'O4.||Angustias y mi cielo.

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Dylan.

Maratón, 1/4.
Dedicado a mis mejores amigas
las + cebadas. [ sunsettdam y N-Nara]

¿Nunca les pasó? Que la angustia devora sus cuerdas vocales, ¿Y no pueden decir lo que sienten? A veces, no es la angustia la que corta tu voz si no tus propios amigos, minorizando tus problemas, haciéndote sentir que no vale la pena ponerse mal por tal cosa, pero... llega un momento en el que, te encontrás con una luz. La luz reflejada en los ojos más puros que vas a ver en tu vida y sentís que tu voz vuelve, que estuviste tanto tiempo debajo de tu océano de tristezas y justo, viene esa persona y te saca, te llena los pulmones de aire, y el corazón de amor.

Me desperté sobresaltado, los recuerdos volvían a mi mente cada vez que cerraba los ojos. Me levanté sin intenciones de despertarla y me vestí, abrí la ventana y cuando quise salir, su voz no me dejó.

-¿A dónde te vas?-preguntó tallando sus ojos con el puño de su pijama.

-No me puedo quedar.-Dije recordando el daño que había hecho durante toda mi vida, yo había nacido como un buen chico, pero no fui obediente, y me volví en una persona que destruía cada ángel que se encontraba.
Siempre me habían hecho creer que yo no podría tener cosas buenas en la vida por de donde era, que por los ojos claros y el pelo rubio me creía mucho según la mala gente del barrio, y los de clase alta, decían que era un "negro de mierda." Jamás había encajado en ningún lugar, pero ahora que lo hago, sabía que tenía que irme, antes re romper más su inocente corazón.

-¿Porqué no?-preguntó con cierta tristeza en su voz.

-Porque, ya lastimé a muchos ángeles que quisieron ayudarme, no voy a lastimarte a vos también.-Dije con la pierna aún apoyada en la ventana. El viento de la madrugada nos envolvió.

Ella se levantó de la cama-hay muchos diablos que se disfrazan de ángeles. Tal vez no los dañaste, ya eran así, solamente que no lo demostraban.-Ella acarició mi mejilla haciendo que cierre los ojos por un instante debido al tacto-¿Puede la bondad romper a alguien?

-No-respondí.

-Dilan vos sos bueno, no lastimaste a nadie.-Desvíe la vista pero me obligó a mirarla apoyando sus manos en mi rostro.

-No me conoces bequi, soy un bardo, tengo problemas-me defendí. Con las palabras más hirientes formaba muros en mi alma, que ella con dos palabras y una mirada, tiraba abajo.

-Entonces vamos a solucionarlos-sonrió con dulzura-vamos a solucionar tus problemas, juntos.

-Bec, vos sos buena, yo no.-Suspiré, sabía que esto terminaría mal.

-Los Ángeles también se disfrazan de demonios cuando tienen miedo, o se sienten sólos-ella me abrazó y yo correspondí el abrazo. Era dulce como un cubo de azúcar y fuerte como el hierro, también brillaba como un diamante. Fina como una reina, mi salvación, como un ángel.

-Vamos.-Dije sabiendo que quizás, era el momento de soltarme un poco con alguien.

Ella se cambió rapidísimo y se hizo una cola de caballo en el pelo, cuando vio la altura de la que saltaríamos por los balcones casi se desmaya.

-Vamos por la puerta-dijo poco segura, haciendo que yo asienta para que se sienta un poco más tranquila. Puso una almohada fingiendo que era una persona por las dudas y abrió la puerta de su habitación, cerró la ventana y caminó rápido hasta el baño. Yo me quedé estático pensando que reconocía esta casa de alguna forma, pero no recordaba porqué.

Ella después de un minuto abrió la puerta del baño y apagó la luz del mismo, se agachó y me hizo seguirla por el pasillo silencioso, cerró la puerta de su habitación con llave y tomó la llave del departamento, abrió la puerta y salí rápidamente del departamento, haciendo que mis músculos se relajaran un poco. Cerró la puerta en silencio y le puso llave, caminamos hasta el ascensor, era luminoso y tenía muchos espejos, ella me miraba de reojo pero fingí no notarlo.

Caminamos por la entrada principal, el guardia dormía entonces abrimos la puerta rezando para que no se escuche nada con la tarjeta de Becca, cuando por fin estuvimos fuera del edificio, me tranquilicé.

-Nunca en mi vida había hecho algo así.-Dijo haciendo que sonría.

Caminamos hasta la plaza, había un banquito bastante alejado de todo frente a una laguna, me senté y estuve por varios minutos buscando las palabras para explicar lo que sentía y que no sienta que yo me comportaba así por gusto, pero no salía nada.

-Dilan-dijo haciendo que la mire y acarició mi mejilla.-Vengo a hacerte compañía, no es necesario que me cuentes que pasa, solamente, sabé que estoy con vos.

-Siento que tengo que contártelo-suspiré-confío en vos.

-¿Confías en mí enserio?-preguntó.
El cielo estaba limpio de nubes, me dejaba ver cada estrella que hace tiempo no podía ver, respiré encontrando la calma.

-Si confío en vos, es porque lo mereces bec.-Añadí y ella sonrió.

-Cuando sientas que las palabras salen, me decís.-Ella me dio un beso en la mejilla-no estás solo Dilan.

-Hace tiempo...-dije iniciando la frase pero esa no era la forma. Ella apartó un mechón de su cara y se acomodó en el asiento de cemento. Chisté con la lengua frustrado por no encontrar las palabras. Ella me abrazó, necesitaba soltarlo, no sabía cómo.-Yo...Una vez, mi mamá dijo que volvería a casa. Ella quería empezar a hacer las cosas bien, conmigo. Yo tuve que dejar la escuela porque tenía que comer, debía encontrar comida. Mi mamá nunca volvió de aquél último negocio, y yo, no he sido capaz de verla desde ése momento. Mi papá pasa demasiado tiempo estresado, él va a verla a veces, pero yo no. No me presta atención, ni siquiera sabe que me drogo bec, olvida mi cumpleaños siempre, y no sé, hace tiempo que no sentía la calma que me das.-La miré fijamente a los ojos

Ella sonrió haciendo que sus hoyuelos se remarquen, nos abrazamos de nuevo, y sentí que por fin podía soltarlo todo.-Bec, me haces sentir en el cielo.

✧Ángel ↦Dillom✧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora