'58.||Sorpresas y felicitaciones.

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DYLAN!
maratón, 2/4.

-¿PENSÁS decirme qué somos?-preguntó la morocha, con notable duda. Sus brazos cruzados descansaban sobre su estómago, la camisa blanca que llevaba puesta caía a los lados de sus piernas largas.

-No sé Lona, no me preguntes cosas que ya no puedo ni pensar.-bufé tirado en la cama, con la vista clavada en el techo.

La morocha suspiró con pesadez, sentada en la silla giratoria a los pies de mi cama.-Es Paloma, ¿Tanto te cuesta recordar mi nombre Dylan?

-¿Sabes qué Paloma?-pregunté de mala manera-No me acuerdo de las cosas que no me interesan.

-¡Dios santo Dylan!-lloró la morocha levantándose para vestirse e irse, pero yo no la detendría para arreglar las cosas. No podemos arreglar algo que siempre estuvo roto.-¿¡Cuál es tu problema conmigo!?-preguntó enojada.

-No es con vos-me quejé con cansancio y me senté-el problema es que no me das tiempo para sanar las ruinas que me dejó la otra, necesito tiempo y no me lo das...-suspiré.

De sus ojos salieron lágrimas.

-Dylan yo te quiero.-Confesó, pero lo único que sentí creíble de aquella frase era su forma de llamarme. Habíamos estado juntos todo el día, todos los días desde la primera noche en la que recuperé la cordura, pero no había cariño, o al menos si lo había, yo no lo distinguía.

-Yo estoy enamorado de otra.-La miré a los ojos con una sonrisa triste, que acabó siendo una mueca, también de tristeza.-Necesito respuestas, pero ni siquiera sé cuáles son las preguntas, me siento vacío.

-Dylan-se acercó limpiando sus lágrimas con el dorso de su mano, se arrodilló a mis pies y tomó mis manos con cuidado-Seamos algo, buscala si querés, anda al Sur a descubrir lo que te falta, pero volvé conmigo mi amor, que yo sé que podemos sobrevivir a la tormenta.

Asentí mordiéndome en el labio. No sabía si quería una relación ahora, pero accedí a su idea dándole un beso lento en sus labios. Me paré y la morocha imitó mi acción.

-¿Vas a ir al sur?-me preguntó y accedí mordiéndome el labio inferior.

Pensé en Joaquín, en los amigos que había perdido por mi comportamiento inmaduro y los extrañé. La sonrisa de Joaco, las galletas y chistes malos de Quentin, la seriedad de Nico, las peleas con Sara. Los consejos de Helena, eran todas cosas que componían mi pasado, pero yo no quería que sean sólo mi pasado, los extrañaba. Pero era cobarde, demasiado cobarde.

Suspiré, miré el cielo oscuro que dejaba ver una hermosa noche de luna llena y estrellas brillantes, y después de vestirme, salí de la casa listo a preparar mis pocas cosas, para ir a buscar a Rebecca a Tierra del Fuego.

[...]

Pensé en escribirles "voy a estar en el Sur, no se desesperen» pero borré el mensaje antes de enviarlo. Bloqueé la pantalla y tras arribar el vuelo, sentí que podría empezar de nuevo. ¿Ella se enojaría mucho si le pido que rompa mi corazón cuantas veces quiera, pero no se aleje? ¿Me perdonará? Millones de preguntas impactaban en mi mente sin pausa, tantas que necesité de una pastilla para acallar la voz interna de mi cabeza.

[...]

Bajé sin nada, solamente una mochila con poca ropa y algo de plata. El celular había cargado toda la noche y yo, no sabía por dónde empezar. ¿Había sido una mala idea éste impulso? Caminé hasta la salida, y después de dar un millón de vueltas, me dio hambre.

✧Ángel ↦Dillom✧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora