Miro a mi alrededor, Carlos está detrás de mí y mi hermana, a mi lado. Los demás están frente a nosotros, mirándonos.
Me he quedado en shock pensando en lo que podría pasar si me pillan con otro teléfono y ni siquiera sé si están esperando una respuesta.
−Estudia psicología, ahora se está especializando en infantil.
Mi madre es la que me salva con una sonrisa y su respuesta.
−Sí, lo siento. He terminado la carrera y ahora estoy a punto de terminar la especialización en infantes.
−¿Y tú, Alejandro? ¿Estudias?
Que Carlos socialice con alguien que acaba de conocer, sobre todo, siendo joven, me sorprende.
−No señor, trabajo.
Eso sí que me sorprende. Es su madre la que continúa:
−Ayuda a su padre en una empresa que tiene en...
−Italia.
−Y... ¿Se puede saber de qué?
Qué coño le importará a este tío, sí él no da palo al agua.
−Nada importante, piedras con las que fabrican mobiliario, para que lo entiendan...
Su madre termina la conversación sobre el tema. Se le nota nerviosa y que no le gusta hablar del tema, quizás solo son impresiones pero...
−¿Y usted, señor? ¿Se dedica a algo?
La pregunta de Alejandro me pilla tan desprevenida a mí, como a el mismo Carlos.
−Por aquí no hay mucho trabajo, es complicado y bueno, está buscando algo...
Es mi madre la que contesta a la pregunta, siempre sonriendo.
−Quizás, si hablamos con Alberto, mi marido, podamos buscarle algún puesto. Pero seguramente, tenga que mudarse.
Miro a Alejandro y niego lentamente con la cabeza mientras apoyo mi codo, como disimulo, sobre la mesa.
−Eso sería... Maravilloso.
El sumun de mis sorpresas: la respuesta de Carlos. Hoy todavía no me he despertado y parece que estoy soñando. O quizás, alucinando.
−Bueno, pues cualquier cosa, sé donde vivís. Adiós preciosas, espero que os gusten las galletas.
Alejandro nos dedica una sonrisa a mi hermana a mi antes de girarse por completo hacia mi madre, a la cual le sonríe con otra de sus miradas cómplices. Cuando la madre de este, sale de nuestra casa, él se gira hacia Carlos para despedirse:
−Muy bonita su casa, señor. Espero que cuide tan bien de ella como cuida de sus dos preciosas hijas y su hermosa mujer.
Cuando pienso que le va a tender la mano este la aparta y la lleva a su pelo, sacudiéndolo. Este sale sin mediar una palabra más con él. Me hace sonreír mientras miro hacia debajo de la mesa, para que no me vea hacerlo. Cuando levanto la vista, mi madre me observa, pidiéndome seriedad y a la misma vez, frunciendo el ceño. Carlos se gira hacia nosotras:
−Este chico es un maleducado.
Su respuesta me hace alzar las dos cejas.
Habló la vaca y dijo mú.
−Carlos, es joven.
−Y un maleducado.
Añade de nuevo él, volviendo a recalcar el calificativo mientras lleva la vista hacia mí, como esperando a que yo añada algo. Y sí, lo hago, pero no lo que él quiere escuchar:
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HEY, VECINO. {COMPLETA}
ChickLitCuando mi mayor problema era Mathias, me deshice de él. Aún así me persigue a día de hoy. Cuando supe que otro de mis problemas era mi padrastro, intenté evitarlo a toda costa. Aún así, él me buscaba sin importar las consecuencias. Estos dos, junt...