CAPÍTULO 10

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Quizás llevamos más de media hora hablando cuando el tema de mi 'maravillosa' familia vuelve a aparecer.

−Dime algo, ¿qué tiene tu padrastro contigo?

Su pregunta me hace perder la sonrisa.

−Como... ¿Cómo qué que tiene?

−Sí... Está siempre ¿enfadado?

Ambos estamos apoyados en la baranda. Él se ha encendido un cigarro que está acabando ya, y justo miro sus ojos que están clavados en mí. Puedo ver, con toda claridad, sus palabras y su atención tan sincera, que tengo la necesidad de hablar de esto con alguien, con alguien como él. Con él.

−Es alcohólico. No le puedo echar todas las culpas al alcohol porque a veces ebrio también ha sido agresivo, verbalmente...

Su voz me corta.

−¿Solo verbalmente, no?

Sus ojos se fijan en mí, esperando la respuesta a esa pregunta. Asiento con la cabeza antes de continuar:

−Sí, solo verbalmente. A veces, incluso con lo que eran mis amigos o hacia mí, delante de ellos. He pasado vergüenza en lugares públicos, mi colegio, en parques, en ferias. Por eso intento no salir con nadie.

−¿No sales con tus amigos?

−No tengo amigos, Alejandro. He ido deshaciéndome de cada uno de ellos o ellos mismos se han ido alejando de mí cuando han visto el percal que tenía en casa. Es que tú no sabes lo que hay aquí dentro, en serio... Hay veces, en las que tengo miedo.

Me pongo recta mientras niego con la cabeza, apoyo mis manos sobre la madera y juego con mis dedos. Creo que nunca me he abierto con nadie, quizás con él al ser más desconocido me cuesta menos pero ni siquiera he conseguido hablar con esta tranquilidad con Mathias.

−¿Por qué miedo?

−En el instituto me metió en líos con algunos de los padres de los que eran mis compañeros, a raíz de eso, me hicieron la vida más imposible aún dentro de clase. Y también, metió en líos a los padres de Mathias, el chico con el que salía, el de la otra noche. Por eso, intento salir y que él me vea con la menos gente posible a la que hacer daño o poner en mi contra.

−¿No tienes ninguna amiga?

−Sí, una. Vive a kilómetros de aquí, en otro lugar de España. Pero no suelo hablar mucho con ella. Conoce todo lo que hay en mi casa pero... No sé, no la quiero meter en follones con Carlos.

−Sonia, yo...

Le miro y le intento sonreír cuando alza su cuerpo hacia mí.

−No, no me vayas a decir que no tenías ni idea o lo que se suelen decir en estos casos. Es normal, y no pasa nada.

Él sonríe.

−No entiendo cómo puedes decir que eres una aburrida. Tu vida es una novela, y de las buenas.

Suspiro abriendo mis dos ojos, después aprieto mis labios antes de relajarlos para hablar.

−Alex, no salgo, no tengo amigos, no tengo vida social. Mi vida se ha resumido en estudiar, estudiar y estudiar.

−Por lo menos has estudiado. Yo tengo que seguir con el negocio de mi padre cuando lo termine...

Se queda callado, como si no quisiera continuar hablando del tema.

−¿Tu padre vive contigo?

−No, él vive en Italia. Viene un par de veces cada mes como mucho. Es un hombre ocupado. Tu madre está... ¿divorciada?

HEY, VECINO. {COMPLETA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora