Ya estaba tardando en llamarme.
−¿Qué pasa, Mathias?
Me dejo caer en la cama.
−¿Sales hoy?
Su pregunta me hace reír, aunque lo disimulo mordiéndome el labio.
−¿Me estás llamando, en serio, para esto?
Su respuesta no tarda en llegar.
−Sí. Hace tiempo que no hablamos, ni nos vemos... Quiero verte.
Hay una cosa que me diferencia de las chicas de las que se rodea Mathias, y es que yo no le bailo el agua.
−Ya, pero yo no.
−¿Esto es que hemos terminado?
Su tono parece bajar.
−¿No estaba lo suficientemente claro? Si no llega a ser por el chico que apareció cuando me estabas forzando a entrar al coche, ¿qué hubiese pasado?
Me giro a un lado de la cama, esperando su respuesta.
−Solo quería hablar, So. Que subieras al coche para hablar con tranquilidad.
−Nos hemos visto en esa misma situación hasta tres veces, Mathias. Mira, no quiero acabar mal ni mucho menos, aunque contigo... Han sido más malos momentos que buenos pero al fin y al cabo, te he querido y ha sido casi un año de relación.
Su grito me asusta y me corta.
−¡No! No se ha acabado Sonia. Yo quiero seguir con esto. Lo siento, lo siento de verdad.
−La que lo siente soy yo.
Sin una palabra más, cuelgo. Rápidamente apago el teléfono y lo dejo en su lugar, donde estaba antes, sobre mi mesita. Es lo bueno de no tener amigos, no vas a esperar ninguna llamada, no vas a esperar ningún mensaje.
Escucho el ruido de la puerta de la calle, alguien cierra con fuerza. Silencio. Al poco rato escucho la voz de mi madre hablar con Carlos, de algo que no logro entender muy bien.
Espero a que sea la hora de ir a recoger a Cristina y justo cuando salgo me topo con mi madre, la cual recuerdo el tema del escritorio. Me acerco de nuevo a ella.
Mi madre es una tía alta y delgada, casi siempre lleva su pelo largo recogido en un moño o una coleta, debido a su trabajo en el bar del pueblo de al lado. Es rubia y su tono de piel es blanco, más bien tirando a paliducho, pero es una mujer realmente hermosa.
−¿Has llamado para arreglar mi escritorio?
Ella me presta toda su atención mientras frunce el ceño.
−Hoy no he tenido tiempo cielo, si te molesta sácalo fuera.
Casi corto sus palabras con las mías.
−Ya estaba fuera, pensé que lo habías llevado...
−Quizás lo ha llevado Carlos.
Exploto en una risa.
−Lo ha tirado. Increíble.
−Eh cariño, no creo que lo haya tirado. Sabe que no nos podemos permitir uno nuevo y que tú lo necesitas. Después se lo digo, ahora ve y recoge a tu hermana.
−Déjalo, no le digas nada.
Intento relajarme. No quiero que mi madre empiece una pelea que se cómo va a terminar.
Una vez en casa, con Cris, nos sentamos en la mesa junto a mi madre y con Carlos. Hoy el día está relajado, aunque a toda calma le persigue una tormenta.
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HEY, VECINO. {COMPLETA}
ChickLitCuando mi mayor problema era Mathias, me deshice de él. Aún así me persigue a día de hoy. Cuando supe que otro de mis problemas era mi padrastro, intenté evitarlo a toda costa. Aún así, él me buscaba sin importar las consecuencias. Estos dos, junt...