CAPÍTULO 24

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Las palabras de mi madre se repiten mientras veo la escena. Alex besa, o devora, el cuello de esa chica mientras la coge de sus dos piernas, sobre su puerta. No quiero admitirlo, y creedme, me duele al decir que justo cuando pega el cuerpo más al de ella, con bastante agresividad, se rompe algo en mi interior. No quiero decir que sea algo emocional pero sí  quizás lo sea sentimental, quizás había algo en mi interior que me decía que no iba a volver a ver un Alex así, aunque solo quizás eran mis deseos y mis ganas de no verle en esa tesitura.

Bajo por el otro lado de mi cama y meto el pie en la caja de cartón al levantarme, con la mala suerte de que caigo al suelo. Le doy una patada a la caja y cae encima de mi cama, vuelvo a alzar el pie para darle otra patada de rabia y en un movimiento de la caja veo que hay algo, algo escrito. Me acerco donde se ha quedado la caja y miro en el interior, en el cartón del fondo veo escrito con su letra ilegible y en mayúsculas:

AÚN ME DEBES UN BAILE, TIMOTHY.

Le vuelvo a dar una patada y esta vez la caja se abre por varias de su alas de cartón.

Este tío es un imbécil. Así es como se divierte ahora que no tiene preocupaciones encima.

Cojo el plato que me ha traído mi madre y pincho un par de veces, después lo saco y lo dejo a un lado de la puerta de mi habitación. Paso de encontrarme ahora mismo con nadie, y sobre todo si es Carlos. Parece algo antisocial por mi parte hacia la de mis padres, realmente lo es, pero lo prefiero así.

Vuelvo a pasar y me dejo caer de nuevo en la cama, no tengo sueño y cojo mis cascos y el móvil de Alex para poner música desde YouTube. Y es entonces cuando pasa, un anuncio en mi lista de reproducción cesa todo el ruido que salía de mis aurícula y en el que escucho varios golpecitos cerca. Quito con cuidado un casco y esos golpes siguen constantes y repetitivas veces. Me incorporo antes de quitar el otro y con la vista en la puerta, observo que no hay ninguna sombra. Entonces los golpes vuelven a escucharse. Me giro asustada hacia el balcón y veo una sombra sentada cerca de la ventana. Aparto la cortina y me asusto tanto como Alex al vernos el uno con el otro, nuestros ojos asombrados se miran antes de que yo abra con cuidado una de las hojas dejando que este pase, solo lleva un pantalón de pijama, tiene que estar helado. Se arrastra hasta subir en mi cama, donde se sienta en el otro borde.

−No puedo dormir.

−Eres muy considerado viniéndome a despertar a mí.

Me dejo caer de nuevo en la cama, dándole la espalda.

−Llevo viendo la luz de tu móvil como un cuarto de hora.

Me giro hacia él, incorporándome y frunciendo el ceño.

−¿Cuánto tiempo llevas ahí fuera?

Él niega con la cabeza.

−He perdido la cuenta cuando ha pasado ese cuarto de hora.

Cuando él se gira hacía mí, me decido a hablar aunque él no tarda en cortarme.

−Alex...

−Sonia, he sido un autentico imbécil. No me entero cuando una chica está agobiada, no sé diferenciar cuando es ironía o no lo es. No quiero dejarte sola, ni ahora ni nunca, quiero que sepas que no estás sola en esto joder, y tengo la sensación de que no te lo hago saber lo suficiente como para que te des cuenta.

−Eres la única persona que me está demostrando que quiere seguir a mi lado, pase lo que pase.

Él alza un ceja sonriendo levemente con la mirada clavada en una de mis manos, apoyadas sobre el colchón.

−Está Mathias.

−Alguien que esté totalmente cuerdo.

Termino sonriéndole.

HEY, VECINO. {COMPLETA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora