'22. ||Usado.

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Joaquín.
MARATÓN, 3/10.
dedicado a los amores no correspondidos.

Últimamente pasaba más tiempo drogado que bien, y me había dado cuenta de que mi reina con nombre francés merecía más que eso, ella que me daba todo, y yo que le devolvía tan poco.

Para mí prestarme para ese tipo de eventos significaba un montón, más después de todas las miradas de disgusto que siempre me había llevado por mi amor a los tatuajes.

La morocha se sentó en el sillón del patio y yo le llevé un trago, su favorito. Sonrió con elegancia y provocación, la mezcla que me había vuelto loco, causando mi pérdida de cordura entre la línea roja de su rostro.

Sus dientes blancos y sus labios siempre rojos me causaban una perdida de control impresionante, y ella lo sabía.

-Sos tan lindo-suspiró la morocha haciéndome sonreír, me encantaba todo en ella, su aroma a flores y su voz dulce, su mirada de mala siendo que por dentro me había demostrado que a veces, los ángeles se asustaban y se hacían demonios por el miedo.

-Vos sos linda-respondí bajando la cabeza para sonreír, siempre había estado acomplejado de mi sonrisa.

-No-dijo poniendo su bebida a un costado y levantándome la cabeza-sonreís hermoso, mostrale al mundo esa sonrisa bella, sos perfecto-dijo dándome un beso.

Nervioso decidí dar el primer paso, porque éramos novios pero estábamos volviendo de cero. Respiré y cerré los ojos ante su tacto, antes de besarnos, lo solté.

«Si no es ahora no es nunca.»

-Te amo Fiama-dije nervioso por su respuesta.

-Yo también te amo, Dilan.-Me estremecí al escuchar el nombre de mi mejor amigo, y ella abrió los ojos enormemente al notarlo.

-¿Qué?-pregunté con un sabor amargo en la boca, como si sus besos me hubiesen matado por dentro.

-Joaco no...-dijo intentando buscar las palabras pero quedé estupefacto, ¿Acaso yo había sido solamente un ratito para captar la atención de mi amigo?

-Fiama-había miedo en sus ojos-¿Qué es lo que sentís por mí?-pregunté temeroso por la respuesta.

-Joaco yo-dijo suspirando-voy a dejar de mentir, te quiero pero siempre estuve enamorada de Dilan, dame una oportunidad y todo va a mejorar-rogó y la miré decepcionado, como si esa mujer se hubiese vuelto un revólver y aquellas palabras un disparo directo al corazón.

Hace dos meses hubiese considerado una locura que Fiama no me quisiera, pero en ésta vida no tenemos nada asegurado, y lo acababa de comprobar.

-Yo pensé que te lo había dado todo-dije rascándome la nuca.

-Me lo diste todo-respondió triste.

Y tenía razón, le había dado tanto que me sentía perdido. Había perdido mi esencia y ella tenía más tiempo pare reclamos que para besos, y por fin entendía porqué.

-Pensé que haríamos bien las cosas...-contesté con las manos en los bolsillos y la mirada perdida.

-Vamos a estar bien-contestó como si en ésa oración intentará convencernos a ambos.

-No, no podemos estar bien si amas a mi mejor amigo-reí con amargura y decepción-y aunque me duela a montones, ni yo ni nadie merece ser la segunda opción.

-No sos la segunda opción joaco-respondió con temblor en su voz, y yo sentía como si estuviese bajo el espeso agua del océano y su voz se escuchaba tan lejana como si me gritara desde miles de metros, no podía entender que decía.

-No llego ni a éso-contesté agotado.

Me di la media vuelta y me fui, sin darle más vueltas al tema. Y aunque era mi casa quería huir, no sabía a dónde ni con quién, siquiera sabía cómo me iría tan lejos como mi corazón me lo pedía, pero sabia porqué, acababa de ser traicionado.

No podía enojarme con Dilan, ¿Acaso él lo sabía? Tampoco me quedaba otra cosa más que enojarme conmigo mismo por no haberme dado cuenta o no haberla podido enamorar en todo el poco tiempo que estuvimos juntos, yo estaba enamorado y ella también... la diferencia es que yo de ella, y ella de mi mejor amigo.

¿Qué tenía que hacer? Jamás me había tocado pasar por algo así, y saber que lo estaba experimentando con la que más amaba, hacía que el dolor se incrementara millones de veces más.

Ahora entendía el porqué de todo lo que hacía con Rebecca y con Dilan, y no entendía porque yo estaba tan entregado, al punto que callaba todo porque no quería hacerla sentir dominada, estaba dando todo de mí y no recibía ni un cuarto de su esencia.

Me subí al primer colectivo que vi, no tenía el saco del traje pero la gente tenía la cara más demacrada que yo, no supe en dónde terminé, pero mientras más lejos mejor.

-¡Última parada!-exclamó el chófer, y por mi parte, el celular me hacía vibrar la pierna. No sabía cuántas llamadas ya había dejado la morocha y cuantos mensajes, me bajé y caminé por muchas cuadras. Silencié el celular, quería desaparecer.

Siempre había deseado una relación como la que Dilan estaba teniendo con Bequi, los adoraba mucho a los dos y yo quería estar así con Fiama, "juntos a pesar de todo", pero como siempre, me tocó ver la peli y no vivirla.
No tenía envidia, ¡Les deseaba lo mejor! Pero yo también quería, merecía o sentía que algo así me tenía que tocar también, aunque, ahora no sabía ni a dónde ir, menos, qué me deparaba el futuro.

Los ojos me ardían, y yo fingí que era por una alergia imaginaria para que no se dieran cuenta que el chico malo de los tatuajes estaba a punto de llorar, tenía un gramo de dignidad que proteger.

Entré a una estación de servicio y compré el café más básico que había, si de todas formas aunque les pusiera toneladas de azúcar seguirían dándome el recuerdo de los labios rojos y el amargo sabor a nostalgia, lo miraba sin intenciones de tocarlo.

Una chica pelirroja se sentó frente a mí sin pensarlo mucho.-¿Un café será suficiente o nos va a quedar corto para la historia de porqué tenés esa cara?-preguntó sacándome la primera sonrisa de la mañana.

✧Ángel ↦Dillom✧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora