CAPÍTULO 21

141 28 11
                                    

Mis padres ya han salido desde esta mañana temprano, donde Alex y yo nos hemos escondido en la habitación para que no nos vieran aún en el balcón, donde hemos pasado toda la noche hablando. Saqué una manta y eso fue con lo que nos abrigamos los dos cuando empezó a refrescar al amanecer. Volvió a salir el tema de la fiesta, Alex empezó a hablarme de cuando comenzó a tratar a las chicas de esa forma tan asquerosa. Todo empezó cuando apareció una chica de la que él se pilló de tal forma que ambos se fueron juntos a vivir cuando llevaban un mes de relación, y también, le compró un coche. Sus padres se enfadaron con él porque todo esto vino como de repente, al igual que esa chica, aunque él no hacía demasiado caso a las advertencias de sus padres sobre no gastarse más dinero en esa relación, Alex dejó de hablarle a su familia: su padre y su madre. Una tarde, al llegar de la universidad, Alejandro se encontró a esa chica con dos de los que eran sus amigos. No pudo sentir más rabia que casi mata a uno de esos chicos a puñetazos mientras que su novia le gritaba que no solo se había follado a esos dos chicos, sino que sus idas y venidas, eran continuas y con otras personas diferentes. Gracias a la ayuda de su padre y otras personas, Alex se libró de entrar en la cárcel y tuvo que hacer algunas actividades para sustituir eso. Desde entonces, comenzó ser un auténtico capullo con las tías y hacer lo mismo que le hicieron a él: usarlo.

−¿Eso para qué es?

Cris vuelve a hacer la misma pregunta, esta vez cogiendo un destornillador con su mano sin escayola. Alex la observa, mientras sostiene el pestillo contra la puerta, con una sonrisa coge la herramienta.

−Sirve para esto. Atenta.

Hace su acción. Mi hermana le mira entreabriendo la boca.

−¡So, Alejandro hace magia!

No puedo evitar no soltar una carcajada haciéndome que suelte la cama y caiga de culo en el suelo. Aún así río más mientras tomo la parte baja de mi espalda y Alejandro suelta el destornillador girándose hacia mí. Mi hermana comienza a reír conmigo.

−Pero que torpe eres, Timothy.

Alex rasca su nariz intentando disimular una risa.

−¿Quién es esa Tinony?

Vuelvo a explotar en una risa, esta vez Alex me acompaña y mi hermana nos mira frunciendo el ceño.

−¡Oye! ¡No tiene gracia, no le pillo el chiste! ¡Me voy a comer!

Sin decir nada más sale de la habitación con cara de enfadada, uno de sus enfados de broma. Alex se acerca a mí y me mira, aún estando desde el suelo. Pone sus dos manos, juntando sus dedos hasta formar un cuadro: encuadrándome en medio de estos, mientras cierra un ojo y me mira por su figura. Mi idea de ponerme los vaqueros y otra camiseta esta mañana mientras él iba a por sus cosas a casa, ha sido buena idea.

−Que pose, estás para pintarte.

Me levanto casi sonrojada. Y vuelvo a coger la cama, esta vez de uno de los lados.

−Anda Mike, ayúdame a moverla.

Se coloca al otro lado y antes de mirar la cama, me observa a mí y sonríe.

−¿Me dejas a mí solo?

−¿Es una pregunta o me lo estás ordenando?

Pongo mis brazos en jarra.

−Un poco de ambas, pero más de la segunda. Ponte al lado de la puerta.

Le obedezco y le veo correr la cama a unos escasos metros de mi ventana, girándola a su vez.

−¿Te acuerdas de donde, y como, estaba puesta mi cama?

−Aquí queda mejor. Tu habitación es grande, puedes poner la cama como quieras. A mi me gusta más así, si no te gusta la puedo cambiar.

HEY, VECINO. {COMPLETA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora