Mientras que Rafael y su hermana pedían. Mi hermana y yo discutíamos como si no hubiese fin por cómo funcionaba el juguete que le había tocado dentro de su Happy Meal. A cabezona, no le gana nadie.
No tardan mucho en incorporarse a nosotras, Rafael y su hermana. Este toma asiento en el sillón junto a mí y frente a su pequeña. Miro hacia mi hermana, que centra sus ojos en mi brazo frunciendo el ceño, después clava sus ojos en mí, para que mire también hacia donde los lleva: de nuevo mi brazo derecho. Lo hago con lentitud, con miedo de que sea algún bicho extraño. Pero no, es un cardenal bien marcado por tres largas líneas: los dedos de Carlos. Trago saliva mientras lo miro durante unos segundos y llevo la vista mi hermana, le sonrío y niego con levedad, intentando que no se alarme y ella sonríe con timidez. Rápidamente, empieza a hablar con su amiga y deja de prestarme atención.
Ni si quiera me había dado cuenta. Mi piel, quizás ya se ha acostumbrado a ellos a causa de tantos...
−Sonia, el otro día... Sé que nos interrumpió tu padre. Pero...
Rafael me saca de mis pensamientos mientras me llevo una patata a la boca. Giro mi cabeza hacia él y le interrumpo:
−Padrastro.
−¿Qué?
Él frunce el ceño, sin saber muy bien a que me refiero.
−Ese tío que salió de mi casa, es mi padrastro.
Él abre la boca como si fuese a decir algo casi al momento, pero no lo hace, al contrario, mira su comida durante unos segundos antes de volver a mirarme a mí:
−En todo caso, yo solo quiero que sepas que lo que te decía de salir un día de estos... Iba en serio.
Mastico mi hamburguesa. Por un momento pienso en pasar de él, pero joder, no soy tan mala. Eso, y que no puedo callarme ante nada:
−Oye Rafael...
−Rafa.
Su corrección me hace mirarle, cojo una servilleta y aprovecho para mirar a mi hermana que sigue absorta en su conversación con su compañera. Vuelvo a dirigirme a él.
−Rafa. No creo que tú y yo salgamos a ningún lado. No te lo tomes a mal, pero no suelo salir mucho de casa. Además, no es que tenga esa confianza contigo para salir a tomar algo. Esto, estar aquí contigo, ahora... Es por mi hermana y la tuya, nada más.
Me observa durante unos segundos y después vuelve a su comida. Quizás he sido demasiado directa, tanto que no me dirige la palabra en lo que nos quedamos comiendo. A veces, interrumpimos a nuestras hermanas y decimos algo sobre su conversación de niñas pero nada más. No pienso que Rafa haya cambiado, al menos, no del todo. Las personas como él, de abusivas, no cambian nunca, solo saben disimular de una manera estupenda.
−Podrías venir a mi casa algún día a jugar, Cris.
Cris me aprieta la mano. Sabe que Carlos no la dejaría ni en broma, lo sabe también que le da rabia, rabia que me mata por dentro a mi también. Mi hermana solo le dedica una sonrisa mientras asiente con la cabeza levemente. Miro hacia el frente, intentado no pensar en las restricciones de Cris como las mías, me encuentro con los ojos de Rafa puestos en mí. No era suficiente que comieran con nosotras, sino que también tienen que pillar el mismo autobús de vuelta a casa. Mis ojos no se apartan de los suyos, nunca le he mantenido la mirada así, siempre se la evitaba o la retiraba. Pero ahora estos ojos están llenos de valentía y seguridad ante personas como él. Rafael no tarda en dejar de mirarme pero en cambio, dice algo para todas:
−Nos bajamos en vuestra parada y os acompañamos a casa, chicas.
−¡Sí!
Su hermana no tarda en corroborarle.
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HEY, VECINO. {COMPLETA}
ChickLitCuando mi mayor problema era Mathias, me deshice de él. Aún así me persigue a día de hoy. Cuando supe que otro de mis problemas era mi padrastro, intenté evitarlo a toda costa. Aún así, él me buscaba sin importar las consecuencias. Estos dos, junt...