Prefacio

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El terror corrió por mis venas como hielo.

Las facciones de los seres a mis costados cambiaron, y por primera vez en todo este tiempo parecieron coincidir en algo.

En que era nuestro fin.

Nuestro tiempo se había agotado. Las estrategias se nos habían terminado. Los planes que teníamos estaban acabados. Ya no nos quedaba nada más.

El ángel y el demonio se miraron, y un brillo de complicidad se vislumbró en las pupilas de ambos. Porque si algo sabíamos, era que ninguno de nosotros podía sobrevivir sin el otro. Las diferencias ya no existían.

El destino estaba decidido.

O luchábamos todos, o moríamos en el intento.

EtéreoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora