'29.||Culpas.

1.7K 141 50
                                    

FINAL de maratón.

???

Las olas chocaban con la costa, el clima helaba y no podía evitar pensar en quienes amaba, en quienes había dejado atrás. ¿Si los extrañaba? Por supuesto, no podía evitar entristecerme con las despedidas pero más me dolía haber desaparecido evitándolas. No sabía que hacía, las cartas ya no las escribía ni leía, mis únicas señales de vida eran los pedidos de vidas a través de Facebook para el Candy Crush Saga. No quería volver, porque volver implicaba recordar, y deseaba que mi mente continuara anestesiada con el aire gélido de las mañanas frente a las olas llenas de blanco y azul, las miradas de aquellos que había dejado atrás a veces se clavaban en mi memoria y en mi corazón como dagas, las más filosas, las más hirientes.

No podía evitar sentirme un poco triste por haber dejado todo atrás, pero era lo que debía. Dejar todo atrás y resurgir de mis propias ruinas como un fénix.

No me veía bien, lo tenía claro. Tampoco tenían mucho que ver quienes pasaban por mi lado, realmente no era una persona alegre ya, antes si lo había sido, pero ya no quedaba nada de aquella alma contenta, ahora sólo tenía recuerdos de aquello, simplemente vivía en mi pasado.

Apoyé las manos en el barandal de aquél puente en el que pasaba las mañanas hasta que la gente venía y el ambiente se hacía insoportable, cerré los ojos para después respirar hondo, ¿Era ésto lo que quería y necesitaba? ¿Acaso ésto tenía perdón? ¿Estaba en lo correcto o en la completa equivocación? ¿Ésto era lo que sentía o sólo un capricho?

Mis ojos cansados me delataban, me dolía saber que algunas cosas fueron como arena en mi vida, que se escurrieron en mis dedos antes de que yo pudiese hacer algo. Mi alma estaba cansada, no era feliz porque recordaba, y creo que el recuerdo es lo peor que tiene una persona. Esa habilidad de ser feliz o triste con escenas que se repiten en tu mente sin detenerse ni una vez.

Quise buscar un nuevo inicio, y terminé haciendo de otro drama mi existencia. Quise ser feliz, pero sabía que si volvía más infeliz sería, porque acá algunos olores y situaciones disparaban mis recuerdos, pero allá sería absolutamente todo.
El café, el cielo, todo me hacia recordar algo de mi pasado.

A veces revisaba las redes sociales, no podía creer como el tiempo avejentaba sus ojos avellana, y como el mismo había cambiado la sonrisa de aquella persona que conocí algún día, yo había desaparecido, él ya no estaba y el mundo seguía.

Me parecía cruel, ¿Había algo más duro que la palabra cruel? Porque si lo había, sería la expresión adecuada para éste pensamiento. Cruel no, horrible, doloroso, triste, molesto... Como el tiempo no te esperaba, debías correr a su ritmo. Si el mundo corría corrías, si el mundo caminaba caminabas, pero jamás se detenía. No tenías tiempo para calmarte y llorar, ahogar las penas y respirar, porque te quedabas atrás. Yo había decidido parar yéndome lejos, pero ni así se detuvo.

La gente nace y muere, se enamoran y desenamoran, perdonan y se ofenden. Pero jamás se detenían, veía tan pocas personas disfrutando de lo que tenía y tantas como yo envidiando aquello que habían perdido que me sentía fuera de sí, como si yo lo hubiese perdido por mi culpa. Tal vez fue así, quizás tuve que tardar más tiempo atando sus pequeños cordones las primeras veces, o tomando su mano. Más tiempo viéndole correr por las praderas con su barrilete, y menos tiempo recalcando sus errores, pero sabía que había hecho buenas personas, y entendía que tal vez ellos no me entenderían, que tal vez un día me canse de ésta absurda pero llenadora soledad (o éso creía), quizás no me perdonarían nunca o tal vez yo nunca volviera, ¿Quién les juzgaría?

Me aferré a mi chaqueta verde esmeralda, con sorpresa y la nariz helada al notar que el viento cada vez estaba más tranquilo pero el aire seguía helado, ¿O quizás el frío lo llevaba yo? Eran muchas preguntas, demasiadas las que tenía y tan pocas respuestas, que intentando crear las faltantes obtenía más sobrantes, que intentando rellenar vaciaba e intentando alegrar entristecía.

Me sorprendía el ver como cuando uno está roto los colores viven más, el humo se hace más gris y el cielo se ve más fuerte. Quizás el estar roto te hace detenerte y valorar las pequeñas cosas inconscientemente, como yo, que pensaba montón de cosas con la mirada clavada en el horizonte y en el rosáceo cielo. Pensaba en algunos de los que antes me amaban, en cómo les gustaría estos lugares. Y las personas que vivían en mis recuerdos correrían llenando de colores vivos éste puente blanco, algunos sonreirían limpiando las lágrimas que mis ojos estaban dejando escapar.

Extrañaba el calor de una casa con personas, y estaba harto de la cabaña que estaba helada. No por ausencia de fuego, si no por sobrante soledad.

Estaba cansado de mí, de mi maña de sentirme eterno y de huir. No había sabido defenderme de los errores del pasado y menos luchar contra la sombra de la muerte que había llamado mi puerta, pero lo único para lo que servía era para arrepentimientos, se me había pasado la vida arrepintiendome.
Primero de pequeñeces, «¡Tendría que haber comprado aquello cuando estaba más barato!» Y ahora, de cosas gigantes, «Tendría que haberlos abrazado más fuerte la última vez.» De todas formas, siempre me arrepentía o quejaba de lo que hacía mal o siquiera había hecho, pero nadie me entendía, ni siquiera yo.

Había derrochado demasiado tiempo enseñando la perfección, enfocándome solamente en los "sobresaliente" que festejando aquellas virtudes que ellos poseían, siempre había sido duro, y mas cuando en los últimos años el alcohol me entibiaba las venas y me nublaba la razón. Siempre los había culpado por todo, por no haber hecho los deberes o haber dejado tirada la ropa por la habitación, y jamás me había culpado a mí por nunca tener tiempo, por nunca haber notado sus virtudes.

El tiempo ya no sería un problema, ahora tenía demasiado para culparme por aquello que no disfruté ni festejé, demasiado para condenarme para toda la eternidad.

✧Ángel ↦Dillom✧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora