dejado abandonada en esta pocilga, pero conozco a mucha más gente, gente poderosa— se acercó a ella. Jasmine tapó su marido con su dedo índice—. Gente que te haría temblar de miedo con lo que hacen.
Jasmine se llevó la mano al pecho dramáticamente y fingió estar asustada.
—¿Te refieres al Marqués de Aldrich?— la sonrisa de Francesca desapareció.
—¿Cómo…?.
—Conozco la caligrafía de mí tío como si fuera la mía propia— sonrió—. Sabía que esas cartas no podía ser escritas por el Marqués de susex, estaba muy joven en aquel entonces— se acercó un poco más a ella—. Así que se lo pondré muy sencillo— agachó la mirada hacia su pequeño bolso, lo abrió y sacó un pequeño frasco con un líquido trasparente y con pétalos rosados al fondo—. Su hijo no ha despertado, pero cuando lo haga y descubra todo lo que su madre ha hecho ¿Usted quiere estar aquí para ver si rostro? ¿Podrá soportarlo?— inquirió con una sonrisa.
La mujer la miró con gravedad. Todo lo que había deseado en la vida era el bienestar de su hijo. Solo había sido un peón de gente con intenciones oscuras y ambiciones más grandes. Si su hijo no despertaba, no tendría razones para vivir. Si lo hacía, sabía que jamás la perdonaría. Y Amelia, su hija, aún era una niña a sus ojos, vulnerable a cualquier enemigo que ella tuviera luego de morir.
Debía protegerlos, a toda costa.
—Sé lo que piensa— comentó jasmine señalándola con el dedo insinuante al verla tan absorta—. Contrario a usted, Lord Beamount y Lady Amelia tienen a muchas personas a su alrededor que están dispuestas a protegerlo sin importarles que usted haya sido una perra con ellos— le sonrió.
Francesca sabía que se refería a Patrick y a…
Úrsula.
Aunque le costara aceptarlo, sabía que esa mujer amaba a su hijo y Bari la amaba a ella. Cuando Bari tomó su mano lo entendió. Patrick también velaba por él, siempre lo había hecho, y Amelia, era la niña de sus ojos.
Jasmine le tendió el frasco con una ternura que le heló la sangre.
—Solo hágales un favor…y muérase ya.
—Lady Amelia, mí hija…
—Estará en las mejores manos, créame. ¿Acaso cree que somos unas simples damas de sociedad?. Nos encargaremos que su hija no sufra jamás por ningún hombre y valga por si misma— al ver los ojos de Francesca, Jasmine supo que había dado en el clavo y sonrió.
La mujer tendió su mano lentamente, sostuvo el frasco entre sus mugrientos dedos y lo abrió para luego beber el contenido. Minutos después su rostro comenzó a tornarse rojo. Llevó la mano a su pecho tratando de alivianar el calambres que sentía y abrió su boca al sentir que se asfixiaba.
Jasmine se levantó, limpió su falda y la miró sonriente mientras ella le suplicaba con la mirada que la sacara de esa agonía.
—Olvidé mencionarle que iba a sentir— juntó su dedo índice y su pulgar—, un poquito de dolor. Algo así como…estar siendo ahorcada— sonrió—. Nos vemos en el infierno, su excelencia.
Se colocó la capucha y caminó hasta la salida. Se subió al carruaje y suspiró.
—¿Lo hiciste?— preguntó Agnes mientras leía un libro.
—¿Por quién me tomas? ¡Por supuesto que lo hice!.
—Bien, ¿qué te dijo de las cartas? ¿Si las escribió el Marqués de Susex?.
—No, como ya sabía, fueron escritas por el Marqués de Aldrich— su gesto se volvió serio—. Tengo un presentimiento…sospecho que mí pasado…y el pasado de Úrsula…están conectados— miró a Agnes—, al igual que el tuyo.
—Si es así, lo descubriremos. Creo que el conde de Rutland sabe algo y por eso no protestó al saber que se iba a Francia.
Jasmine asintió en acuerdo con ella. Le había parecido extraño que el conde hubiese aceptado incluso que Amelia fuese la nueva pupila de Hanami Sensei y no le hubiese sorprendido tanto la verdad sobre el convento. Era muy extraño. De cierta forma sabía que había algo, algo más grande que sólo asesinar a sueldo a quien se le atravesase.
— A mí también me pareció extraño. Pero supongo que no nos dirán nada por ser simples trabajadoras; asesinas a sueldo. — cruzó sus piernas y la miró insinuante—, Femme Fatales—Agnes sonrió y le dio un golpe en la cabeza con el libro. Jasmine se quejó y luego soltó una risilla—.Al menos tenemos una ventaja y es que la organización no sabe nuestro origen, a excepción de Madame Celestine, que bueno, es tu madre y me salvó esa noche.
Agnes asintió. Jasmine sonrió complacida.Le agradaba volver a estar juntas. Aunque no había devuelto a la niña, Agnes respetaba sus acciones y la protegía de la organización.
— Por cierto… ¿No has llegado a pensar que a ti pudo haberte pasado lo mismo que a la madre de Úrsula?.
—¿De qué hablas?.
Se encogió de hombros—. Tal vez tu esposo no fue el que quiso intentar asesinarte, tal vez—
—Abraham fue el que se cercioró personalmente si estaba verdaderamente muerta antes de que me lanzaran al bosque como un animal — dijo mientras pasaba la página del libro—. El caso de los padres de Úrsula, fue una gran excepción. No todos se enamoran de sus esposas con el tiempo, lo aprendí literalmente a los golpes— Jasmine se calló al saber que pisaba terreno peligroso y se recostó en sus piernas para aligerar la tensión.
—Acaríciame como gatito— lamió su mano simulando ser un gato y Agnes sonrió.
Comenzó a acariciarla mientras leía. Jasmine observó como apartaba su mano para limpiar una lágrima traicionera y luego volvía a acariciarla.
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ÚRSULA (SAGA:Feme Fatale #1)
Historical FictionEn una época donde la mujer vale menos que el hombre. Úrsula junto a sus amigas buscan darse paso entre el poder a través de la manipulación y el arte de la seducción. Luego de pasar la mitad de su vida preparándose, finalmente a Úrsula se le presen...