'55.||ERROR.

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REBECCA!

dedicado a riplua

HABÍA pasado una semana desde la confesión de Eugenia, la vida era aburrida en donde vivía ahora, el mundo no me esperaba y lo único en lo que podía pensar, era en el futuro.

Me levanté de la cama con flojera, el día estaba lluvioso, y ya no me afectaba en nada mi vida cotidiana. Prendí la ducha con agua tibia y después de sacarme la ropa y dejarla apartada en un rincón del baño, me metí bajo el agua, dejando que un escalofrío invadiera mi piel. El agua tibia era demasiado relajante y yo, me dejaba llevar.

Después de salir del baño, me vestí cómoda. Una calza Nike, un buzo negro no muy largo de la misma marca y las zapatillas blancas de Adidas. Me peiné haciendo una colita rápida y después de aplicar rimel, bajé a la cocina para desayunar.

Eugenia me sonrió-Buenos días rebe, ¿Tenes planes para hoy?-preguntó poniéndome un plato con yogurt y frambuesas enfrente. Amaba a esta mujer.

-Sip-respondí atacando mi desayuno con una cuchara pequeña mientras ella me servía jugo de naranja-tengo que ir al médico en una hora.

-Y yo al trabajo-dijo mirando el reloj de la pared.-Te alcanzo si querés.

Asentí y tras terminar mi desayuno, agarré mi celular, una mochila pequeña con cosas que creía necesitar, como las llaves y la plata, y subí a la camioneta de la morocha.

Arrancó el motor, poniendo en marcha el auto. El parabrisas se movía de un lado a otro limpiando las gotas que dejaba caer el cielo grisáceo.

-¿Te acostumbraste al embarazo?-me preguntó y abrí los ojos enormemente y la miré.

-¿Qué?-pregunté sorprendida.

-Si te acostumbraste al clima-dijo confusa y me relajé. Mi mente me había hecho una mala jugada.

-Sí, aunque es un poco embolante-reí nerviosa.

-Necesitaba hablar con vos-dijo con la mirada al frente-¿Estas bien después de... lo que te conté?-preguntó y asentí.

-Sí, honestamente, lo que hagan no es mi problema-sonreí amable y abrí la puerta del auto ya que había llegado a mi destino, le di un beso en la mejilla, desprendí el cinturón y prácticamente, salí huyendo.

Habían algunas personas en la sala de espera, notifiqué que había llegado en la secretaría y la mujer, mucho mayor que yo, me pidió que esperara en la sala junto al resto.

Jugué con mi celular al Candy, juego que me ponía malhumorada y después divagué entre las historias de Instagram. Dylan no daba señales de vida hace mucho por las redes, y algunas veces me preguntaba si me había bloqueado. Tantas, que más de una vez, entre a su perfil a llorar porque borró su historia destacada, titulada como "👫" que se trataba sobre nosotros.

-Heindenreich-dijo la doctora abriendo la puerta y levanté la mano. Con algo de nostalgia me levanté y entré a su consultorio.-Sentate-sonrió mientras escribía en su computadora-¿En qué puedo ayudarte?

-Estoy...-me aclaré la garganta y la mujer me miró con duda.-embarazada,y bueno, quería saber que... que hacer.

Ella asintió y se levantó, haciéndome acostar en la camilla. Me hizo levantar mi ropa y puso un gel frío en mi estómago, mi corazón se aceleró y sentí el aparato recorrer mi piel.

-¿Querés verlo?-preguntó y después de pensarlo por un momento, asentí.

Mis ojos, se llenaron de lágrimas al ver esa pequeña manchita del tamaño de un kiwi. ¿Eso sería mi bebé en unos meses?

Después de un rato, volvimos a sentarnos en su escritorio.

-Tenés seis semanas de embarazo, ¿Querés tenerlo?-preguntó-porque sos muy chiquita, y está la ley de adopción... Pueden buscar adoptantes.

-Creo que, necesito pensarlo-dije sintiéndome inquieta.

Por un lado, ¿Qué podría darle una niñita de dieciséis años? Y por otro lado, ¿No teníamos todos derecho a crecer con padres? Yo sabía que podría ser mejor madre que los que me habían tocado, con Dylan a mi lado o no, yo haría lo imposible.

-Bueno hermosa, pensalo-sonrió para después darme algunas indicaciones, como que no podía sanar mi ansiedad con café, o morirme de una sobredosis de ibuprofeno.

Saqué de mi mochila una tarjeta que me había dado Eugenia para el colectivo, en caso de que quisiera tomarlo o plata para el taxi. Tomé el que ella me había recomendado y tras subir, pasé la tarjeta y me senté en el primer asiento libre que vi.

-Eu, rebe-sonrió Valentín sentándose a mi lado.-¿Cómo estás?

-Todo tranquilo, ¿Y vos?-pregunté con una sonrisa.

-Bien, honestamente, feliz de verte-sonrió.

[...]

Abrí la puerta de la casa y lo primero que escuché, fue una discusión ya empezada entre Eugenia y papá. Me sentí cansada de repente, tanto, que subí corriendo las escaleras y me tiré en mi cama.

La discusión no terminaba, acusaciones de infidelidad, llanto, promesas de separación... Cosas que no quería, ni tenía, que escuchar.

Mi mente se fue fue en un segundo, pensé en donde estaría en diez meses, o en donde estaría en dos años. En todas mis fantasías de una familia perfecta, Dylan, no estaba.

Quizá, mi mente ya lo había asimilado. Yo esperaba un hijo suyo, y él, lo mas probable es que esté con otra persona. Porque la vida es así de injusta a veces, o me enseña sobre el amor inexistente entre dos adultos, y el verdadero entre una madre y su hijo.

Después de todo, la decisión de lo que haría estaba en él. Yo no podía ni quería ocultarle que tenía un hijo suyo, era injusto y cruel, porque después de todo, cada uno es dueño de su propio destino.

Toqué la puerta una hora después contada con reloj, de que papá se encerrara en su oficina. Su adelante hizo que entrara y me miró por encima de sus lentes.

-¿Qué pasó Rebecca?-preguntó.

-Quiero ir a Buenos Aires.-Respondí;-lo necesito.

Bufó y pasó sus manos por su rostro, como una seña clara de la frustración que sentía.

-No.-Respondió-No, ¿Para qué? ¿Para qué veas al drogadicto ése?-rió amargo.-Quiero una vida distinta para vos.

-Es una semana lo que te pido por favor-pedí.

-¡Te dije que no Rebecca!-gritó y bajé la mirada. Una lagrima tibia se escapó, rodando por mí mejilla.-Toda la vida haciendo cosas para que seas feliz.

-¡No te lo estoy pidiendo, exijo que me dejes ir! -grité;-Al final, siempre culpabas a Dylan de la ruptura de nuestra familia perfecta, ¡Y la culpa fue tuya siempre!-volví a gritarle y él, por fin, permaneció callado;-nos mentiste, te fuiste, y lo peor de todo, me decepcionaste.

-¿Porqué querés ir a ver a ése drogadicto?-preguntó, y no sé si fue mi intención o la tristeza, pero lo solté;

-Porque ese drogadicto, es el padre de mi bebé-respondí furiosa, pero intentando no gritar. Quedó inmóvil, pálido y yo, me di cuenta de mi error.

-¿Yo te decepcioné?-rió-que irónica, porque vos sos en éste momento, lo peor que hice en mi vida.

Me di vuelta, con intención de marcharme, con el orgullo y la dignidad hecha pedazos, y el nudo en la garganta ahogándome.

-Prepara tus cosas, te vas mañana-respondió.-No necesito tenerte cerca por ahora.

•••

salió feto

✧Ángel ↦Dillom✧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora