CAPÍTULO 34

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Cris pasa lo que queda de tarde en el salón conmigo, cuando ha tocado a mi habitación con detenimiento he tenido miedo de que Carlos hubiese hecho alguna de las suyas, pero no era así. Hemos bajado al salón y no había nadie, no sé en qué momento ha podido salir de casa ni porqué, pero sí es así, me puedo imaginar hacia donde ha podido ir: al bar. Preparamos una cena para mi madre, que no tarda en llegar cuando recién la sacamos del horno. Ella se sorprende bastante y mientras Cristina ve la televisión, una vez que ha cenado mi madre aprovecha para hablar conmigo, momento que aprovecho para decirle mi primera conversación del día con Carlos.

−Sonia, yo no he dicho que quiero que dejes de ver a...

Le interrumpo.

−Lo sé, me lo imagino. Pero mamá, es que no quiero dejar de verle. Hoy, me ha traído a Mathias a casa, ¿ves eso normal? Quería que hablara con él o yo que sé qué.

−¿A... Mathias?

Asiento con la cabeza. Por lo que veo a mi madre le pilla tan de sorpresa como a mí cuando le he visto entrar en mi habitación.

−Por lo visto han hablado y le ha dicho que nos vio con Alex. Y bueno, después me ha dejado a solas con él en la habitación, no sé para qué porque se ha ido al momento, y ya no he vuelto a ver a Carlos; ha desaparecido.

Mi madre coge mi mano por encima de la mesa y me hace clavar mis ojos en ella, que me mira con una sonrisa. Qué guapa es...

−Esta noche no quiero que salgas de tu habitación, hablaré con él y...

−¡No! No quiero que hables con él, sé como acaban estas charlas y no.

Mi madre ríe con fuerza, soltando mi mano y echándose hacia atrás en su silla.

−Cariño, no pasa nada. Solo quiero que pase lo que pase...

−¡No! No quiero.

Estoy harta de esa frase: Quiero que pase lo que pase no vengas, no salgas de tu habitación, y sobre todo, no llames a la policía.

Me levanto de la silla, decidida a dejarla allí plantada ante su puta cabezonería. Pero coge mi muñeca.

−Llévate a tu hermana, se ha quedado dormida en el sofá.

Asiento y le hago caso. Voy al salón y la cojo en peso, subo con ella hasta su habitación y la tiendo con mucho cuidado en su cama, cubriendo hasta mitad de su cuerpo por último, deposito un beso en su frente y apago la pequeña luz que he encendido para evitar que tropezara con alguno cosa que Cris ha podido dejar desperdigado por el suelo de su habitación.

Cierro la puerta con cuidado pero esta se confunde con el gran portazo que viene de la puerta de mi casa.

Oh, no...

Vuelvo a abrir la puerta rápidamente y cojo, de nuevo, a mi hermana en peso. Esta vez hace algún gruñido pero le tranquilizo con mi voz mientras la tumbo en mi cama, y empiezo a buscar mis cascos por todos lados y termino poniéndoselos a mi hermana, de nuevo con el móvil de mi vecino. Rápidamente, intento mover la cama, sin hacer mucho ruido, hacia la puerta, por si acaso decide pasar. Unas manos me ayudan, levantándola más y quitándome mucho más peso a mí: Alex.

−¿Ha pasado algo?

Niego con la cabeza.

−Acaba de llegar a casa, creo que va borracho. Ahora hablará con mi madre y...

Me encojo de hombros.

Estoy tan cansada de tener que hacer esto cada vez que... ¡Joder!

HEY, VECINO. {COMPLETA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora