'60.||LO QUE QUIERAS.

774 92 6
                                    

DYLAN!

      JAMÁS formó parte de mis planes el tema de tener un hijo o algo así, nunca había querido formar una familia porque sabía lo rotas que acababan todas, no conocía a nadie con una familia feliz, y aquél era mi mayor miedo. No llegar a ser el padre que quise siempre y acabar siendo uno como el que tuve.

Me encaminé hacia la casa de Joaquín, con un torbellino de emociones y pensamientos, al punto en el que no sabía que sentía, ¿Emoción? ¿Nervios? ¿Frustración? No me imaginaba como padre, es más, no sabía si quería serlo.

Entré sin previo aviso, abriendo la puerta sin más y encontrándome una reunión pequeña de los chicos que conformaban nuestro grupo homogéneo de personas. Sara me escaneó por un momento y todos se quedaron confusos ante mi llegada.

—Hola—dije bajito, demasiado. Tanto que mi voz se oyó extraña.

—¿Terminaste de drogarte con la otra? ¿De cambiarnos por una mina? ¿Tenés bardo con un tranza o la loca te dejó por un gramo?—preguntó Taichu,la cual siempre había sido demasiado honesta. Tanto, que a veces hería, como ahora.—Me enteré de todo Dylan, caíste bajo.

Los otros, miraban atónito la escena. Las palabras hirientes y tajantes de la morocha no eran detenidas por ningún otro, ni siquiera por mí. Bajé la mirada.

—¡Tais!—exclamó Helena, y la miré con los mismos ojos que pondría un perro callejero hambriento de comida, calor y amor.—¿Te sentís bien Dylan?

Mis ojos se aguaron, y me quebré. Nunca quebraba de esa forma frente a ellos, siempre bromeaba o me demostraba lejano a todo tipo de sentimientos negativos, porque acallaba aquellos con una pastilla, o dos.. Con drogas que eran mi propia destrucción y lo sabía, pero ahora estaban demasiado lejos y yo demasiado perdido. Los brazos cálidos de Helena me calentaron un poco, estaba helado, mi corazón era frío como un Polo.

Me abrazó por el cuello y me guió al patio. Nadie decía nada.

—¡Dale Helena, deja de joder!—gritó Tais y la chica la fulminó con la mirada, pero ésto no la detuvo—¿¡No te das cuenta que sólo nos usa!?

Las exclamaciones de Tais se hicieron lejanas, terminamos en el patio bajo un cielo estrellado y oscuro. Todo se veía tan frío últimamente...

Helena chistó la lengua—ignorala, la gente dolida no sabe lo que dice. Sólo nos duele tu ausencia, no te perdigas.

Suspiré y me encogí de hombros como reflejo. No sabía que decir, quizás estaba acostumbrado o comenzaba a adaptarme al rechazo que sentía por parte de todos.

—¿Qué pasó Dylan?—preguntó sentándose en el respaldar de un banquito de madera que adornaba el patio.

—Me la mandé—confesé brevemente, y ella comenzó a tirar de los hilos de su pantalón roto como reflejo supongo. Me senté intentando buscar un indicio en el cielo de que lo que vivía últimamente era un sueño.

—¿Qué es tan grave?—preguntó mirándome.

—Rebecca y yo...—suspiré buscando la forma de confesarlo pero sin usar la palabra. Sentía que si la decía, todo sería demasiado real, y le tenía mucho temor a la realidad.—Vamos a ser padres.

Ella se mordió el labio por un momento y miró el suelo. Pasó sus manos por su pantalón, atrajo sus piernas que estaban estiradas y dirigió su vista a mí.—¿Y vos que sentís?

Me encogí de hombros como respuesta. Sentía que la tristeza o el arrepentimiento me habían comido las cuerdas vocales, sin dejarme pronunciar ninguna palabra.

—¿Vos querés ser padre Dylan?—preguntó, y negué.

—No sé—respondí honesto. Últimamente no sabía que hacía, nunca sabía nada,solo que mis deseos de desaparecer eran demasiado grandes.

—¿Rebecca quiere tenerlo?—preguntó y asentí.—Entonces te queda respetar su decisión, el hijo es de ambos, pero nadie puede obligarte a criar un hijo no deseado.—Aclaró;—podes solamente hacerte cargo con tu parte económica y listo, no es necesario que sepas el nombre ni nada.—Sonrió y pasó su mano por mi espalda.—¿Porqué no querés ser padre Dylan?

—Nunca quise—admití—me da miedo, traerlo al mundo solo para sufrir. No siento que pueda darle algo positivo, siquiera me puedo cuidar a mí mismo.

—Pueden darlo en adopción. Quizás su postura no es la misma dentro de siete meses, u ocho.—respondió—Yo sé que dentro tuyo, querés. Porque siempre quisiste una familia normal, funcional. Aunque bueno, ¿Qué es normal si se habla de personas? todos tenemos un defecto, pero podes ser el padre que nunca tuviste, vos tenés un ejemplo fuerte de lo que no hay que hacer. Después de todo, la decisión es de ustedes, pero los apoyo—me abrazó y cerré los ojos por un instante.

—¿Vos decís que puedo ser buen padre?—pregunté, con un poco de emoción.

Creo que podes ser lo que quieras, si te hace feliz.

•••

disfruté escribir este capítulo.

✧Ángel ↦Dillom✧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora