'38.||Joaquín - Rodrigo.

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Joaquín.

-¡Yo nunca les pido nada!-repitió Rodrigo, haciendo que en mi cabeza pasara la idea del homicidio. Pero era mi mejor amigo, así que no podía asesinarlo.

-Si lo haces-respondió Nicolás, en su silla giratoria.-Y lo haces todo el tiempo.

-Si me hacen ese favor, yo no pido nada mas por...-quedó pensando un momento-una hora.

-Eso es poco, y ni siquiera lo aguantarías-respondí, con una mueca divertida en mi rostro.

-Eu, con una hora me estoy arriesgando-rodó los ojos.

-¿Por qué tanta necesidad de ir a una cafetería?-pregunté.

-Las mejores galletas de la ciudad-insiste.

-No son sólo galletas, ¿No?-preguntó Nicolás, haciéndome mirar fijamente a Rodrigo. Él jamás se demostraba tan interesado por nadie.

-No, obviamente no son sólo galletas-bufa y vuelve a mirarlo;-Son LAS galletas-remarcó y reí por lo bajo.

-Está bien...-suspiro.

-¿Enserio?-se notaba el brillo en sus ojos. Asentí y Nicolás me miró confundido.

-Pero Nicolás también viene-me levanto lentamente para acompañarlo a aquella cafetería y Nicolás bufa.

-Pésimo servicio, incluirme en tu excursión de harina.-Rueda los ojos.

Después de algunos kilómetros en auto, los cuales recorrimos hablando de temas sin importancia o escuchando música, llegamos a la famosa cafetería. Rodrigo se acomoda el pelo, y bajamos. Se notaba que estaba nervioso.

Nos sentamos en la primera mesa junto a la ventana que vemos, no había mucha gente pero tampoco estábamos solos. Algunas mesas estaban ocupadas alrededor nuestro. Se acerca una moza, la cual tenía bucles extraños en el cabello castaño, casi rubio y pecas esparcidas sobre la nariz.

-Hola, bienvenidos-sonríe-¿Qué van a pedir?-pregunta y su mirada se desvía a Rodrigo.-¡Rodri!-exclama dándole un abrazo.-Perdón, eso fue poco profesional-ríe tímida y yo lo miro a mi amigo con duda.

-En un ratito te decimos, Lola-sonríe. La chica asiente y se marcha, Nicolás y yo lo miramos atentos.

-"¿Sólo galletas?"-preguntó burlándose de su amigo.

-Sólo galletas-se puso un poco rojo.

Quentin.

Casi nunca era tomado enserio, y sobre todo por mi culpa. Mi parte torpe, despreocupada era sólo un papel para intentar evitar que en realidad, era todo lo contrario, que todo me preocupaba.

Me levanté y fui al balcón de la tienda. Desde el mismo podía ver la playa un poco lejos, pero la veía. Prendí un cigarrillo y le di una calada, ¿Cuánta presión tenía que tener, para que lo que tengo trizado se parta?
Hace mucho tiempo que no me sentía bien, simplemente había dejado de encajar. En la familia, con mis amigos, en todo.

-¿Siempre estás perdido?-preguntó acercándose a la barandilla, haciendo que sus bucles dancen una música imaginaria.

La miré y sonreí.-Sí.

Ella me miró, imitando el gesto.

-No pensé que nos encontraríamos de nuevo-mentí.

-¿Cómo que no?-preguntó.-Los otros trabajadores te delataron, venís todos los días. Y yo no sé si son sólo por las galletas tus ganas de venir.

Sonreí, me había descubierto.-Tenes razón, y no es solo por las galletas.

Ella me miró-trabajo acá, pero no había estado porque mi hijo se enfermó y me dieron licencia.

-¿Tenes un hijo? ¿Cómo se llama?-pregunté.

-Sí, se llama Mateo-sonrió.

-No tengo hijos pero me encantan los niños, si querés algún día lo llevamos a la plaza-sonreí, la estaba invitando a salir sin ser tan obvia la invitación.

-Es chiquito, tiene un año solamente-añade-pero podemos ir sólo nosotros algún día.-Sonríe, me sentí un ganador.

-Por supuesto-respondí.

📌puro relleno porque quiero que disfruten lo que les queda de calma.

✧Ángel ↦Dillom✧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora