CAPÍTULO 19

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Cris que parece ser, ha escuchado los golpes a mi puerta y parte de las voces, entra en mi habitación casi en sigilo y ve a Alex, que está moviendo mi cama, tan lentamente que apenas hace ruido. Cierro la puerta y me dejo caer de nuevo en ella.

−¿Qué haces aquí? A Carlos no le va a gustar.

Mi hermana apenada advierte a mi vecino, que le mira y sonríe.

−Carlos no se tiene que enterar de esto, pequeña.

Mi hermana se acerca a mí, aún sin entender muy bien el porqué está en mi habitación.

−Alejandro me ha ayudado a tener la puerta cerrada para que Carlos no pasara. Lo que no sé, es que está haciendo ahora con mi cama.

Nuestros ojos se clavan en los del chico. Que sigue moviendo la cama con mucho cuidado.

−Eso mismo. Voy a pegar la cama a la puerta, así, no podrá abrirla.

Me levanto e intento ayudarle, en silencio por si escuchamos de nuevo los pasos de Carlos. Cuando terminamos de hacer presión, con el mueble, sobre la puerta, Cris se sube en la cama y se introduce entre las sábanas. Observo a Alex, mientras que él hace lo mismo conmigo, aún apoyados en la madera de los pies de la cama, sentados en el suelo.

−Yo soy más de Malditos Bastardos.

No puedo evitar sonreír al recordar la conversación de antes de salir a por Cristina a su habitación, cuando le he dicho que me gustaba Pulp Fiction.

−Siento lo de la noche de...

−No, sí tenías razón, trato a las tías como...

La cabeza de mi hermana aparece por encima de nosotros, desde la cama, susurrándonos:

−¿Es tu nuevo novio?

Miro a Alex y él a mí, después reímos y los dos pronunciamos al unísono un no rotundo. Mi hermana apoya sus brazos, uno aún con la escayola ahora pintada, en la madera de la cama y frunce el ceño:

−¿Sois solo amigos?

Su pregunta me hace levantarme y tomarla en mis brazos hasta tumbarla por completo en la cama y volver a taparla.

−Venga Cris, duérmete. Mamá llegará en nada, y si estás dormida te quedarás en mi cama esta noche.

Beso su mejilla y ella sonríe asintiendo con la cabeza, se pone de lado y mira hacia el ropero. Después, me vuelvo de nuevo hacia Alex y le hago un gesto para que salga conmigo fuera, él niega con la cabeza mientras me acerco a mi balcón.

−Esta noche me quedo aquí. Duérmete.

No puedo evitar soltar una carcajada, la cual corto porque me da miedo haber reído lo suficientemente fuerte.

−No pienso dormir mientras que tú estés en mi habitación.

Él se pone en pie y me mira cruzando sus brazos mientras se acerca a mí. Su gesto es duro.

−¿Y yo? ¿Crees que te voy a dejar aquí, con tu hermana, después de haber visto a ese tío así de agresivo? Ni de coña.

−¿Por qué haces esto?

Mi voz suena como si empezara a quebrarse. Al contrario que la suya:

−Lo haría cualquiera.

Miro hacia otro lado, después hacia la cama. Mi hermana ahora sí que está dormida mientras abraza un cojín.

−Sonia, lo que te quería decir antes... He tratado a las tías como una mierda... Rodrigo y yo... Parte de lo que te dijo tenía razón, pero no pensaba hacer eso contigo, es que ni de coña. Quiero que sepas que soy as...

La puerta de mi casa se cierra retumbando el suelo de mi habitación. Los dos guardamos silencio y mi hermana se incorpora en la cama. Mi madre no cierra la puerta de esa forma, aunque poco después empiezo a dudar de sí ha sido ella porque su voz empieza a acercarse a la planta superior, pero se detiene. Me temo lo peor, y lo peor no tarda en hacerse notar. Un fuerte golpe de algo caer en el suelo, se escucha desde donde estamos, un sonido que conozco a la perfección. Busco en el cajón del fondo del ropero, busco el móvil que Alex me dejo y conecto mis cascos, que están sobre la mesita, me acerco a Cris y se los tiendo.

−Ya sabes.

Alex sigue mis paso y coge mi muñeca, girándome hacia él.

−¿Qué ha sido eso?

Empujo su cuerpo fuera, hacia el balcón. Estoy segura de que puede ver que mi cara tiene mil y una pena reflejada en su interior.

−Vete a casa, por favor.

Él me coge de los dos hombros y me detiene.

−No pienso moverme de aquí, dime que ha sido eso.

Otro golpe, esta vez ya es más fácil de identificar para ambos. Miro a Alex y sé perfectamente lo que tengo que hacer.

−Te quedas aquí con Cris.

Mi hermana, aún incorporada en la cama, nos mira aunque estoy segura de no nos escucha. Pero cuando me acerco a la cama, para moverla, su mirada se clava exclusivamente en mí, solo hasta que Alex se pone en el lado contrario.

−Alejandro, quítate.

−Dime que está pasando. No te voy a dejar salir sí no me lo dices.

Un quejido de mi madre me hace sobresaltarme, acompañado de otro golpe.

Esta vez es Alejandro el que aparta la cama e intenta trepar por esta hasta mí, intenta abrir la puerta pero la cierro de golpe, haciendo un ruido tremendo, tanto que el llanto para. Alejandro vuelvo a echar la cama rápidamente al sentir los pasos subir las escaleras.

−No digas nada, por favor.

−Prométeme que me vas a contar todo, y no lo hago.

Silencio mientras él me observa. Mi hermana también lo hace, ya no lleva los cascos, debe de estar flipando con la situación.

Al tocar la puerta, me sobresalto y asiento rápidamente con miedo antes de preguntar quién es.

−¿Cariño?

La voz de mi madre tiembla.

−Mamá...

−¿Por qué la puerta no se abre? ¿Qué te ha hecho Carlos?

La mirada de Alex se posa sobre mis piernas desnudas que tiemblan delicadamente. Por su pregunta, sé que Carlos no está con ella. Me imagino que habrá pasado lo mismo de siempre: a un cierto límite se desmaya por la cantidad de alcohol que lleva en el cuerpo.

−Estoy bien. ¿Tú... ¿Lo estás tú?

−¿Y tu hermana?

Pongo los casco de nuevo a Cris, mientras le miro con una sonrisa, intentando no derrumbarme delante de ella.

−Está aquí, escucha música con mis cascos. Mamá...

−No salgas de tu habitación, cariño. Mañana tengo que ir con Carlos a un sitio, pero volveremos por la noche. Sí sales, vuelve para las nueve.

−Pero mamá... ¿Estás bien?

−No te preocupes, sí estáis bien vosotras a mi no me pasa absolutamente nada. Descansad, ¿sí?

Sus pasos alejándose de mi habitación hasta escuchar la puerta de su habitación me dejan en la más absoluta tranquilidad. Miro a Cris, tumbada en la cama. Después mis ojos se clavan en Alex. Creo que después de tanto, después de todo lo que ha hecho, y está haciendo por mí, se merece una explicación. Aunque todo esto conlleve una serie de consecuencias, o no.

HEY, VECINO. {COMPLETA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora