CAPÍTULO 6

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Mi pelo está envuelto en mis dos brazos cuando Carlos entra, sin llamar por supuesto, a mi habitación haciéndome que me sobresalte y que tire de la vieja camiseta todo lo que puedo. Le miro, aún medio dormida, aunque tiro de la sábana para terminar de cubrir mis piernas.

−Tu hermana te espera abajo para que la acompañes al colegio.

Se queda de pie unos minutos inmóvil, mirándome, después sale hacia el pasillo dando sonoros pasos. Entonces es cuando me levanto y cojo ropa de mi armario, metiéndome en el baño y dándome una ducha que no dura más de cinco minutos. Bajo rápidamente, donde veo a Cris desayunando junto a Carlos.

−¿Y mi madre?

−Se ha ido ya a trabajar.

La voz de Carlos ahora es más normal, nada comparada a cuando se enfada. Ignoro cuando me habla, y sigo preparando la mochila pequeña de Cristina, donde le meto un pequeño sándwich que le preparo en nada.

−Desayuna algo.

Las palabras de Carlos me sorprenden. Aunque no lo suficiente.

−No, gracias.

Desayuna tú con los huevos, capullo.

Cojo el jersey del ropero de la entrada y llamo a mi hermana desde la puerta, que ya está abierta. Y no tardamos en salir por esta. Sin caminar mucho, no tarda en salir el otro por detrás de nosotras.

−Cuando le dejes en clase, te quiero aquí.

Sus palabras me hacen gracia, mucha gracia.

−Tampoco tengo muchos lugares donde ir, ni gente con la que irme.

Me falta llamarle con algún insulto, pero no lo voy hacer porque es lo que quiere, y no delante de mi hermana. Así que sigo caminando, sin girarme, en ningún momento hacia atrás.

−No me deja estar contigo. ¿Qué ha pasado?

La pregunta y palabras de mi hermana también me sorprenden.

−No es por nada cariño, solo están enfadados por una tontería. Cuando seas más mayor te lo contaré todo y nos reiremos las dos, que lo sepas.

Ella sonríe mostrando sus pequeños dientecitos.

−¿Es por tu novio otra vez?

−No es por Mathias. Tú no te preocupes por eso ¿sí? Todo va muy bien.

Rápidamente llegamos al colegio y tira de mi mano para que me ponga a su altura y besa mi mejilla. Rápidamente se deshace de mi mano y corre por todo el patio hasta juntarse con sus amigas, que le esperan y cuando llegan la arropan con un abrazo, cosa que me encanta.

−Está súper grande.

La voz grave y masculina que aparece por mi izquierda me hace sobresaltarme a la derecha, alejándome de donde procede.

−Lo siento, no era mi intención asustarte. No sé si te acordarás de mi, soy...

−Rafael, sí. Me acuerdo de ti.

Me acuerdo de ti, de cuando me empujaste haciendo que cayera por unas escaleras en mi primer año de instituto, aunque si te he reconocido es por tus llamativos ojos verdes y que son difíciles de no recordarte por ellos, porque sí fuese por tu pelo... Ahora lo llevas largo, rozando tus hombros.

Él sonríe y seguidamente mira hacia el grupo donde está mi hermana y sus amigas, donde uno de ellas le saluda con una enorme sonrisa, esta le acompaña tirándole un beso y él hace como que lo coge, cerrando el puño, y pegándolo a su mejilla.

HEY, VECINO. {COMPLETA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora