'17.||Todo.

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Dylan.

El olor a verano estaba cada vez más presente en la ciudad. Entre un cielo celeste y nubes blancas como la nieve, iba a noventa con la castaña aferrada a mi pecho. La moto le aterraba, y a por mi lado, me gustaba la forma en la que se agarraba a mi estómago para sentirse segura.

-¿Segura no querés que te acompañe?-le pregunté cuando paré la moto en un semáforo.

-Segura, yo puedo.-Dijo la castaña con seguridad, pero la conocía tanto que sabía que usaba ese tono no sólo para convencerme a mí, si no para convencerse a sí misma. Pero no la iba a presionar.

Volví a poner en marcha el motor para finalizar las últimas cuatro cuadras que nos quedaban para llegar al edificio, sus manos que ya se habían relajado, volvieron a aferrarse como un bebé a su madre.

Detuve el motor y mi cara de alegría por los momentos con la castaña, se volvió inexpresiva al ver cierto ser descansar su peso contra una de las paredes del edificio. "Lucio" el cual tenía un nombre tan estúpido como él, no me lo tragaba, pero tampoco iba a ir controlándole la vida a Rebecca de empezar con esas idioteces de "no te juntes con él" primero, porque era su vida, segundo, porque no estábamos siendo tóxicos y no me gustaba eso de la toxicidad, tercero, porque confiaba en ella.

La castaña se sacó el casco y me lo dio para que lo guardara bajo el asiento, ella aún no había notado la presencia del que tiene nombre de pelusa, me saqué el casco y me dio un corto beso en los labios.

-Cuando tengas celular, avisame así te puedo mandar un mensaje.-La abracé por la cintura para demostrarle «quién» era yo al ex de Bequi, yo era el nuevo, nuevo y mejor. Él hizo un mal gesto y yo besé a la chica frente a él.

-¿Qué pasa Dil?-preguntó confusa con mis actitudes, se giró sobre su eje y su rostro cambió por completo al ver al muchacho.-No le des atención, te quiero.

Le sonreí a la castaña y le di otro beso, respondí que también la quería. No me fui de ahí hasta que no la vi subirse al ascensor por la puerta de vidrio, le di una mala mirada al pelinegro, y ahora sí, aceleré la moto hasta llegar a casa.

No sabía que haría en mi casa, porque odiaba estar ahí. Millones de recuerdos me carcomía la mente.
"Carcomer" era mi palabra preferida o eso pensaba, significaba destruir lentamente las cosas no materiales, los sentimientos por ejemplo.

Puse lavar las sábanas con vagancia, sabía que el perfume de Bequi se iría con el olor tan genérico del jabón para la ropa, lo tiré al lavarropas con algunas cosas que encontraba, estaba tan lleno de felicidad que limpié toda la casa.
Aunque en ése momento me sentía reconfortado por haber hecho algo bueno en el día, al ratito me lamentaría terriblemente.

Me bañé también con rapidez y me cambié la ropa por una con olor a suerte, me senté en el comedor sin saber que hacer y al ratito, me aburrí de quedarme mirando la nada misma. Hoy no me podía quedar quieto, y por primera vez después de muchísimo tiempo, no era gracias a las drogas.

Agarré plata del cajón para la nafta porque la necesitaría, me subí a la moto y me fui dispuesto a buscar alguna aventura o hacer algo con mis amigos. Hoy, no quería estar sólo, y como ya era normal en mí después de ése primer beso, estaba feliz.

Apagué el motor en la estación de servicio, y después de hacerlo fui a comprar un chocolate porque tenía ganas, y no tenía nada mejor que hacer.

✧Ángel ↦Dillom✧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora