He tenido que soportar el careto de Carlos esta mañana mientras ambos preparábamos el desayuno ante la atenta mirada de mi madre, que parece que le soltó una buena charla anoche y no tiene pinta de haber tenido consecuencia alguna. Cristina está absorta en su cuenco de cereales y cuando me siento junto a ella en la mesa con mis cereales, me mira y sonríe mostrando sus pequeños dientecitos blancos, a lo que yo le devuelvo el mismo gesto.
Mi madre habla sobre el trabajo que tiene acumulado estos días y se queja de que hoy podría haber adelantado mucho sí no fuese festivo. Carlos intenta decirle, con buenos modales para no llamar demasiado la atención, claro está, que no pasa nada y que ya tendrá más tiempo de organizarse. Hoy se ha levantado de buen humor el idiota este, así que he decidido seguir el rol de no hacerle ni puto caso, exceptuando a cuando sea vitalmente necesario. Cuando me he levantado le he visto besar a Cris en el pasillo así que supongo que a ella se le ha tenido que olvidar o pasar por alto lo que pasó, no la culpo, es solo una niña. He bajado a la cocina, ya vestida con lo primero que he pillado y me he encontrado a mi madre que no ha tardado mucho en decirme que no actúe como una borde. Vamos, que deje mi mala hostia, la de siempre, a un lado.
El timbre suena y Carlos me mira de una forma automática, mientras echa algo a su boca, quiere que vaya yo pero hago caso omiso de sus estúpidas miradas y sigo comiendo mis cereales tranquilamente. Cuando se digna a levantarse, mi madre le pone la mano deteniéndolo para indicarle que va ella, y sonriente, sale de la cocina dejándome a solas con él y con Cris.
−Claro pasad, pasad.
Es lo único que se llega a escuchar antes de que la puerta se cierre. A los pocos segundos aparece Paula tranquilamente y sonriendo con un bonito vestido largo floral, es preciosa. Detrás de esta aparece Alejandro, que entra todo lo contrario a su madre: con gesto serio y con las manos metidas en sus vaqueros largos negros, la primera vez que le veo con algo tan... ¿Ajustado?
Miro mi reflejo en la cuchara que tengo en la mano, y vaya pelos... La dejo dentro el plato y miro a Carlos, que después de dirigirme una severa mirada, se levanta sonriendo. Cris sigue desayunando sentada junto a mí, y yo doy por finalizado mi desayuno.
−Pero sí estáis desayunando, ¿hemos venido en mal momento?
Se acerca a Carlos y se pone junto a él, este sonríe y niega con la cabeza pero para cuando va a responder lo hace mi madre.
−Que va, no te preocupes Paula. Podéis sentaros.
Paula se adelanta pero Alex coge su mano, que suelta rápidamente. Mi mirada se clava en ese gesto duro de la suya.
−Mamá, ya tendréis tiempo para hablar.
Alejandro analiza la escena con detenimiento y le sonríe a mi hermana, seguidamente a mi madre y después se detiene en Carlos que alza las dos cejas y sigue hablando, esta vez contando el motivo de esta visita sorpresa:
−Mi padre quiere hablar contigo, tiene un puesto para ti.
Después los ojos de mi vecino se clavan en los míos e intenta sonreírme pero mi gesto de sorpresa entreabriendo mi boca parece no hacerle demasiada gracia, cosa que a mí tampoco me hace su noticia.
Mi madre se adelanta hacia ellos con una sonrisa y agarra la mano de la mujer que también está sonriendo.
−¿De verdad?
La madre de mi amigo sonríe.
−Sí Begoña, de verdad. Mi marido ha aprovechado este día festivo aquí para hacer un viaje y vernos, llegó anoche tarde; le hemos comentado esta misma mañana la situación de Carlos y bueno, hemos tenido la idea de invitaros a un lugar maravilloso no muy lejos de aquí.
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HEY, VECINO. {COMPLETA}
Chick-LitCuando mi mayor problema era Mathias, me deshice de él. Aún así me persigue a día de hoy. Cuando supe que otro de mis problemas era mi padrastro, intenté evitarlo a toda costa. Aún así, él me buscaba sin importar las consecuencias. Estos dos, junt...