'16.||Bien.

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Bequi.

El olor de la lluvia se adentraba por la ventana, una brisa cálida por la tormenta de casi verano entraba por la ventana sin permiso, acariciando nuestras pieles.

Dilan descansaba en mi pecho, y yo miraba las ventanas caer a través de las cortinas. Era una madrugada ideal, con el-ya no tan-colorado, raíces rubias empezaban a aparecer en su pelo. Su respiración era pausada, tranquila. Me preguntaba en que soñaba, y amaba ésta faceta de él. En la que no fingía sonrisas ni estaba triste, era simplemente él, sin caretas.

-¿Cuánto tiempo más vas a mirarme?-preguntó aún con los ojos cerrados haciendo que mi piel facial se tornara bordó.

-No sabía que estabas despierto-dije tímida y notablemente avergonzada, él rió.

Levantó la cabeza y clavó sus ojos claros en los míos, haciendo que me sienta minúscula. Su mano acarició mi muslo desnudo haciendo que mi piel se erizara.

Se acomodó en la cama haciendo que quedemos enfrentados, besó mi frente y volvió a poner su mano en mi cintura.

Cerré los ojos intentando acallar mi mente, sabía que mi madre me mataría a penas pisara la casa, pero para ser sincera, me daba igual.

-¿Qué te tiene tan mal?-preguntó acariciando mi mejilla.

-Mi mamá se va a enojar.-Dije frotándome la cara con mis manos en un gesto de frustración.

-No pienses en eso-dijo haciendo que me destape el rostro-pensá por una vez en lo que vos querés.

Lo abracé buscando el calor de sus brazos en una madrugada que empezaba a ser fresca, me abrazó y yo suspiré. Por cansancio o por amor, no lo sabía.

Me quedé dormida, rogando por no tener ronquidos porque me moría de la vergüenza. Nunca había sido una persona que roncara, no podía empezar a serlo ahora.

[...]

El sol se filtraba por la ventana y los rayos del mismo acariciaban mi rostro haciendo que me despierte aunque quería seguir durmiendo. Mi pierna se encontraba sobre las del colorado y su mano descansaba en mi cintura.

Pude notar que él se encontraba despierto porque acariciaba mi piel, yo decidí fingir seguir dormida para ver que hacía. Sus manos me acariciaban por cada centímetro de mi piel desnuda generándome cosquillas.

Se puso de pié con cuidado de no "despertarme" y antes de que agarrara su ropa lo interrumpí.

-¿A dónde vas?-pregunté haciendo puchero-no te vayas-estiré la mano vagamente haciendo el intento de alcanzarlo.

-Ya me preguntaba cuando dejarías de fingir que seguías dormida.-Dijo haciendo que el calor suba a mis mejillas.

-Dilan me caes demasiado mal.-Contesté resaltando «demasiado».

Él rió con arrogancia mostrándome los dientes, inclusive el faltante. Que le daba un toque único y especial a su sonrisa.

Me peiné con los dedos y agarré la ropa que había dejado en un costado de la habitación, fui al baño a vestirme con la pollera y el top para después irme a mi casa.

-Me voy, te quiero-dije dándole un beso en la mejilla y él, que estaba en la cocina haciendo café me miró con incredulidad.

-Uno, no te vas sola de acá-enumeró-dos, te estoy haciendo el desayuno.

Sonreí y él se quedó mirando mi sonrisa, que de inmediato borré por vergüenza.

-Casi no te veo así.-Dijo mirándome a los ojos.

-¿Así como?-pregunté arqueando la ceja.

-Sonriendo-dijo mirándome.

-Deberías intentarlo, es bueno-me burlé de que Dilan no siempre sonreía mostrando los dientes.

-Me refería a que...-desvió la mirada a las tazas de café-deberías hacerlo más, te ves linda.

Él se puso un poco rojo y yo agarré sus mejillas con toda la confianza del mundo para así depositar un pequeño beso ahí.

Él sonrió haciendo que dos "L" se remarquen en la comisura de sus labios.

Su mano fue a mi cintura en un abrazo y me atrajo más a él, intentando romper las leyes de la física y nos unimos en un beso, que como todos los de anoche, eran dulces.

La puerta de entrada se abrió y yo me separé por inercia. Dilan llevó las tazas a la mesa y yo le seguí. Un hombre de edad media y piel blanca como la del colorado depositaba las llaves en el colgador junto a la puerta, miró a Dilan y después a mí.

-Pensé que lo habíamos hablado.-Dijo mirando a Dil con cansancio-Buenos días querida-sonreí cómo saludo.

-No es lo que estás pensando, no la conocí anoche.-Aclaró algo incómodo sin saber cómo llamarle a lo que teníamos, el padre parecía confuso. Tomé aire y cerré los ojos en busca de valor para hacerlo, los abrí y lo solté.

-Soy la novia, de Dilan.-Sonreí con encanto y el colorado me miró confuso, el padre sonrió.

-Disculpa mis modales querida-dijo saludándome con un beso en la mejilla y una sonrisa encantadora-soy el padre de Dilan.

-Rebecca-me presenté y el arqueó la ceja.

-¿La del perfume?-preguntó y negué.

-No, esa era Fiama haciéndose pasa por ella-aclaró Dilan y acarició mi cabeza mientras yo le daba un sorbo al café. Dil miraba con desconfianza a su padre.

-Con razón está tan correcto, por fin una decente-dijo su padre haciéndome reír y mi "novio" rodó los ojos por el chiste.

El padre se despidió yéndose a su habitación después de intercambiar algunas palabras más, era un señor encantador, pero no olvidaba lo que él pelirrojo me había contado.

-Perdón por decir que era tu novia, no sabía qué hacer.-Dije dándole un sorbo al café y él sonrió.

-No me molesta-acarició mi mejilla-tal vez todavía no tenemos el título oficial, pero, ¿Quién dice que en unos meses si sos oficialmente mi wacha?

Reí por el tono que tomaron las mejillas del pelirrojo, que eran más fuertes que su pelo.

Tomando café con sus ojos celestes clavados en la ventana y su mano en mi pierna, me di cuenta que sin importar donde, como y con quienes, si Dilan estaba, todo estaría bien.

-Te quiero, Dil.-Añadí.

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✧Ángel ↦Dillom✧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora